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Armas de seducción masiva
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Armas de seducción masiva

El paciente inglés le confirmó como un autor profundamente sensual capaz de una poética llena de imágenes exactas y fascinado por las historias cruzadas. Un poco

El paciente inglés le confirmó como un autor profundamente sensual capaz de una poética llena de imágenes exactas y fascinado por las historias cruzadas. Un poco de lo que nos dio esta obra premiada con el Booker en 1992 y llevada al cine por Anthony Minghella en el 96, lo ofrece Michael Ondaatje en este apasionado libro de caleidoscópica mirada que seduce al lector desde la primera a la última página: una verdadera arma de seducción masiva. Todo ello a pesar de una estructura algo débil y con una transición entre escenas no del todo lograda.

La historia que narra en esta ocasión el escritor nacido en Ceilán (actual Sri Lanka) en 1943, vierte sus raíces en las pasiones desatadas por un conjunto de personajes conectados entre sí por débiles detalles. Hay en las dos historias principales un progenitor, dos hijas y un objeto de deseo, y una mesa azul que resulta esencial en muchas de sus escenas. Entre ellas fascinan sobre todo las de Coop con Anna y las de Lucien con Marie-Neige, comienzo y final de la obra, no tanto cuando se separan y se recorren sus sendas futuras. Pero no obstante el calado de las imágenes de Divisadero, la quinta novela que realiza dentro de una carrera literaria en la que la poesía ocupa un lugar destacado, es tan profundo que el lector no tarda en sumergirse en su mundos, tan carnales, tan conectados con una naturaleza siempre muy sentida. Y es que no hay duda de que a Ondaatje el terreno de los sentimientos es el que mejor se le da: sus confusiones, sus dudas y sus misterios son plasmadas con sabiduría infinita.

Pero no obstante esta historia desarrollada en su principio en la América profunda, entre caballos, barro y depósitos de agua, le permite demostrar su capacidad para acercarse al realismo sucio con capítulos como el de la época de Coop como jugador de póquer, o la de Claire moviéndose entre moteles cuando emprende su búsqueda. Todo ello sin perder su capacidad de crear interés en el relato que va desarrollando. De esta forma Ondaatje parece poner a prueba todo un arsenal de virtudes sin que quizá una de las más importantes en narrativa, la brindar un esqueleto fuerte a todo el relato -más en este caso en el que hay saltos espacio-temporales-. De ahí que nos quede una sensación de habernos sumergido en un mar de coral en el que nunca llegamos a divisar la orilla.

LO MEJOR: Sus bellísimas imágenes poéticas.

LO PEOR: Su estructura.

El paciente inglés le confirmó como un autor profundamente sensual capaz de una poética llena de imágenes exactas y fascinado por las historias cruzadas. Un poco de lo que nos dio esta obra premiada con el Booker en 1992 y llevada al cine por Anthony Minghella en el 96, lo ofrece Michael Ondaatje en este apasionado libro de caleidoscópica mirada que seduce al lector desde la primera a la última página: una verdadera arma de seducción masiva. Todo ello a pesar de una estructura algo débil y con una transición entre escenas no del todo lograda.