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Richard Billingham, el animal en su laberinto
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Richard Billingham, el animal en su laberinto

Soledad, melancolía y un poco de tristeza invaden las imágenes y los vídeos del británico Richard Billingham (1970) en la muestra que le dedica La Fábrica

Foto: Richard Billingham, el animal en su laberinto
Richard Billingham, el animal en su laberinto

Soledad, melancolía y un poco de tristeza invaden las imágenes y los vídeos del británico Richard Billingham (1970) en la muestra que le dedica La Fábrica Galería de Madrid. La pequeña exposición de esta selección de su serie Zoo es una indagación en el microcosmos de este tipo de recintos, en los que los animales son sometidos a un ambiente artificial mientras son observados por montones de ojos.

Billingham empezó a rumiar la idea cuando tras la muerte de su madre -sucedida hace dos años- tuvo que vaciar gran parte de su casa. Allí encontró unos álbumes en los que se alternaban las fotos familiares con unas instantáneas que su progenitora había hecho en el zoo y en las que se veían animales retratados desde lejos. A partir de estas imágenes, realmente inconscientes del drama de estos seres viviendo en cautividad, decidió iniciar su trabajo retratando a los animales de una forma en la que se plasmase cierta añoranza de una vida salvaje, cierta soledad que hace que el espectador no tarde en empatizar con este conjunto de bellos seres con la mirada perdida más allá de sus barrotes, de las gentes que los observan. Presencias humanas que resultan igualmente desasosegantes, ya que quedan atrapados en pequeños segmentos de la composición en una especie de sinsentido vital.

Las fotografías, realizadas durante 2005, son de gran formato y presiden la parte alta de la galería. Son Rinhoceros, Panda, Gorilla, Lion y Mandrils, y todas ellas, reflejos de una serie de sentimientos abatidos para un lugar que debiera ser alegría y disfrute. "He intentado que la composición de los animales se identifique con el espacio de sus jaulas", dice Billingham de estas instantáneas en las que su manera de encerrar un microcosmos dentro de una fotografía entronca con sus primeros trabajos. En ellos su familia, un padre alcohólico y una madre desencantada de la vida, eran retratados en su casa de pueblo con un toque kistch y algo corrosivo, creaciones que le hicieron formar parte de los llamados YBA (Young British Artists), junto a otros más populares como Damien Hisrt o Sarah Lucas, salidos de las entrañas de la famosísima muestra Sensations, de 1997.

Asimismo, la parte baja del local recoge tres de los 35 vídeos de animales que grabó en el zoo, y entre los que destaca ese elefante cuya cara entra y sale del encuadre en un movimiento rítmico hipnótico. La textura de su piel rugosa, que en determinados instantes ocupa toda pantalla, se convierte en una especie de composición abstracta en movimiento.

La obra de Richard Billingham hace de estos animales ensimismados un reflejo de un ser humano que no sabe muy bien hacia dónde mirar y que, como ellos, se encuentra perdido en un laberinto del que no sabe salir salvo, quizá, mirando al cielo, a una eternidad inalcanzable. La única libertad que se le permite.

Soledad, melancolía y un poco de tristeza invaden las imágenes y los vídeos del británico Richard Billingham (1970) en la muestra que le dedica La Fábrica Galería de Madrid. La pequeña exposición de esta selección de su serie Zoo es una indagación en el microcosmos de este tipo de recintos, en los que los animales son sometidos a un ambiente artificial mientras son observados por montones de ojos.