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Rodin al desnudo en Madrid
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Rodin al desnudo en Madrid

El Museo Rodin de París sigue en estrecha colaboración con la Fundación Mapfre. Por eso, tras la muestra dedicada a la escultora francesa Camille Claudel, amante

Foto: Rodin al desnudo en Madrid
Rodin al desnudo en Madrid

El Museo Rodin de París sigue en estrecha colaboración con la Fundación Mapfre. Por eso, tras la muestra dedicada a la escultora francesa Camille Claudel, amante y estrecha colaboradora de Rodin, se inaugura esta exposición en la que este gran escultor francés es el protagonista gracias a una selección de esculturas y dibujos sobre desnudos.

Rodín. El cuerpo desnudo, es el nombre de esta muestra, que hoy se presenta, compuesta por 33 esculturas y 90 dibujos pertenecientes a las colecciones del museo parisino que a partir del 14 de mayo y hasta el 6 de julio se puede visitar en las salas de exposiciones de la Fundación Mapfre en Madrid,

La exhibición presenta, por primera vez en Madrid, las grandes esculturas de Auguste Rodin (La Edad de Bronce, El beso, Manos de amantes, La avaricia y la lujuria, o Balzac, entre otras), en las que se incide en la relación que se establece entre el gran escultor y el cuerpo desnudo. Estas esculturas están acompañadas de una selección de 90 dibujos, a través de los que se analizan las relaciones entre arte, erotismo y desnudez.

La exposición muestra dos discursos paralelos: uno relatado a través de las esculturas y otro a partir de los dibujos. Son dos historias diferentes, inevitablemente conectadas, que cuentan cómo un gran artista transformó para siempre la representación del cuerpo humano. Rodin puede considerarse el último gran escultor, que marca la transición entre los grandes talleres clásicos y las vanguardias históricas. En este sentido, su obra se inscribe en una tradición en la que la representación del cuerpo desnudo constituye el tema fundamental de la escultura.

El escultor de la voluptuosidad

A lo largo de toda la historia del arte, la escultura clásica ha 'des-erotizado' el cuerpo humano a través del canon: al introducir el cuerpo en un “molde” de proporciones, se desmaterializa la carne. Sin embargo, para todos parece evidente que Rodin es el escultor de la voluptuosidad. La tensión que establece entre el desnudo tradicional y la introducción del deseo e, incluso, de una supuesta obscenidad en muchas de sus obras, ponen de manifiesto cómo Rodin subvierte para siempre la tradición clásica del desnudo.

La selección de esculturas que se exponen recorren toda la producción del artista, mostrando las diferentes facetas a través de las que Rodin expresa su fascinación por el cuerpo desnudo. Sin embargo, salvo escasos bocetos preparatorios, los dibujos no aparecen en la obra de Rodin hasta su madurez. Cuando ya ha cumplido los 60 años, Rodin comienza a dibujar de manera casi obsesiva, automática... Observa a las modelos que pasean desnudas por su taller, les pide que se muevan libremente hasta que, de pronto, descubre una pose especial. Entonces, las detiene y las plasma rápidamente en el papel, sin mirar el dibujo, sin despegar la vista de su modelo. En una fase posterior, retoca estos dibujos con toques de aguada, de acuarela. El cuerpo desnudo de la mujer brota entonces cargado de erotismo, dotado de una enorme fuerza que, tal vez, le sea conferida, en parte, por la serena economía de medios con la que el artista concibe estas obras.

Salvo algunos muy concretos, los dibujos eróticos de Rodin no formaron parte de su gabinete privado –de su museo secreto – sino que el artista los mostró con toda naturalidad, confiriéndoles el estatus de gran obra. A partir de 1900, cuando Rodin comienza a realizar grandes exposiciones retrospectivas en las grandes capitales europeas, expone sistemáticamente estos dibujos junto con sus esculturas. Para mostrarlos, diseña unos marcos especiales -que se recuperan para esta exposición–, una ubicación concreta –en la parte baja de los muros, cerca del espectador– y unas sillas muy simples, para que el espectador pudiera sentarse y deleitarse con estos dibujos.

Frente a este discurso situado en los muros de estos espacios, sus grandes esculturas ocupaban, majestuosas, la mayor parte de las salas de exposiciones. La muestra pretende, en parte, recuperar este espíritu.

El Museo Rodin de París sigue en estrecha colaboración con la Fundación Mapfre. Por eso, tras la muestra dedicada a la escultora francesa Camille Claudel, amante y estrecha colaboradora de Rodin, se inaugura esta exposición en la que este gran escultor francés es el protagonista gracias a una selección de esculturas y dibujos sobre desnudos.