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Gerardo Reyes: "Hay trabajos de investigación españoles que podrían llevarse un Pulitzer"
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Gerardo Reyes: "Hay trabajos de investigación españoles que podrían llevarse un Pulitzer"

El director de Investigación de Univisión y ahora profesor del Máster El Confidencial ha ganado dos veces el mayor premio periodístico del mundo

Foto: Foto: EFE/Javier Broto.
Foto: EFE/Javier Broto.

Dos premios Pulitzer, un Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, tres Emmys, un Ortega y Gasset… y, además, profesor del Máster de El Confidencial-URJC. Su nombre es Gerardo Reyes, su nacionalidad colombiana (aunque podríamos decir que es medio español) y en la actualidad es el director de Investigación de la cadena de televisión Univisión (Miami), tras pasar por la revista El Tiempo de Bogota, Cambio 16, Miami Herald… Reyes, como autor, combina el mundo académico, con un manual sobre “Periodismo de Investigación”, y profesional, “Los dueños de la América Latina” y “Nuestro hombre en la DEA”, entre otros libros de Investigación.

Reyes es un referente en el periodismo de investigación mundial y ha ido evolucionando desde el 'lobo solitario' de los años ochenta/noventa a la metodología actual, con nuevas herramientas, plataformas y trabajo en equipo. Entre finales de los ochenta y principio de los noventa colaboramos en temas transnacionales desde la revista Cambio 16 y después en el diario El Mundo mientras él pasaba por El Tiempo, Miami Herald y Univisión. Reyes también es socio de honor de la Asociación de Periodistas de Investigación de España (API).

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PREGUNTA. ¿Cómo se trabaja en equipo, cómo se busca un tema y cuándo es el momento de publicarlo?

RESPUESTA. He tenido la oportunidad de trabajar en equipos de investigación de prensa y televisión y creo que cada historia y plataforma marca el ritmo y el modo de abordarla. En los años ochenta fui miembro del primer equipo de investigación que se fundó en América Latina. Me refiero a la Unidad Investigativa de la revista El Tiempo, en Colombia. Sus fundadores a finales de los años 70 fueron Daniel Samper Pizano y Alberto Donadío, periodistas a quienes no se les has terminado de agradecer el extraordinario aporte fundacional a la reportería escarbadora de la región. Particularmente la batalla legal por el acceso a la información cuyas tácticas fueron luego replicadas en el resto de nuestros países.

P. ¿Cómo llegaban los temas?

R. Daniel era el columnista más leído del país. La casilla de correo de Daniel se atiborraba de cartas de lectores dispuestos a destapar nuevas alcantarillas o a profundizar las abiertas por el columnista. Recuerdo que cada día encontraba en mi escritorio un montón de cartas recibidas por Daniel, que tenían en la esquina superior derecha una instrucción suya a mano sugiriendo que le echara una mirada. Yo era el primíparo del grupo y el más joven. Así que recibía con gusto quejas de todas las cuantías y tenores para hacer los primeros sondeos.

Con el tiempo cada uno se especializó en un tema. Alberto, abogado de profesión, se encargó del mundo financiero, de saqueos ecológicos y las demandas contra las oficinas públicas que se negaban a entregar información. Yo atendía al Congreso, algunas gobernaciones y ayudaba en el trabajo de carpintería de los proyectos de Samper y Donadío.

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Los integrantes del equipo publicábamos bajo el logotipo/firma de la Unidad Investigativa, con un ojo psicodélico inquisidor, pero nuestros nombres no aparecían. Para el consumo público el único rostro conocido del equipo era el de Daniel Samper.

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En los años ochenta y noventa los periodistas colombianos sufrieron censura y persecución y muchos de ellos tuvieron que emigrar. Daniel Samper llegó a España, a la revista Cambio 16, y allí tuve la suerte de conocerlo y compartir redacción y temas. Gerardo Reyes aterrizó en Estados Unidos, en el The Miami Herald, y seguimos colaborando a través del trío Samper, Reyes y Rubio.

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P. ¿Y después de Colombia?

R. En El Nuevo Herald y The Miami Herald donde participe en el equipo que recibió el premio Pulitzer a la mejor investigación en 1999, trabajé en temas de investigación en todas las modalidades de asociación, desde equipos grandes como el que se ganó el premio (éramos una veintena) hasta el trabajo individual y solitario que realicé mientras cubría América Latina. Cuando un periódico de la importancia entonces del Herald se embarcaba en un proyecto de gran alcance, el trabajo no se limitaba al del equipo de investigación, conocido a nivel nacional por haber truncado la carrera de un candidato presidencial y por sus reportajes del narcotráfico, sino que casi todas las áreas de redacción participaban en el proyecto.

Cada grupo de reporteros estaba bajo la coordinación de un editor que a su vez compartía los avances con los demás editores cabezas de grupo.

P. Periodismo en papel, después digital y más tarde en televisión. ¿Cómo se producen esos cambios de plataforma y narrativa?

