Qué es una larga carrera de cotización, por J. A. Nicolàs i Ferri

Señor Ministro, señor Presidente, señores Diputados y señoras Diputadas, esta es mi historia de una larga carrera de cotización: empecé a trabajar con algo más de 14 años, allá por febrero de 1972. Quizás usted aún no había nacido, señor Presidente pero, en esa época, nos poníamos a trabajar sin poder estudiar. Los que veníamos de una familia numerosa y pobre, en muchos casos seguíamos la tradición familiar: la mía, metalúrgico, en concreto soldador homologado. Tuve 4 años de aprendizaje de oficio y, cuando llegué a los 21 años, me llamaron a filas, haciendo 18 meses en la Infantería de Marina. Al volver, tuve suerte y la empresa me guardo mi puesto de trabajo, en el cual estuve hasta noviembre de 2010, año de la crisis económica. La empresa que vi nacer, pues entré en ella cuando la abrieron, murió y cerró, dejando en la calle a más de 20 personas cercanas a los 55 años. En mi caso, algo más de 53 años, de los cuales casi 39 en la misma empresa.

Tuve suerte y con mi currículum encontré al poco tiempo -6 meses de paro- otro trabajo y durante otros 2 años tuve empleo pero, después, esta empresa se quedó sin faena y otra vez al paro. Ya no trabaje más: allí donde iba me decían que era mayor, pues tenía algo más de 59 años. Durante un periodo no determinado, lo pase mal económicamente, ya que el anterior gobierno de España me negó el subsidio para mayores de 55 años porque mi pareja trabajaba. Me jubilé con 61 años porque no cobraba nada y pasaba apuros económicos, pero cuando pedí la jubilación me dijeron que tenía casi 41 años cotizados y, como no llegaba a los 65 años, me penalizaban con un coeficiente reductor de por vida del 24%. Un cuarto de mi base de pensión me desaparecía pese a haber trabajado más de 40 años, cuando en ese momento había gente que, cotizando 35 años, cobraría el 100% .

Eso, señor Presidente, es una larga carrera de cotización: haber empezado a trabajar a los 14 años siendo un niño, perdiendo la adolescencia para hacerte un hombre con mili incluida, trabajar 41 años y ser ignorado por empresas, administraciones y gobierno. Suerte que la familia suple todo esto: en caso contrario, la crisis emocional por hacerte invisible e inútil para todos me hubiera pasado factura.

Quisiera, le pediría, le rogaría, señor Presidente, que considere la recomendación número 12 del Pacto de Toledo en la que, con el apoyo de todos los grupos de la cámara, Senado, los 16 Parlamentos Autonómicos, numerosas Diputaciones y muchos Ayuntamientos, se pide la abolición de los coeficientes reductores que nos penalizan nuestra bien ganada pensión en un 24%.

Atentamente, se despide un simple ciudadano penalizado por haber trabajado 'solo' 41 años.

Joan-Antoni Nicolàs i Ferri