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Martín Ferrand, el surco de un maestro
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FALLECE A LOS 72 AÑOS

Martín Ferrand, el surco de un maestro

Fue un hombre entregado a su profesión que amó apasionadamente, un periodista de bandera y un tipo entrañable, conversador y bienhumorado

Foto: Manuel Martín Ferrand.
Manuel Martín Ferrand.

La biografía profesional de Manuel Martín Ferrand es oceánica. Dirigió periódicos, ideó con éxito programas de radio -varios en la cadena SER-; fundó Antena 3 de Radio que logró el liderazgo en el inicio de los años ochenta; creó en España las tertulias con la célebre e iniciática Hora Cero dirigida por José Luis Balbín; manejó la TV como uno de sus profesionales más avezados, fue uno de los críticos gastronómicos más sabios y honrados y, seguramente, también uno de los mejores columnistas de la prensa española de los últimos cincuenta años. En la hemeroteca quedan sus textos en ABC y otros medios y sus artículos versátiles e incisivos primero en La Estrella Digital y hasta hace pocos días en Republica.com.

Pero lo que al fallecido Manuel Martín Ferrand, sin embargo, le convirtió en maestro del periodismo fue su enorme talla humana, su extremada generosidad con los compañeros -especialmente, los más jóvenes e inexpertos-, su amnesia para el agravio y su memoria para el agradecimiento, su gallardía ante los fuertes y su benevolencia frente a los más frágiles.

Fue un señor de los pies a la cabeza, amigo de sus amigos e independiente en sus opiniones de criterio que formuló siempre-hablando o escribiendo- con el estilo del hombre leído, viajado y culto que era. No hubo herida que le hiriera -y muchas quisieron lesionarle- y caminó siempre a su paso. Manuel Martín Ferrand fue un hombre entregado a su profesión que amó apasionadamente, un periodista de bandera y un tipo entrañable, conversador, bienhumorado e imaginativo.

Martin Ferrand perteneció a la quinta de los periodistas sagaces que burlaron la censura del final del franquismo con una enorme dignidad personal y entraron en tromba en la democracia construyendo ese “parlamento de papel” que fueron los periódicos, las radios y, más tarde, las televisiones. Por eso la vicepresidenta del Gobierno le ha rendidohomenaje en la referencia del Consejo de Ministros. Los que quisimos a Manuel Martín Ferrand, lo agradecimos. Especialmente sus amigos -yo lo era sinceramente-, pero también sus discípulos -y yo también lo fui-.

Me llamó a su Antena 3 Radio cuando frisaba la treinta y en las cercanías de la cincuentena me reencontré con él en ABC. Cuando el diario fundado por Torcuato Luca de Tena le otorgó en 2011 el premio Mariano de Cavia lo celebramos tanto como cuando la Asociación de la Prensa de Madrid le reconoció su trayectoria en 2004 con el premio Rodríguez Santamaria. De por medio, más de una docena de galardones jalonan una vida repleta de vicisitudes. Su último comportamiento, conllevando una enfermedad cruel, fue literalmente épico. Y murió como vivió: con una sonrisa, con una gallegada, con ese saber hacer y saber estar de los hombres que, como maestros, dejan un profundo surco vital.

La biografía profesional de Manuel Martín Ferrand es oceánica. Dirigió periódicos, ideó con éxito programas de radio -varios en la cadena SER-; fundó Antena 3 de Radio que logró el liderazgo en el inicio de los años ochenta; creó en España las tertulias con la célebre e iniciática Hora Cero dirigida por José Luis Balbín; manejó la TV como uno de sus profesionales más avezados, fue uno de los críticos gastronómicos más sabios y honrados y, seguramente, también uno de los mejores columnistas de la prensa española de los últimos cincuenta años. En la hemeroteca quedan sus textos en ABC y otros medios y sus artículos versátiles e incisivos primero en La Estrella Digital y hasta hace pocos días en Republica.com.

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