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Los juguetes y la arquitectura, amigos inseparables
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LOS CAMPOS DEL JUEGO Y LA CONSTRUCCIÓN COMPARTEN UNA HISTORIA CONJUNTA

Los juguetes y la arquitectura, amigos inseparables

Hay un barrio en la ciudad de Berlín que alberga nada menos que 30 castillos. Su creador, el arquitecto Gustav Lilienthal (1849-1933), construyó unas villas unifamiliares

Hay un barrio en la ciudad de Berlín que alberga nada menos que 30 castillos. Su creador, el arquitecto Gustav Lilienthal (1849-1933), construyó unas villas unifamiliares a imagen y semejanza de los lego de entonces. No se trata de una casualidad, sino que “Los castillos de Lichterfelde” se levantaron utilizando como referencia los juguetes de construcción que el mismo Lilienthal había inventado en 1877. Los míticos ladrillos de piedra Anker Steinbaukasten alcanzaron en su época un éxito mundial propio de la globalización actual y aún hoy se incluyen en el estilo de juguetes que recomiendan los pedagogos. Pero si algo ponen de manifiesto los Anker y su creador es la relación intrínseca que ha mantenido la arquitectura moderna con los juguetes de construcción. Ambos sectores se han inspirado mutuamente y así lo ha querido reflejar el escultor y arquitecto Juan Bordes en Historia de los juguetes de construcción (Cátedra), un libro en el que muestra además su colección de más de 500 juguetes antiguos y modernos de este tipo.

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Al pobre de Gustav Lilienthal es más fácil encontrarle a través de la figura de su hermano Otto, uno de los pioneros de la aviación, junto con el que patentó los juguetes de piedra. Además de los mencionados castillos, en otra zona de Berlín Gustav diseñó un sistema de casas desmontables, al estilo de las prefabricadas de hoy, de nuevo basadas en las piezas de los Anker.

El pedagogo que impulsó los juguetes de construcción

El momento álgido de los juguetes de construcción coincide con el comienzo del movimiento de renovación de la arquitectura, apunta Bordes en su libro. Y el nexo de todo ello fue Friedrich Fröbel (1782-1852), el profesor que creó los jardines de infancia. También conocido como "el pedagogo del Romanticismo", Fröbel diseñó unos bloques de construcción geométricos que utilizaba como materiales de juego educativo. Fröbel supuso el inicio de un modelo de enseñanza y estableció el juego como método esencial en la edad preescolar. Sus piezas forman parte, sin saberlo, del juego de muchos niños en la actualidad. Cualquiera de los cientos de juguetes de piezas que hoy se puedan ver en las tiendas o catálogos clasificados como educativos, están basados en los creados por el alemán.

Los Regalos Fröbel son probablemente los primeros juguetes educativos -por definición- de la historia

Los Regalos Fröbel, como los llamó el propio autor, son probablemente los primeros juguetes educativos -por definición- de la historia. Se trataba de una serie de piezas sencillas, elaborados con madera, de formas geométricas y pintados con colores primarios y que tenían como objetivo promover la exploración directa de los niños e inducir su creatividad. Además de sentar precedente en la industria juguetera, que empezó a explotar comercialmente las construcciones, el creador de los kindergarten fue un referente para los arquitectos modernos.

Algunos años después de su muerte, en Estados Unidos, un niño llamado Frank Lloyd Wright (1867-1959) creció jugando con los Regalos Fröbel. Por entonces no sabía aún que esas piezas iban a ser la fuente de su vocación profesional, pero así lo reflejó posteriormente en su biografía. Wright, considerado uno de los grandes maestros de la arquitectura moderna, se empapó de los manuales froebelianos y transmitió, en sus construcciones, figuras “de un sorprendente parecido” a las piezas del pedagogo, según detalla el libro de Bordes.

