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Los planes de Unidad Editorial quedan en el aire por la crisis de los dueños italianos
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se rompe el pacto de accionistas

Los planes de Unidad Editorial quedan en el aire por la crisis de los dueños italianos

RCS Mediagroup, el gigante italiano propietario de Unidad Editorial, vivía ayer un auténtico punto de inflexión, de consecuencias imprevisibles para España

Foto: El presidente de Unidad Editorial, Antonio Fernández Galiano. (EFE)
El presidente de Unidad Editorial, Antonio Fernández Galiano. (EFE)

RCS Mediagroup, el gigante italiano propietario de Unidad Editorial, vivía ayer un auténtico punto de inflexión, de consecuencias imprevisibles para su filial española. No en vano las empresas que controlan la sociedad decidían romper antes de tiempo el pacto sindicado que agrupaba un 63,5% del capital y garantizaba la unidad de acción en la casa. Según explican fuentes conocedoras de la situación, los Fiat, Mediobanca, Pirelli, Intesa Sanpaolo o Generali irán a partir de ahora cada uno por su lado, con la firma de automóviles como principal accionista.

“Se están moviendo paquetes de acciones en las últimas semanas para buscar una nueva mayoría de control, pero todo cambia”, remachaban estas fuentes, después de que firma cayera en bolsa un 4,5%. Este nuevo frente se abre apenas semanas meses de que el consejo de administración de la editora del Corriere della Sera aprobara una ampliación de capital de hasta 600 millones, imprescindible para evitar el concurso de acreedores, recapitalizar la firma y financiar el Plan de 2013-2015, que plantea una revolución tecnológica en Italia y España. La negociación de este proceso ya evidenció las diferencias entre los diferentes accionistas.

Por ejemplo, el dueño de Tod’s, Diego Della Valle, la familia Benetton y uno de los pesos pesados en la firma, Giuseppe Rotelli, propietario de todo un imperio de clínicas privadas y en su momento principal accionista de la compañía fuera del pacto, apostaron por no acudir a la ampliación de capital, abriendo un primer cisma en la empresa. La llegada de esos fondos era clave para refinanciar un crédito pendiente de 575 millones de euros, lo que daba cierto aire al conglomerado empresarial. La compañía se ha comprometido a que parte de ese préstamo se afronte mediante la venta de activos no estratégicos por valor de 250 millones en los dos próximos años.

Los deberes para España

Del mismo modo, parte de la ampliación de capital tenía como objetivo financiar un nuevo plan de desarrollo para la compañía, con deberes para España. Con tres pilares: acotar la caída de la publicidad a un dígito en 2013, anotarse una tasa de crecimiento anual del 3% y lograr que el ebitda alcance el 10% de los ingresos. Todo dentro de la hoja de ruta multimedia marcada por la matriz, que considera imprescindible que Unidad Editorial “refuerce la oferta digital con la evolución y desarrollo de productos editoriales digitales”, así como su “presencia en los mercados de pago para móviles y tabletas”. Igualmente, que apueste por la expansión en Sudamérica y América Central, el negocio deportivo y el e-learning.

Precisamente en este contexto, 114 profesionales salían de la firma dentro del plan de recortes en marcha. Está por ver cómo el cambio en la relación de fuerzas en Italia modifica elplan de futuro para su filial española, si bien los últimos gestores de la firma transalpina apostaron decididamente por una estrategia de consolidación que no terminó de fraguarse al frustrarse la perseguida fusión con Vocento y el diario ABC. Parte de los problemas de RCS se deben al ajuste contable de 725 millones realizado al fondo de comercio atribuido a su filial en España. En el corazón del problema, la compra del Grupo Recoletos (Marca y Expansión) por más de mil millones en el año 2007, una de las últimas operaciones llevadas a cabo en el sector a precio de burbuja y que todavía persigue al grupo.

RCS Mediagroup, el gigante italiano propietario de Unidad Editorial, vivía ayer un auténtico punto de inflexión, de consecuencias imprevisibles para su filial española. No en vano las empresas que controlan la sociedad decidían romper antes de tiempo el pacto sindicado que agrupaba un 63,5% del capital y garantizaba la unidad de acción en la casa. Según explican fuentes conocedoras de la situación, los Fiat, Mediobanca, Pirelli, Intesa Sanpaolo o Generali irán a partir de ahora cada uno por su lado, con la firma de automóviles como principal accionista.

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