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¿Qué libro ha marcado su vida?
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¿Qué libro ha marcado su vida?

Nos lo estaba pidiendo a gritos un día como el de hoy en el que se celebra su bendita existencia. Seguro que muchos de ustedes lo

Nos lo estaba pidiendo a gritos un día como el de hoy en el que se celebra su bendita existencia. Seguro que muchos de ustedes lo tienen claro si les hacemos esta pregunta, pero a otros quizá les sea tan difícil como pedir a una madre que elija a qué hijo quiere más.

Hemos lanzado la propuesta a alguno de nuestros opinadores oficiales y a nosotros mismos, los que hacemos la sección de libros, y este ha sido el resultado obtenido. Un aperitivo que quiere animarles a que a través del foro, y por aquello de que es abril, se mojen de verdad y nos digan cuál ha sido ese libro especial que nunca olvidan.

J. Cacho

ROBINSON CRUSOE / A SANGRE FRÍA, Daniel Defoe / Truman Capote

El hábito de la lectura, la puerta al maravilloso mundo de la Literatura me la abrió, cuando apenas tenía 11 o 12 años, un no menos maravilloso libro que relata las aventuras de un marinero de York, un tal Robinson Crusoe (comprar libro), cuya goleta naufraga en el Atlántico Sur, consiguiendo llegar a nado a una isla, supuestamente desierta, donde se verá obligado a vivir durante años enfrentado a inmensa soledad del YO: hombre en estado puro, en su grandeza y miseria. Todavía tengo grabado en mi mente el recuerdo de aquellos días de verano –calurosos, interminables- en mi pueblo de Tierra de Campos, cuando en el desván de mi casa me tropecé con Crusoe. Cómo no podía ser de otra forma, no tuve más remedio que hacerme marino.

La lista de mis devociones literarias incluye otra obra que, por fuerza, tengo que citar aquí. Se trata de A sangre fría (comprar libro), la inmensa novela-documento de Truman Capote . Si Defoe me enseñó a soñar, Capote me enseñó a escribir. Me enseñó, sobre todo, una cosa que en técnica literaria se llama “ritmo narrativo”, algo que no se aprende en ninguna escuela y que resulta imprescindible cuando uno pretende ponerse a contar sus propias historias. La importancia de A sangre fría en mi vida ha sido tal que, cuando estaba embarcado en la tarea de escribir mis libros sobre las andanzas político-económicas de nuestras evanescentes elites financieras, siempre tenía un ejemplar sobre mi mesita de noche, y todos los días, antes de apagar la luz e irme a dormir, leía varias páginas elegidas al azar de la obra de Capote, como si se tratara de una especie de droga capaz de mantenerme atado a ese sentido del ritmo narrativo que yo pretendía imitar. Nunca lograré pagar la deuda de gratitud que tengo contraída con Truman Streckfus Persons.

S. McCoy

NUEVO TESTAMENTO

Para mí es extraordinariamente sencillo identificar el libro que más ha marcado mi trayectoria vital. Se trata de un compendio que trasciende a sus autores y que el paso del tiempo y su vigencia han convertido en un imprescindible al que recurrir. Una fuente de paz, un remanso de comprensión, un oasis de juicio. De compartir lo que en él se propone me ha venido gran parte de lo bueno que me rodea: mi mujer y mis cuatro hijos, mis mejores amigos, mis más sinceras experiencias. Una compilación que, sin duda, sobrevivirá a sus críticos. Personalmente me ha servido para dar trascendencia a lo cotidiano, relativizar las cosas ante la perspectiva de lo eterno y omitir el hacer juicios distintos de aquellos que haría su protagonista. En definitiva: haciéndome esclavo de sus propuestas, soy cada día más libre. No tiene más libertad el que tiene más senderos que elegir sino el que sabiendo dónde va, elige el camino correcto. Son los relatos que componen el Nuevo Testamento. Más allá de los comprensibles o no prejuicios que puedan tener, les invito a empezar por el Evangelio según San Juan, olvidando su herencia cultural anterior, con ojos de novicio en la materia. A partir de ahí, seguro entenderán muchas cosas. O no, que diría Rajoy.