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En la mayor parte de los casos es el mercado juguetero el que traslada a un formato más sencillo las estructuras entre las que caminamos a diario. Pero el ejemplo de Wright es uno más de entre los “muchos juguetes que se han adelantado e inspirado a la arquitectura”, asegura Bordes. Es más, su hijo John confirmó que el juguete de construcción es la expresión minimalista de las edificaciones reales, pues utilizó de referencia proyectos de su padre para diseñar juguetes constructivos

Alguna de sus creaciones llega hasta nuestros días: Playskool le compró la Lincoln Log, creada en 1918, e hizo de esa cabaña de madera (reconvertida en plástico en los 70) uno de los juguetes estrella de la multinacional durante muchos años. Pues bien, el citado juguete, reflejo de las ancestrales cabañas, según el propio John Wright vino realmente inspirado por un proyecto desarrollado por su padre: el Segundo Hotel Imperial de Tokio (1923) y su estructura antisísmica. La Lincoln Log resultó ser producto de un viaje del pasado al presente de su autor.


La vuelta a la sencillez de los clásicos

Si la industria juguetera creció exponencialmente a la par que la arquitectura se renovaba, las crisis también han reflejado un vínculo entre ambos dominios. En la depresión económica mundial producida tras la caída de la Bolsa de Nueva York en 1929, muchas de las fábricas que cerraron y cuya actividad era la producción de materiales de construcción se renovaron en forma de juguete. Aprovecharon el momento y sus conocimientos para reciclar toda esa materia prima que había dejado de tener utilidad.

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Ya en un mundo más cercano al actual, los años 70 y 80 mostraron de nuevo una vuelta a lo clásico. Fue una época de “mucha experimentación” conestructuras lineales ligeras en la que aparecieron muchos juguetes “de poco éxito” pero que también seguían esa linealidad. Esa tendencia acompasaba el postmodernismo contemporáneo, “nostálgico de lo antiguo”, asegura el autor.

Hoy parece que Lego domina el mercado de los juguetes de construcción, pero el libro recoge imágenes de otras tantos ejemplos, entre los que destacan los magnéticos y los metálicos, los que más éxito consiguen en la actualidad. Aunque si te trata de hablar de lo último, Bordes alude a las aplicaciones móviles y los juegos informáticos que simulan la construcción de edificios. “Aunque el contacto con el juguete es lo bonito”, apunta. La última tecnología de los juguetes de construcción la muestran los luminosos Laser Peg, en cuyo interior albergan lámparas LED.

La evolución es palpable, pero el objetivo se mantiene: estimular la investigación de los niños a través de nuevas formas. En la historia del juguete se han dado múltiples ejemplos de juegos de construcción de éxito, pero “pocas marcas se dedican exclusivamente al juguete de construcción”, explica Bordes. Aunque no es algo exclusivo de la industria, explica. Sólo el Museo de Arquitectura de Washington y el de Canadá han mostrado colecciones de este estilo, dos únicos ejemplos en el mundo de entender el juguete como elemento arquitectónico, exceptuando el “intento” que ha hecho el escultor, como él lo define.

Hay un barrio en la ciudad de Berlín que alberga nada menos que 30 castillos. Su creador, el arquitecto Gustav Lilienthal (1849-1933), construyó unas villas unifamiliares a imagen y semejanza de los lego de entonces. No se trata de una casualidad, sino que “Los castillos de Lichterfelde” se levantaron utilizando como referencia los juguetes de construcción que el mismo Lilienthal había inventado en 1877. Los míticos ladrillos de piedra Anker Steinbaukasten alcanzaron en su época un éxito mundial propio de la globalización actual y aún hoy se incluyen en el estilo de juguetes que recomiendan los pedagogos. Pero si algo ponen de manifiesto los Anker y su creador es la relación intrínseca que ha mantenido la arquitectura moderna con los juguetes de construcción. Ambos sectores se han inspirado mutuamente y así lo ha querido reflejar el escultor y arquitecto Juan Bordes en Historia de los juguetes de construcción (Cátedra), un libro en el que muestra además su colección de más de 500 juguetes antiguos y modernos de este tipo.