Michael Jackson, la niñera, el médico y la enfermera

El médico personal de Michael Jackson, Conrad Murray, quedó en libertad y libre de sospecha este domingo tras el interrogatorio de tres horas al que le sometió la policía. La portavoz del doctor, Miranda Sevcik, asegura que Murray respondió a "todas y cada una de las preguntas" realizadas por los agentes que trabajan por esclarecer los motivos de la repentina muerte del cantante. A medida que pasan los días, personajes menores –algunos desconocidos hasta ahora para el gran público– ganan relevancia. Convertida la muerte del protagonista Jackson en el capítulo final de una vida novelada por los medios, llega la hora de que los secundarios de esta historia muestren sus cartas.

 

La familia del artista, que se muestra muy activa, sigue preguntándose por qué estaba Jackson en la cama en el momento en el que tenía que realizársele la reanimación cardiopulmonar, según quedó registrado en la llamada de auxilio hecha a los servicios de emergencia desde la casa del Rey del Pop. Esa maniobra debe efectuarse con el cuerpo de la persona sobre una superficie dura, un conocimiento que para la familia de Jackson se presupone en un médico, especialmente cuando es cardiólogo, y que ha hecho que mantengan sus dudas sobre la actuación de Murray.

Sin embargo, según fuentes del diario Los Angeles Times los agentes, tras una entrevista en la tarde del sábado que duró varias horas, no hallaron motivos de alarma para dudar de la praxis del doctor de Michael Jackson que sugirieran que se habría cometido algún tipo de delito alrededor del suceso. Fuentes de la web TMZ, que dio la primicia del fallecimiento de Jackson el jueves, indicaron que la policía llamará también para prestar declaración al doctor Tohme Tohme, amigo y representante de Jackson durante mucho tiempo, en relación con una posible "conexión indirecta" con la prescripción de narcóticos al cantante.

Varios medios de comunicación aseguran que Michael Jackson consumía habitualmente Demerol, Dilaudid y Vicodin, tres fuertes calmantes, una combinación a la que, según TMZ, el propio cantante habría denominado "tónico de salud".

Una historia de secundarios

A falta de semanas para conocer los resultados definitivos de las pruebas toxicológicas –esos mismos por los que Liza Minelli dice que “se armará la de Dios”– la vorágine informativa de las webs de cotilleos y de los canales de información 24 horas por un lado, y por otro el buscado cuarto de hora de fama de quienes tangencial o directamente tuvieron que ver con su vida o su muerte de algún modo, tenemos el caldo perfecto para encontrarnos mil historias que ampliarán la leyenda épica sobre el cantante que crece minuto a minuto.

Este domingo fue la Grace Rwaramba, que trabajó 17 años para Michael Jackson y ejerció de niñera de sus tres hijos, quien desveló sus secretos al dominical londinense The Sunday Times. De acuerdo con la niñera, el creador de Moonwalker era a los fármacos y en los últimos tiempos había aumentado su contacto con la secta islámica heterodoxa Nación del Islam. La dosis de morbo escatológico también está incluida: Rwaramba asegura que en repetidas ocasiones tuvo que "bombear" el estómago del artista después de éste hubiera consumido un cóctel de medicamentos.

De acuerdo con el relato ofrecido por la cuidadora, Jackson habría vivido los últimos meses controlado por el grupo religioso-político con sede en Chicago Nación del Islam, una escisión del islam tradicional dirigida a la población negra que tiene controvertidas creencias, como que esta raza es superior, informa la agencia Efe. Jackson habría sido engañado en el precio de la vivienda que tenía alquilada en el exclusivo barrio de Bel Air por el grupo, que también le proporcionaba guardaespaldas y supuestamente había intimidado a casas de subastas que habían tratado de vender sus objetos y a su propietario, Darren Julien. Según ella Jackson la despidió cuando se enteró de que Rwaramba había informado a la madre del cantante de su peligrosa relación con el demerol, un medicamento al que llegó a dedicar una canción en su disco de 1997 Blood On The Dance Floor.

Custodia para la abuela

Precisamente la madre de Jackson, Katherine, que defendió con uñas y dientes la inocencia de su hijo de las acusaciones de abuso de menores y llegó a considerarlas “una campaña racista”, puede pasar de su papel en la sombra a desempeñar uno fundamental en el futuro de la fortuna Jackson, o de la posible ausencia de esta. La ex mujer de Michael Jackson, Deborah Rowe, anunció este domingo su renuncia a reclamar la custodia de los dos hijos que tuvo con el cantante, Prince Michael Joseph, de 12 años, y Paris Michael Katherine, de 11.

Rowe contrajo matrimonio con el cantante tras quedar embarazada de su primer hijo, de acuerdo con las biografías oficiales. La unión duró hasta 1999. Entonces la enfermera, a la que Jackson había conocido a mediados de los 80 en uno de los tratamientos que recibía por su vitíligo, renunció a la custodia de los pequeños. Sin embargo en 2006 había intentado recuperarla, por lo que tras el fallecimiento del artista se especuló con que podría ejercer su derecho llevándose de paso un buen pellizco en concepto de manutención de sus hijos.

Ahora Katherine Jackson tiene el camino expedito para cumplir con su deseo de sacar adelante a los tres niños (el pequeño, conocido como Blanket, nació por el método del vientre de alquiler de una madre desconocida). Otro de los misterios que queda por resolver es qué parte de la herencia estará destinada a la matriarca de los Jackson. Si el cantante hizo testamento lo más probable es que incluyera a su madre entre los herederos. Si no fue así, la ley californiana otorga la herencia directamente a los hijos.