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TETUÁN Y CARABANCHEL, DONDE MÁS CIERRAN

Llega la primera ola de cierres en Madrid: "Sin trasiego en la calle, no hay consumo"

Desde febrero, se han dado de baja 500 comercios en la capital, la mayoría a partir de junio, aunque unos distritos han notado más el impacto de la nueva normalidad que otros

Calle Bravo Murillo, en el distrito de Tetuán, donde ha aumentado el cierre de comercios. (M. Z.)

A mediados de marzo, cuando Manuel apagó la cocina de su restaurante de carne a la parrilla para confinarse, no pensó que sería la última vez que serviría pollo al carbón o chuletones con patatas. Ahora, detrás del cierre a medio echar, sus trabajadores apilan sillas y hacen cajas tras un cartel de ‘se alquila’.

“Antes de la pandemia íbamos bien, llevábamos más de dos años abiertos y había clientela, pero después de dos meses cerrados, no me ha quedado dinero para abrir con las inversiones que hacían falta. Tampoco he tenido ninguna ayuda, porque a los autónomos nos han dejado abandonados”, cuenta el dueño desde su local de Berruguete, en el distrito madrileño de Tetuán.

Antes del coronavirus, un día podía hacer 400 o 500 euros, ahora, como mucho, 200…

Cerca de allí, en Bravo Murillo, una tienda de ropa y complementos de moda ha llenado sus escaparates con distintos porcentajes de descuentos de liquidación. Dentro está Cristina, que hace cuentas con acento chino: “Ha bajado muchísimo la venta. Antes del coronavirus, un día podía hacer 400 o 500 euros, ahora, como mucho, 200… Mucha gente está sin trabajo, no hay dinero, y tampoco quieren salir a pasear, prefieren estar en casa. Es normal”.

La tienda de Cristina cerrará a partir de agosto. (M. Z.)

A pesar de la bajada de la clientela, lo que ha acabado de rematar el negocio familiar ha sido tener que hacer frente al alquiler sin ningún ingreso ni flexibilidad. “Pago 2.400 euros con IVA, más la luz, el agua, el alquiler de mi casa… Es imposible. He intentado llegar a un acuerdo con mi casero, pero no hay manera. Llevo 11 años aquí, he pagado todos los meses, y le pedí si me podía bajar un poco durante la cuarentena, porque no podía vender. ¡Pues ni un céntimo!”. En unos días, empaquetará lo que no haya conseguido vender y meterá en su casa las cajas con los restos del que fuera su negocio.

Pocos metros después, otro cartel en español y en chino anuncia otro traspaso de la tienda de ropa Oskka. “Tenemos varios locales, pero con lo que estamos vendiendo no podemos pagar a los trabajadores. Así que estamos traspasando y reduciendo las tiendas para ahorrar costes”, explica Antonio, el nombre que el encargado chino usa en España.

El local del restaurante de Manuel ya está en alquiler. (M. Z.)

Los escaparates vacíos y los carteles de ‘se alquila’ son cada vez más frecuentes en Tetuán, sobre todo en la hostelería. Es el distrito de Madrid donde más locales comerciales han cerrado o se han dado de bajo desde febrero. Según el análisis de los datos publicados por el Ayuntamiento de Madrid correspondientes al mes de junio, el primer mes tras el estado de alarma, el número de locales sin actividad ha aumentado en medio centenar sobre la situación anterior al coronavirus. La mitad de estos locales (255) se concentra en los distritos populares de Tetuán y Carabanchel.

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El primer impacto del coronavirus en la economía local se ha cebado en estos dos distritos de clases medias y bajas y de pequeños comercios, donde los vecinos viven más al día. Los datos de junio son los primeros que se publican tras el estado de alarma y cuando los trámites administrativos han recobrado su cauce habitual. Es lógico pensar que las oficinas municipales tengan mucha carga de trabajo acumulada por el parón de marzo y abril y que muchos comerciantes estén viviendo en la incertidumbre sobre la viabilidad de su negocio. Por ello, y a tenor de los muchos carteles de venta, alquiler, traspaso o liquidación que se están viendo en los escaparates, cabe pensar que este goteo de cierres irá en aumento con el transcurso de los meses.

Tetuán ha sido una de las zonas que más subieron con el aumento de alquileres, tanto por su cercanía al centro como por sus precios más asequibles. Sin embargo, ahora, sus comercios están siendo los más castigados en esta primera oleada de cierres. “El valor de los locales de la zona es muy residencial, bares, tiendas de cercanía… Y aunque se hubiera revalorizado, la gran mayoría de su población es de poder adquisitivo medio bajo, gente que ahora está en ERTE, en paro… y que en definitiva va a proteger su dinero más”, cuenta Pablo Calvo, agente inmobiliario de Remax, que lleva la zona. “Primero lo notan más en las avenidas grandes, como Bravo Murillo, porque tienen más gastos y costes fijos. No es lo mismo un alquiler de 1.000 que de 5.000”.

