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El futuro del Museo del Prado se acerca a la privatización
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AMPLÍAN HORARIOS Y SUBEN EL PRECIO DE LAS ENTRADAS

El futuro del Museo del Prado se acerca a la privatización

"No vamos a convertir el museo en un fenómeno comercial", declaraba en 2003 el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza. Ocho años después, el giro

Foto: El futuro del Museo del Prado se acerca a la privatización
El futuro del Museo del Prado se acerca a la privatización

"No vamos a convertir el museo en un fenómeno comercial", declaraba en 2003 el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza. Ocho años después, el giro que está tomando la pinacoteca le acerca cada vez más al modelo americano. Un modelo en el que prima la financiación 100% privada y que por tanto prioriza la obtención de recursos económicos.

Zugaza reniega de esta posibilidad y explica la tendencia que están tomando muchos museos europeos, buscando “un modelo mixto (combinación del europeo –público- y el americano –privado-) que les permita, sin renunciar a la aportación que hace la Administración, tener un ámbito de responsabilidad mayor en la financiación y gestión del museo”.

En la actualidad, el Museo del Prado es un organismo autónomo (así se establece en el Real Decreto 433/2004), lo que implica una mayor independencia de la Administración. Este hecho, sumado a la actual crisis económica que ha llevado al Ministerio de Cultura a formar parte del Plan de Austeridad 2010-2013, es el que ha impulsado al Prado a poner en marcha nuevas medidas para la captación de mayores recursos económicos y alcanzar así, al final del periodo, el 60% del presupuesto de gasto corriente (lo que significa un aumento de su capacidad de autofinanciación de entre un 10 y un 15%).

Abierto de lunes a domingo por 10 euros

Entre las últimas medidas está la apertura del Museo los siete días de la semana a partir del próximo 16 de enero. Con el nuevo horario el Prado sólo cerrará tres días al año: 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre. Las opiniones sobre esta ampliación horaria no se hicieron esperar: “yo creo que es el futuro, y ojalá sea posible que otros museos lo vayan incorporando”, declaró el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, quien no obstante, alertó de que “se habla demasiado desde el punto de vista economicista. Hay que ir con cuidado para no caer en la trampa de creer que el fin del museo es generar recursos, y que todo lo demás es accesorio. No podemos pensar que un museo es una industria”.

Otra de las herramientas que se ha utilizado desde el Museo para aumentar los ingresos es la subida del precio de la entrada (implantada el pasado 4 de septiembre), que se ha traducido a la existencia de  una única modalidad de acceso individual a un coste de 10 euros, pero que incluye la posibilidad de visitar las colecciones temporales.

Hasta el momento, los visitantes del Museo del Prado tenían dos opciones de acceso: la primera, a un precio de siete euros, permitía ver la colección permanente. La segunda incluía las exposiciones temporales, por lo que el precio del billete ascendía a 10 euros. Con esta decisión, el patronato elimina la primera modalidad, e impulsa el papel de las exposiciones temporales dentro de la pinacoteca. Una política, que supone el tercer gran mecanismo para el aumento de ingresos.

Codo con codo para ver una obra

Si bien es cierto que las exposiciones temporales se han sucedido a lo largo de toda la historia del Museo, nunca ha sido tanta la relevancia mediática que éstas han tenido. Esto es así, porque muchas de las muestras ajenas a la colección permanente responden al denominado modelo blockbuster (exposiciones diseñadas para la captación de la máxima cantidad de público posible) y, además, generan controversia por no adecuarse a la línea cronológica que corresponde al Prado (hasta 1881, coincidiendo con el nacimiento de Picasso). Un ejemplo claro y actual es la recientemente inaugurada exposición .El Hermitage en el Prado, en la que se espera una ingente cantidad de visitantes dada la relevancia cuantitativa y cualitativa de las obras expuestas.

También internacionalmente se están llevando a cabo exposiciones blockbuster. La realizada en la Tate Modern de Londres: Gauguin: Forjador del mito, suscitó una gran polémica ante las numerosas quejas de muchos de los asistentes que no pudieron disfrutar de la muestra en condiciones adecuadas ante la masificación de visitantes que hubo.

Otro aspecto a destacar de la masificación de la cultura, es la presencia de un público general, no especializado -que entiende la visita al museo como una actividad social y de ocio-, que exige a las instituciones una variada oferta de actividades complementarias que ayuden a la mejor comprensión del discurso expositivo. En este sentido, el Prado acompaña la exhibición procedente de San Petersburgo de un conjunto de actividades extraordinarias dirigidas a mejorar la difusión y conocimiento de la misma. Este hecho merece el reconocimiento a la institución, al tiempo que contrarresta el creciente interés del Prado por la obtención de mayores ingresos.

En cualquier caso, esta nueva política de gestión, alabada por unos y criticada por otros, no parece estar perjudicando al Museo (que al contar con una colección de carácter público nunca podía llegar a privatizarse). De momento, el soberano, es decir, el público, está respondiendo de forma más que positiva al proceder del Museo del Prado, por lo que sólo queda desear que así siga siendo.

"No vamos a convertir el museo en un fenómeno comercial", declaraba en 2003 el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza. Ocho años después, el giro que está tomando la pinacoteca le acerca cada vez más al modelo americano. Un modelo en el que prima la financiación 100% privada y que por tanto prioriza la obtención de recursos económicos.