R. Al llegar a televisión las cosas cambiaron. El periodismo de investigación en televisión es mucho más engorroso. Es una carrera angustiosa, pero creativa para probar hechos de los que pocas veces existen imágenes y los testigos no quieren aparecen en cámara.

The New York Times ha publicado numerosos informes de investigación basándose en docenas de fuentes que pidieron no ser identificadas. Eso no funcionaría en televisión. La gente quiere ver huellas y rostros y le cansa las caras tapadas. Lo más frustrante es que el televidente deserta más rápido que un lector. En un mundo en el que los corruptos son cada vez más refinados es difícil explicar sus timos y es básico trabajo de animadores gráficos, editores digitales y por supuesto reporteros en modo “explainer”.

"En televisión los periodistas de investigación están más sometidos a los intereses de la audiencia que en los medios escritos"

Al final al lector promedio le queda una idea que resume con cualquiera de los sinónimos regionales de la corrupción: estafa, corruptela, pelotazo… Pero salga a la calle y pregúntele a un peatón desprevenido si podría explicarle en qué consistió el truco de Los Papeles de Panamá. Por esta razón se dice que el periodismo de investigación es elitista, entendiendo con esto que va dirigido a una clase gobernante, empresarial o política que percibe la gravedad de las denuncias. Los efectos de las denuncias periodísticas se sienten primero en estos círculos y de allí sale una orden de investigar o de archivar, lo que en España se conoce o entiende como “notitia in criminis”.

P. ¿Qué diferencias hay entre el periodismo de investigación en papel o digital y en televisión?

R. En el caso particular de la televisión, los temas que se someten a indagación profunda de los periodistas están más sometidos por los intereses de la audiencia que en los medios escritos. Por ejemplo, en Univision nuestra audiencia en su mayoría está compuesta por mexicanos inmigrantes y los ratings nos dicen que sus temas preferidos son la inmigración, el narcotráfico y la política en su país. En esas coordenadas se mueve el equipo de Univision desde que los fundamos hace 14 años con la productora Margarita Rabin.

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Nuestra fórmula en Univision ha sido abordar grandes temas de interés de nuestra audiencia haciendo informes especiales como un rompecabezas que tiene cosas conocidas, pero no explicadas lo suficientemente, cosas relativamente desconocidas que impactan y otras inéditas que asombran.

Sumadas todas ellas crean una sensación generalmente de novedad, de “ahora lo entiendo”, en donde el orden de los factores sí altera el producto. Es una fórmula que funciona no solo para producir buenos ratings, premios y dolores de cabeza a nuestros jefes, sino para enseñarle al público el contexto de las noticias diarias sobre estos temas.

P. Dos Putlizers, el María Moors Cabot de la Universidad de Columbia, tres Emmys… ¿Cómo se llega a tanto reconocimiento?

R. Los premios individuales como el Maria Moors Cabot y el Simón Bolivar de Colombia destacan una trayectoria profesional. Responder cómo se llega a ese reconocimiento tiene que ver con un trabajo perseverante no solo en el ejercicio sino en la promoción y adiestramiento del Periodismo de Investigación.

Cuando no existían asociaciones internacionales de periodismo me invitaban a salas de redacción y universidades de América Latina y de España a dar charlas basadas en libro/manual sobre “Periodismo de Investigación” que publiqué en 1993. Ahí explico las etapas de un proceso investigativo a partir de la experiencia de la Unidad Investigativa y la de otros colegas en América Latina y Estados Unidos. Para mí es muy grato escuchar que periodistas de la talla de mi talentosa amiga Giannina Segnini, profesora de Columbia University, reconocen estos cursos como un referente para sus carreras. En mi papel de profesor invitado desarrollé una red de colegas en toda América Latina y España con quienes compartíamos información y publicábamos buenas primicias. En España conté con el extraordinario apoyo de Antonio Rubio y Manuel Cerdán, reporteros investigadores de El Mundo. Hoy Rubio es el director del Máster de El Confidencial y ahí estaré colaborando y enseñando Periodismo de Investigación.

placeholder Foto: EFE/Jaime Ortega.
Foto: EFE/Jaime Ortega.

La mayoría de los otros premios son colectivos. Y no lo digo como una consigna de falsa modestia sino como la clave para obtener los reconocimientos. Trabajar en equipo permite una mayor cobertura de los temas y un mejor control de calidad.

P. Y dos Pulitzers…

R. En el primer Pulitzer, una serie de artículos sobre corrupción en las elecciones municipales de Miami, trabajé con un equipo de 18 colegas. En el segundo, Los Papeles de Panamá, los miembros del equipo de Univision formaron parte de una legión de 300 reporteros de seis continentes bajo la coordinación del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ). De este trabajo celebramos que además de la serie de reportajes que publicamos, mi compañero de equipo en Univision, Tomás Ocaña y yo fuimos escogidos para llamar a la puerta de la oficina en Panamá de Mossack Fonseca, la firma en el centro del escándalo. (Tomás Ocaña, que formó parte del equipo de Univisión de Gerardo Reyes y que en la actualidad es manager de No Ficción de Netflix, también es profesor del Máster de El Confidencial).