Federico Quevedo

LA MONTAÑA MÁGICA, Thomas Mann

No sería sincero si les ocultara la enorme dificultad que supone elegir un libro entre cientos para dedicarle unas líneas. Aprendí a llorar con La sombra del ciprés es alargada (Miguel Delibes), a creer con El señor de los anillos (J.R. Tolkien), a amar con las obras de Gustavo Adolfo Bécquer, a reflexionar con Camino de servidumbre de Hayek... Pero hay un libro que encierra todas las pasiones y los anhelos de una sociedad enferma y sin rumbo, y es La montaña mágica (comprar libro) de Thomas Mann. No es una novela fácil y aún así la he leído tres veces, quizás porque he sucumbido a ese ambiente por un lado tenebroso y por otro decadente, fiel reflejo de una Europa que avanzaba sin tregua hacia lo peor de sí misma. No es el débil Castorp, el protagonista, sin embargo, el que más atrae mi atención, sino Settembrini y la fuerza que emana de ese personaje absolutamente liberal y fuertemente entroncado en la tradición humanista europea. La montaña mágica es una novela filosófica, muy esclarecedora de lo que fue la sociedad europea entre las dos guerras mundiales y fiel reflejo de las propias contradicciones que llevaron a Mann de la complacencia con el nazismo a la defensa a ultranza de la República de Weimar. Intenten llegar hasta el final, y la montaña podrá con ustedes.

Carlos Sánchez

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA, Pío Baroja

El mejor escritor madrileño nació en San Sebastián. Y se llamaba Pío Inocencio Baroja y Nessi, cuyos apellidos dan ya idea de un cierto cosmopolitismo. Nadie como él fue capaz de entender el Madrid de la última parte del siglo XIX. Con sus barrios bajos y su mediocre burguesía. Con su pobreza intelectual y sus miserias cotidianas. Con su alegría y sus falsos predicadores. De todo ello habla El Árbol de la Ciencia (comprar libro), un libro luminoso que, al contrario de lo que pueda parecer, no tiene nada de costumbrista. El libro impacta porque descubre lo que la vista no ve. Lo obvio es, a menudo, un territorio ignoto, y por eso nadie mejor que un vasco que nunca tuvo tentaciones nacionalistas para explicar la crisis finisecular a través de un personaje central, Andrés Hurtado, siempre cargado de dudas. Y que se debate entre el idealismo alemán y el pragmatismo anglosajón. Entre la razón y el ser. Entre la medicina para curar y para morir. La novela transpira vida por todas partes. Vida ligada al pensamiento, a la razón humana, lo cual es muy a menudo incompatible con la propia existencia, y de ahí el fatal desenlace del médico Hurtado, una transmutación del propio Baroja durante sus años de estudiante de medicina en la vieja facultad de San Carlos. Vida en estado puro.

Incitatus

RAYUELA, Julio Cortázar

A los veintipocos años, un libro como Rayuela (comprar libro) era una deflagración. Julio Cortázar nos metió en una historia multiforme que no sólo se podía leer del derecho y del revés; esto es, siguiendo el orden tradicional de las páginas o haciendo caso de una disparatada “guía de viaje” que te llevaba como una peonza de un extremo al otro del libro. También podías hacer, en realidad, lo que te diese la gana. Había que saber muchísimo para alcanzar al libro: idiomas, filosofía, sobre todo jazz... Y era imposible no caer fascinado ante personajes como La Maga, Tráveler o el impresentable Gregorovius. Rayuela nos volvió la cara del revés, nos enseñó a jugar con el lenguaje, nos enamoró y creó en mí y en mis amigos un culto cortazariano que sólo ha desaparecido con la distancia entre nosotros. Nos sabíamos de memoria aquel capítulo escrito en un idioma inventado, el “glíglico”: “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes”. Así una página entera que yo no he visto superada, después, por nadie. Rayuela cumplió lo que exigía el propio Cortázar a la Literatura: nos “abrió la puerta para ir a jugar”. Y después ya nunca fuimos los mismos.

