LA EXPOSICIÓN DEL AÑO EN MADRID
El algoritmo entrenado con porno y clásicos que pinta fascinantes retratos en directo
¿Se imaginan a Antonio López expuesto en un museo pintando sin parar? Hablamos con el padre de una Inteligencia Artificial que se pasa el día creando cuadros únicos en Madrid
'The Butcher´s son'. El hijo del carnicero. Es la imagen que pueden encontrar un par de párrafos más abajo. Al ojo de cualquier persona resulta un óleo abstracto más. Quien quiera puede adivinar un cuerpo humano -el género no queda tan claro- apoyado en una postura extraña sobre un fondo degradado en gris. Podría pasar desapercibido por completo, como un cuadro corriente más, si no fuese por el detalle de que recientemente se llevo la máxima condecoración de uno de los certámenes alternativos más conocidos en Europa, los premios Lumen. Si no le resultan familiares deben saber que en esa cita lo que se reconoce son los mejores maridajes entre arte y tecnología... ¿Y en este caso? ¿Dónde se esconde la tecnología? Pues en la 'mano' que ejecuta la ilustración: un algoritmo. No uno cualquiera. Uno que ha sido entrenado con vídeos y fotos de sexo para lograr el premiado desnudo.
- "¿Me está diciendo usted que la mejor fuente de conocimiento de anatomía humana es el porno?"
- La respuesta rápida es sí. Quizás el deporte me hubiese servido pero el tipo de imágenes que utilicé te proporciona información única sobre posturas y formas.
Quien cuenta esto es Mario Klingemann. Cualquiera que hable con él podría caer en la trampa de pensar que es un programador. Nada de eso. Es un artista de origen alemán que lleva más de una década investigando nuevas herramientas digitales para emplearlas con fines artísticos. "Hay quienes esculpen, quienes pintan o quienes diseñan. Yo programo y entreno algoritmos y recopilo datos para crear mis obras", cuenta desde una de las salas del Espacio SOLO, un desconocido templo del arte moderno situado a escasos metros de la madrileña Puerta de Alcalá impulsado por dos empresarios españoles.
Hay quienes pintan, esculpen o diseñan... yo programo y entreno algoritmos
Allí Klingemann ultima la que será su primera muestra física de la mano de ONKAOS, una plataforma de origen patrio que impulsa las creaciones artísticas realizadas con herramientas digitales. Cualquiera podría imaginar una enorme sala con los cuadros generados por su algoritmo colgados en la pared. Nada de eso. La exposición, enmarcada en una sala de unos ocho metros cuadrados, se compone de una butaca y dos enormes pantallas capaces de reproducir imágenes 4K.
El 'pintor' expuesto
Esos dos monitores están conectados a un ordenador. Ahí, en ese equipo, se alberga y trabaja el 'algoritmo' que da vida a 'Memories of Passersby I', nombre de la colección. En una traducción un tanto 'cañí' vendría a significar 'Memorias de transeúntes'. "No mostramos únicamente el resultado final. No se muestra una reproducción de la pintura que ha creado en un determinado momento. Esto es un paso más. Aquí se expone el proceso creativo".
Este cuadro no es la misma versión de la fórmula que parió 'The Butcher´s Son', su premiado desnudo. "En este caso, ha sido entrenado con imágenes de maestros clásicos para crear retratos", cuenta el padre de la 'máquina'. Habla de "decenas de autores". Cuando se le insiste y se le pregunta a quién le recuerda el resultado, se ríe y responde escuetamente: "En mas de una ocasión he visto ciertas cosas que me han recordado a Francis Bacon". Pero pasa de puntillas por el asunto. "Son creaciones originales. Ninguna es similar a la anterior. No son réplicas".
"Ha tenido que procesar miles de imágenes para la base de datos a través del 'Deep Learning'", remacha. No hay que olvidar que se muestra en 4K, una resolución que multiplica por cuatro las 'virtudes' del Full HD. "Y aquí las imágenes se componen píxel a píxel".
Imaginen que el Reina Sofía pone a Antonio López a pintar en una sala constamente. Pues esto es igual
Para entender el concepto de lo que un visitante se encontrará en la exposición (solo accesible bajo reserva) imaginen que el Museo Reina Sofía hubiese puesto a Antonio López a pintar constantemente, día sí y día también, en una sala del museo en lugar de colgar sus obras de las paredes de la renombrada pinacoteca.
La fórmula matemática que el artista teutón -toda una eminencia en el gremio de la Inteligencia Artificial con fines artísticos en Europa- ha creado se enmarca en la corriente denominada como 'Neurorrealismo', llamada así por el peso de las redes neuronales.
En concreto, aquí las imágenes se crean gracias a redes generativas antagónicas, más conocidas como GAN (sus siglas inglesas). El funcionamiento es sencillo. Sin entrar en demasiados vericuetos técnicos, se podría decir que se ponen a competir a dos 'inteligencias artificiales' al mismo tiempo. Partiendo del mismo conjunto de datos (en este caso miles de imágenes de obras pictóricas clásicas) una de ellas se dedica a crear el contenido y otro a juzgarlo. Constantemente se retroalimentan, de manera que la que los genera mejora gracias a las correcciones y viceversa. "Por eso cada algoritmo y sus creaciones acaban siendo únicas. Irreplicables".
El mérito del artista
El proceso es hipnótico. Hasta que uno no lo ve en vivo y en directo no comprende que no se trata de un código preparado para generar retratos de forma periódica. El 'tempo' es irregular. No se puede dar un estimado de cuadros generados al minuto o a la hora. De vez en cuando, en el momento que el algoritmo recibe nuevo 'feedback', se funde a negro u otro color durante unos segundos para procesar la nueva información e incorporarla a su proceso de trabajo. Es decir, piensa en cierta manera como una mente humana. La pregunta es clara:
- "Si el algoritmo está creando cuadros todo el rato... ¿dónde está el papel y el mérito del artista?"
- "La máquina no es autónoma", responde.
Si no interviniese en el resultado -algo que algún día llegará-, Mario no se firmaría la autoría de la exposición. "Primero intervengo en la selección de las fuentes de información. Eso es clave para el estilo". Para hacernos una idea del trabajo que conlleva la base de datos, la figura sobre la que se construyó 'The Butcher´s son' tenía referencias de más de 150.000 posturas humanas.
Klingemann ha estado un año en el taller perfeccionado la fórmula que se exhibe en Madrid. Corrigiendo y perfeccionando. Prueba y error hasta lograr el resultado deseado.
También interviene en el camino que toma la inteligencia artificial. "En este caso quería construir retratos, pero podían haber sido paisajes o desnudos, como en la anterior ocasión", explica @quasimodo, el nombre por el que se le conoce en Twitter, red social donde cuelga muchos de sus experimentos. Compara el proceso con el de la fotografía. "La cámara capta imágenes, pero es el fotógrafo quien debe disparar en el momento preciso. Aquí es igual. Debes dirigir la herramienta para crear lo que quieres".
¿Compraremos el día de mañana un ordenador cargado con un algoritmo único para tener algo similar en casa a esto? "Yo espero que sí", afirma. "Esto es como el cine. Hay gente que se compra la película o la ve en el cine. Pero también hay quien se compra el guión o incluso el libreto original".