P. En qué plataforma narrativa se encuentra más a gusto: ¿papel, digital, pódcast, documental, libro…?

R. No podría trabajar solo una. Cada una tiene sus ventajas. Cuando comparo cómo habría solucionado de una manera más fácil en un medio escrito el tratamiento de un reportaje para televisión y que pacientemente me escucha Margarita Rabin (se refiere a su productora en Univisión), me recompenso con las estadísticas de la audiencia. Generalmente los reportajes de televisión le llegan a más gente que los publicados en prensa.

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El frente digital lo atiendo con la publicación de informes especiales de los reportajes que ponemos al aire en televisión. Son productos independientes, pero complementarios. El premio Ortega y Gasset lo recibimos por un reportaje digital, no de televisión. Y el frente de papel, lo cubro con la publicación de libros de no ficción. Libros que en general exploran la vida de personajes con poder en los reinos de la legalidad y de la barbarie. Empresarios y narcos.

P. ¿Existen diferencias entre el Periodismo de Investigación en Latinoamérica, EE.UU y España?

R. El intercambio de experiencias entre periodistas de todos los continentes en los últimos 10 años ha tenido como consecuencia una estandarización positiva de la metodología de la investigación e incluso de la narrativa de esta disciplina del periodismo.

Como jurado de premios de periodismo de investigación en América Latina y España puedo decir que lo que se produce en estas latitudes no tiene nada que envidiarle a los Pulitzer de Estados Unidos. (Hoy, día 19, se entregarán en Madrid los premios de la Asociación de Periodistas de Investigación y Gerardo Reyes ha sido el presidente del jurado.)

Es más, hay trabajos españoles que si los dejaran concursar en el prestigioso galardón de la Universidad de Columbia se llevarían el primer premio. Una diferencia importante es que los informes de investigación del periodismo gringo, especialmente los publicados por los grandes medios, son sometidos a un proceso de edición más riguroso que el promedio de los latinoamericanos y españoles.

"Los trabajos de investigación de EE.UU. se someten a un proceso de edición más riguroso que los latinoamericanos y españoles"

En Estados Unidos hay también una mayor incidencia de la revisión legal tanto en el producto final como en el proceso de reportería. Los abogados de los medios no ocultan su preferencia por los reportajes que se sustentan, basan en investigaciones oficiales y son muy cautelosos cuando el hallazgo, la investigación, es el resultado del trabajo original y personal del reportero. Hay también algunas diferencias puntuales y geográficas en el tratamiento de los temas.

El periodismo investigativo latinoamericano tiene exponentes más destacados en la modalidad de columna de opinión que en Estados Unidos. El trabajo de Daniel Coronell, el periodista más leído en Colombia, es un ejemplo de cómo la gente aprecia una combinación de reportería de investigación, interpretación y opinión bajo un mismo techo. Lo mismo ocurre en México.

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P. ¿Cómo se afronta (metodología) la preparación de un libro de investigación y un gran reportaje en televisión?

R. En mi caso un libro es, en principio, una carpeta/archivo del ordenador en la que van cayendo documentos, notas y entrevistas de un tema que pide a gritos más tiempo y dedicación. Y en esa misma carpeta voy construyendo una cronología del personaje, de sus hechos y su contexto con el mismo placer que hago un crucigrama. Cada semana agrego algo nuevo. Todo esto con la idea de que un libro solo se publica cuando se va escribiendo.

Robert A. Caro es un periodista muy prestigioso de Estados Unidos que resumió muy bien la ecuación filosófica que sustenta sus libros: “El tiempo es igual a la verdad”. Caro abandonó las salas de redacción para dedicarse a la investigación histórica con el espíritu y el estilo del periodismo de investigación. A mediados de los años 60, se retiró del periódico Newsday cansado de la “mediocridad inducida” por las horas de cierre del periodismo tradicional y se dedicó al análisis exhaustivo de la vida de personajes y su relación con poder político.

Gerardo Reyes, de momento, no tiene pensado retirarse, ni dejar la redacción, tampoco piensa dejar su faceta docente y por eso lo tendremos como profesor de Periodismo de Investigación en el Máster de El Confidencial impartiendo sus conocimientos, experiencias y acercándonos al cómo y cuándo debemos publicar. Y seguro que en las próximas fechas su vitrina de premios y trofeos (dos premios Pulitzer, un Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, tres Emmys, un Ortega y Gasset) se ve incrementada con alguno más.

Dos premios Pulitzer, un Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, tres Emmys, un Ortega y Gasset… y, además, profesor del Máster de El Confidencial-URJC. Su nombre es Gerardo Reyes, su nacionalidad colombiana (aunque podríamos decir que es medio español) y en la actualidad es el director de Investigación de la cadena de televisión Univisión (Miami), tras pasar por la revista El Tiempo de Bogota, Cambio 16, Miami Herald… Reyes, como autor, combina el mundo académico, con un manual sobre “Periodismo de Investigación”, y profesional, “Los dueños de la América Latina” y “Nuestro hombre en la DEA”, entre otros libros de Investigación.

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