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La Biblioteca Nacional entra en la era digital
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LA NUEVA DIRECTORA DE LA INSTITUCIÓN ANUNCIA LA CREACIÓN DE UN DEPÓSITO LEGAL DE DOMINIOS

La Biblioteca Nacional entra en la era digital

Casilla de salida para Ana Santos Aramburo, nueva directora dela Biblioteca Nacional de España. Casi dos meses después de haber reemplazado a Gloria Pérez Salmerón –último

Foto: La Biblioteca Nacional entra en la era digital
La Biblioteca Nacional entra en la era digital

Casilla de salida para Ana Santos Aramburo, nueva directora dela Biblioteca Nacional de España. Casi dos meses después de haber reemplazado a Gloria Pérez Salmerón –último eslabón de la etapa Zapatero-, la responsable de uno de los grandes navíos culturales españoles está dispuesta a darle la vuelta como un calcetín. Ante la prensa ha analizado paso a paso las pretensiones de su mandato y agradeció el nombramiento a José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura. Curiosamente, el propósito más llamativo de la última directora de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Madrid revela el atraso que acumula la institución: en 2013 el buque insignia del papel apuesta por el conocimiento que se crea en internet.

“El conocimiento se difunde desde la Red y la Biblioteca Nacional debe ser depositaria de todo lo que se produce en ella”, explicó Ana Santos. La idea inicial es crear un almacenamiento de contenidos digitales, para su preservación y difusión. “Esperemos que las leyes no vayan por detrás de la realidad, que siempre la superan”, apuntó. Se harán varios barridos al año para seleccionar aquellos dominios referentes al conocimiento de la creación. La labor se hace en colaboración con la iniciativa Red.es. El año pasado se hicieron tres recolecciones de dominios que tratan este tipo de artículos.

“Estamos en un mundo de continua innovación tecnológica, en el que hablamos de contenidos y no de soportes. La música, el arte, la literatura, se genera, se almacena y se difunde a través de las redes. Nosotros debemos ser los depositarios de lo que se produce en la Red”, añadió sobre la nueva posición que toma la institución.

Según contó la directora este registro de dominios culturales creados en internet funcionará como un depósito legal, para el que se elabora en estos momentos un real decreto que ponga en marcha este depósito de almacenamiento de contenidos digitales. Aseguró que las bibliotecas europeas ya contemplan este panorama que garantiza la protección y difusión del saber.

El dinero es lo de menos

Ana Santos, profesional con más de 30 años a sus espaldas, que ya trabajó en la casa en el área de las actividades culturales, llega con buenos proyectos y buenas palabras. Pero sin dinero. Reconoció que la Biblioteca Nacional ingresa el 1% del presupuesto que recibe del Estado. “Es bajísimo”, de ahí la necesidad de la elaboración de una ley propia, como la del Prado y el Reina Sofía, para la búsqueda del dinero de los patrocinadores.

Reconoció que todavía no se ha sentado con los responsables del Ministerio de Hacienda para evaluar los límites presupuestarios de su institución y el detalle de la ley que determinará el futuro de la institución. A propósito de ésta apuntó que el borrador está bastante avanzado, pero quiere definirlo mucho más y, lo que es más insólito, consensuarlo con la comunidad bibliotecaria: “Sólo el consenso la hará sólida”.

Aventuró un plazo tan precario para su finalización que era más un llamamiento a los que agilizan los trámites parlamentarios: “Estará lo antes posible”. Es una herramienta imprescindible para devolverle la vida a la Biblioteca Nacional y para definir su papel y funciones del futuro. “Esta casa necesita una ley propia y un estatuto derivado. Es un reconocimiento necesario y político”, dijo.

Gastar mejor

Santos confesó que debe volver a ilusionar a las 500 personas que trabajan a sus órdenes, en un momento clave de la Biblioteca Nacional. “Es muy importante tener recursos, pero mucho más es saberlos utilizar”. Desde su llegada el ahorro ha llegado a los suministros básicos, como la luz, el teléfono y la calefacción. Ahorrar sin perjudicar un servicio público de calidad.

En este sentido, quiere conseguir que el visitante sea también patrocinador a través del micromecenazgo. “Abiertos a toda la ciudadanía”, pero hasta que la ley de Mecenazgo no se desarrolle todo serán buenas palabras y buenas expectativas, como la de pensar que la compra del patrimonio bibliográfico –esencial para hacer crecer las colecciones de la Biblioteca Nacional y la conservación de incunables- pueden ser objeto de mecenazgo. Sólo el Ministerio de Hacienda bajará los sueños a la cruda realidad.

En el discurso de Ana Santos hay un centro capital: la ilusión. Suplir la falta de recursos con la ilusión. “La cultura sirve también para recuperar la ilusión. En estos momentos, la cultura es lo que nos salva”. Y en un plano más concreto, su dirección se centrará en difundir las colecciones propias, en liderar la mejora del sistema bibliotecario con normas que sirvan de referencia para el resto y almacenar cada vez menos papel de periódicos. Pretende llegar a un acuerdo con los diarios para conservarlos en su formato digital. “Cada año entra menos papel, porque el depósito legal de los periódicos ha disminuido. Sólo digitalizamos nuestras colecciones, que están libres de derechos y se pueden consultar en la red”, especificó.

La directora adelantó algunas exposiciones cerradas para 2015, lo que no especificó es que las cerró su antecesora en el cargo. Destaca, sobre todo, una muestra para 2015 Beatos de la Morgan Library de Nueva York. A finales de este año se hará una conmemorativa dedicada a la Real Academia de la Lengua.  

Casilla de salida para Ana Santos Aramburo, nueva directora dela Biblioteca Nacional de España. Casi dos meses después de haber reemplazado a Gloria Pérez Salmerón –último eslabón de la etapa Zapatero-, la responsable de uno de los grandes navíos culturales españoles está dispuesta a darle la vuelta como un calcetín. Ante la prensa ha analizado paso a paso las pretensiones de su mandato y agradeció el nombramiento a José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura. Curiosamente, el propósito más llamativo de la última directora de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Madrid revela el atraso que acumula la institución: en 2013 el buque insignia del papel apuesta por el conocimiento que se crea en internet.