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La puntilla para Carabanchel

En la otra punta de Madrid, en Carabanchel, la estampa de carteles en fosforito que buscan nuevos inquilinos se repite, aunque aquí el coronavirus más que la causa ha sido la 'puntilla'. “Nos ha acabado de rematar, sobre todo a los bares. Muchos directamente ni han vuelto a abrir, especialmente los que no tienen terraza”, cuenta José Luis Sánchez, portavoz de la Asociación de Comerciantes y empresarios de General Ricardos, en Carabanchel.

Es lo que le ha pasado a Segundo, que regenta el bar Dos Amigos, a pocos metros del metro de Carabanchel. A la vez que anuncia el traspaso, espera a que el ayuntamiento le dé permiso para poner servicio de terraza; bien para remontar, bien para que se revalorice y recuperar algo de lo invertido con el traspaso. “La gente tiene miedo, no entra, la clientela que habíamos conseguido ganar en dos años ya no viene: ni los mayores ni los jóvenes”, cuenta al teléfono. Su facturación ha bajado hasta un 75% y, de cuatro trabajadores que tenía a su cargo, ahora solo mantiene su nómina y la de otro empleado. "Así es imposible".

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Como en el resto de los casos entrevistados, la falta de negociación con el casero ha sido determinante para plantearse colgar el cartel de cerrado. “Tengo más negocios y en todos me han flexibilizado el pago de uno o dos meses, cuando hemos estado cerrados, pero este es muy estricto…”.

“Los caseros que se lo han podido permitir, que no viven de esas rentas, han condonado el alquiler, porque cualquiera que tenga dos dedos de frente prefiere perder dos meses a que se le vayan. Pero es verdad que hay otra gente que piensa que todavía puede pedir lo que antes”, cuenta Calvo, el agente de Remax.

Carteles de alquiler por Marqués de Viana. (M. Z.)

Sánchez, que además de portavoz de los comerciantes del barrio regenta una administración de lotería, ve mal futuro a corto plazo en la zona si el miedo no desaparece de la nueva normalidad. “Lo único que funciona ahora mismo es el consumo de necesidad, de bolsita en mano. La falta de trasiego en la calle nos está matando, la gente no consume. Al menos con el estado de alarma, aunque no vendíamos, estábamos cerrados. Ahora tenemos que abrir pero sin vender”, explica mientras despacha quinielas y euromillones.

Muchos ven que hasta diciembre, por lo menos, la situación no va a cambiar

“Lo del teletrabajo también nos hace polvo, porque antes, especialmente en zonas de oficinas, la gente se bajaba a por un café, a una terraza después de trabajar… O compraba algo cuando iba o venía del trabajo… Ahora todo es en casa”, añade. “Y eso, sin contar con que la gente está ganando menos. Yo no soy de los que peor están, y aun así estoy aquí 12 horas al día, sábados y domingos incluidos. Pero muchos ven que hasta diciembre, por lo menos, la situación no va a cambiar. Y que no aguantan”.

Otra de las tiendas que cierran en Tetuán es la de Antonio, Oskka. (M. Z.)

Pero los problemas en esta zona venían de atrás, especialmente desde el cierre del estadio Vicente Calderón, polo de atracción y fuente de ingresos del distrito. Sin los partidos del Atlético de Madrid, la cadena que sostenía el barrio se ha ido quebrando. “Yo no he perdido a la clientela fija, ni ahora, pero sí ha sido una gran pérdida toda la lotería que vendía en los restaurantes. Antes, cada 15 días venía gente de fuera a ver los partidos y se llenaba todo. Ahora solo funcionan las avenidas de Antonio López y General Ricardos. El resto es un drama”.

También ha supuesto un descalabro para muchos comercios del distrito, uno de los que tienen las rentas más bajas de la capital, la ausencia este año de las fiestas de San Isidro, que se celebraban en la pradera del mismo nombre en mayo y que para muchos suponían “la mitad de la facturación de todo el año”.

Mientras con un ojo van haciendo números para aguantar un mes más —“y eso el que pueda, que la mayoría vamos a 15 días vista”, apunta Sánchez—, con el otro, los pequeños comerciantes y hosteleros están pendientes de las cifras de contagios y fallecidos, con miedo de que un rebrote acabe de ahogar a los que todavía achican agua para mantener a flote sus negocios. “Esto ha acabado de hundir a los que iban justos, pero si hay un rebrote, iremos muchos más detrás”, añade.

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