Los excesos vitales de Kate Moss llegan al teatro

La vida de Kate Moss es paradigma de los brillos y las miserias del mundo del show business. Icono de belleza, musa de la autodestrucción, marcadora de tendencias... Puede que los tiempos hiperconectados tengan mucho que ver, pero pocas modelos han tenido la relevancia en la cultura popular de la de Croydon. Ahora su historia puede dar una vuelta de tuerca más y convertirse en el próximo éxito del West End londinense. Si hacemos caso a la noticia publicada por el sensacionalista Daily Mirror Jamie Hince, novio de Moss, está preparando el libreto para una obra teatral que cuente la vida y hazañas de la maniquí.

 

La trama concreta que Hince ha escrito no se conoce, pero teniendo en cuenta las tradicionales reacciones de los tabloides ante muchas de las actitudes vitales de Moss la polémica está servida. Ella parece haber aprobado la idea, que también cuenta con el visto bueno del empresario Philip Green, con el que la modelo ha emprendido uno de sus negocios más exitosos, una colección de ropa para la cadena Topshop. Los más preocupados son, según el rotativo británico, sus amigos famosos.

Aunque entre Hince y Moss haya algo más que la tradicional relación entre musa y artista, la llegada de la figura de la modelo al teatro sólo es la última de una larga lista de creaciones artísticas que sin circunscribirse a la moda la toman como referencia. Más allá del chisme la figura de Moss merece un repaso: aparte de ser maná para diversos estudios culturales e investigaciones sobre la influencia social del estilo en los tiempos contemporáneos, es icono de múltiples artes.

En 2006, tiempo después de que el nombre de Moss fuera convertido por los tabloides en sinónimo de degradación moral tras haber sido filmada consumiendo cocaína y compartiéndola con unos amigos, el salinger del stencil Banksy la warholizó en un retrato que se vendió en Sotheby’s por más de 50.000 libras.

Por mucho más dinero, hasta casi seis millones de libras, se subastó el cuadro que el cotizado Lucian Freud elaboró de Moss. Pintado mientras ella estaba embarazada, el retrato la representa a tamaño real yaciendo sobre una cama y con la cabeza ladeada. Sin embargo, con el paso de los años el artista ha llegado a renegar de su obra, explicando que no había funcionado y que a veces se “enfadaba muchísimo con ella” por sus continuos retrasos a la hora de posar.

Gerald Laing, artista pop que desde los años 60 ha retratado a figuras de la industria del espectáculo, incluyó a Moss en una serie de pinturas sobre estrellas actuales en 2007, aunque los cuadros más radicales con ella como modelo son los de Stella Vine. La pintora británica, adscrita al movimiento estuquista que en el premio Turner siempre reivindica el retorno del arte a lo figurativo, saltó a la fama en 2004 con una serie de retratos de la princesa Diana. Los cuadros de Moss, que combinan la imagen con textos, hacen alusión entre otras cosas al asunto de la cocaína.

La sublimación más espectacular de su belleza áurea es la que llevó a cabo Marc Quinn. El escultor creó en 2008 la mayor talla hecha en oro desde los tiempos del antiguo Egipto con una Kate Moss contorsionista que cruzaba sus piernas a la espalda. La pieza, de una naturalidad tan inalcanzable como el misterioso encanto de la modelo, fue exhibida en el Museo Británico.