El Gobierno silencia el agujero de RTVE para que no le estalle en plenas elecciones
Tras la tormenta, la calma ha caído sobre RTVE. Y el silencio pesa más que cualquier crisis. Faltan soluciones con la cadena rumbo a la quiebra técnica
Tras la tormenta, la calma ha caído sobre RTVE. Y el silencio pesa más que cualquier crisis. De hecho, tres semanas después de la cumbre en que Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Leopoldo González-Echenique se conjuraban para buscar una solución al agujero financiero de la sociedad, aún no ha trascendido ningún avance en plena campaña de las elecciones europeas. Durante este tiempo, eso sí, la tensión entre los gestores de la empresa no ha dejado de crecer, apuntalada por la publicación de diferentes informes internos que constatan una situación de quiebra técnica. Un escenario que haría urgente la toma de medidas.
El último sobresalto lo proporcionó el Sindicato Independiente (SI), que colgaba la semana pasada en su página web un supuesto documento confidencial interno en que se abordaba la situación patrimonial y financiera de RTVE. Tras el ajuste en las liquidaciones en las tasas de las telecos, el informe subraya que "las pérdidas acumuladas al cierre de 2013 serán de 712 millones de euros y en 2014 se prevén también importantes pérdidas (aproximadamente 100 millones)". Un escenario que, con un capital social de 1.510 millones, obligaría a la sociedad a reducir capital obligatoriamente o entrar en causa de disolución.
Con importantes consecuencias. "Debe recordarse que (...) todos los miembros del Consejo de Administración de la Corporación RTVE cesarán en su cargo por, entre otras, que concurra causa de reducción obligatoria del capital social por pérdidas o que, como consecuencia de pérdidas, quede reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la mitad del capital social". La junta general de accionistas designaría entonces un administrador único que se haría cargo de la gestión ordinaria de la sociedad.
¿Soluciones? Dos plantea el informe. La primera, reestructurar los fondos propios de la sociedad. Una reducción de capital de 415 millones solucionaría la situación hasta el cierre de 2015, asumiendo pérdidas estructurales de 100 millones al año. La inyección de capital necesaria para lograr el mismo efecto se situaría en 282 millones de euros. Un 'plan B' pasaría por incrementar la aportación anual del Estado en esos 100 millones de euros, incluido un crédito extraordinario para cubrir el agujero en 2014.
Fuentes internas de la Corporación, que se expresan bajo condición del anonimato, dan a este documento una validez limitada, y explican a este diario que, aunque puede estar elaborado por alguien de la casa, la información que recoge se corresponde con los meses de enero o febrero. Sí dan plena autoridad al "informe oficial" avanzado por el diario El Mundo el pasado 4 de mayo, aunque tampoco dice nada muy diferente del facilitado por el SI. El mismo insiste en que las pérdidas acumuladas de 800 millones equivalen a más de la mitad del capital social de RTVE, que se encontraría en "causa de disolución".
Rescate a la vista
Estos serían los datos que obran en poder del Ejecutivo que, como adelantó El Confidencial, se plantea rescatar a la Corporación para evitar males mayores. A partir de ahí y según las fuentes gubernamentales, se manejan dos fórmulas, en línea con lo apuntado por los informes: o se libera un crédito puntual para cubrir las pérdidas o se lleva a cabo una modificación legal para estabilizar los ingresos de la Corporación, una solución de más recorrido y más en línea con lo que ha solicitado de forma reiterada el presidente de la televisión y radio públicas. Eso sí, la ayuda exigirá de Echenique ajustes adicionales vía un plan de eficiencia, que puede afectar a la plantilla.
"Estamos en un impasse extrañísimo. Los informes sobre la situación financiera ha sido auténticas bombas, pero no hay demasiado movimiento. Es posible que las elecciones europeas demoren cualquier toma de decisión", exponen fuentes internas de la Corporación. Con una incógnita: el PSOE. Responsable de un fallido modelo de financiación en la era Zapatero, se encuentra entre la espada y la pared. Sabe que se necesitan cambios para garantizar la estabilidad financiera de la casa, pero no puede renegar del todo del sistema en vigor. No sería de extrañar que pidiera árnica y se sumara a alguna forma de acuerdo.
Los números obligan a que todos tengan altura de miras. No en vano, la sociedad perdió en 2013 más de 113 millones, cuantía que se suma a los 112,98 que ya se dejó en el ejercicio anterior. Un agujero creciente que no sólo se explica por los ajustes presupuestarios del PP, sino –especialmente– por el caos en que se han convertido las liquidaciones de la tasa que abonan las empresas de telecomunicaciones para sufragar parte de la cifra de negocios de la compañía. Sin ir más lejos, con las cuentas de 2013 ya cerradas, el Tribunal Económico-Administrativo Central (TEAC) anulaba liquidaciones complementarias giradas a televisiones y telecos por importe de 114 millones. Inmanejable.
Tras la tormenta, la calma ha caído sobre RTVE. Y el silencio pesa más que cualquier crisis. De hecho, tres semanas después de la cumbre en que Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y Leopoldo González-Echenique se conjuraban para buscar una solución al agujero financiero de la sociedad, aún no ha trascendido ningún avance en plena campaña de las elecciones europeas. Durante este tiempo, eso sí, la tensión entre los gestores de la empresa no ha dejado de crecer, apuntalada por la publicación de diferentes informes internos que constatan una situación de quiebra técnica. Un escenario que haría urgente la toma de medidas.