Nuño Vallés

EL AMANTE DE LADY CHATTERLEY, D. H. Lawrence

Seguro que, al elegir un título, estoy obrando de manera injusta porque habré olvidado el que realmente marcó mi vida, pues la forma de pensar o interpretar la realidad se adquiere de forma sutil, casi imperceptible y de muy diversas fuentes. Pero si tengo que elegir uno habrá de ser El amante de Lady Chatterley (comprar libro), de David Herbert Lawrence, pues su lectura me ligó, indefectiblemente, a la literatura. No acudí a él, sin embargo, por motivos estrictamente literarios; en plena edad del pavo buscaba más su erotismo o, en rigor, las guarradas. Pero las tribulaciones de Constance no tardaron en desviar mi atención, obligándome a leer algunas páginas atrás, y luego otras más –creo que es la única novela que he leído al revés– buscando la raíz de su renuncia al sacrificio, de su camino de liberación espiritual a través del cuerpo, seducido por la poderosa metafísica del sexo de Lawrence, su profundidad psicológica y su vivísima prosa: “¡El tiempo es ido! ¡Se ha agotado el tiempo de Sir John y la pequeña Lady Jane! ¡Poneos la túnica, Lady Chatterley! Podrías ser cualquiera así como estás, sin nada encima y con sólo algunos harapos de flores”.

Esteban Hernández

MIEDO A LA LIBERTAD, Erich Fromm

Aun cuando la mención de Erich Fromm lleve hoy consigo cierta sonrisa de desdén, lo cierto es que algunas de sus obras, y principalmente esta, poseen una enorme potencia, sobre todo leídas en determinadas épocas. Sus virtudes: lenguaje sencillo y tesis claras, un autor que sabe contagiar su energía al lector y razonamientos que abren las puertas a muchas otras lecturas. Contemplado más de 60 años después de su primera edición, no le faltan otros méritos a Miedo a la libertad (comprar libro): aunaba dos anhelos a menudo contrapuestos, el de libertad individual y el de justicia social, introducía nuevas perspectivas en el análisis de la sociedad y sabía ver cómo lo personal y lo colectivo se interpenetraban. Cierto que la obra de Fromm terminó quedándose presa de su tiempo, pero muchas de sus intuiciones conservan hoy interés y atractivo.

María José S. Mayo

CRIMEN Y CASTIGO, Fedor Dostoievski

Difícil tarea ésta de quedarme con un solo libro. Me vienen a la cabeza Rebeldes de Hinton, El Palacio de la luna de Auster o Aprendizaje o libro de los placeres de Lispector; pero voy a escoger un clásico de una literatura que tanto me entusiasma como la rusa: Crimen y Castigo (comprar libro) . En esta novela el gran Dostoievski habla de alguno de los temas que más me interesan y lo hace demostrando un profundo conocimiento de la psicología humana, lo que se traduce en unas conversaciones maravillosas, las más intrigantes y profundas que haya podido leer. Se habla de la conciencia, de la infelicidad explicada a la manera de Pascal como "la imposibilidad del ser humano de estar quieto en una habitación"; y, sobre todo, de ese echarse a las calles, en este caso del bello San Petersburgo, para "renovar la necesidad de estar solo", que diría Baudelaire. Raskolnikov se pone a andar, observa el mundo y la modernidad camina con él.

Nos lo estaba pidiendo a gritos un día como el de hoy en el que se celebra su bendita existencia. Seguro que muchos de ustedes lo tienen claro si les hacemos esta pregunta, pero a otros quizá les sea tan difícil como pedir a una madre que elija a qué hijo quiere más.