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La última batalla del eterno candidato a una plaza en la Complutense: "Iremos por la vía penal"
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La última batalla del eterno candidato a una plaza en la Complutense: "Iremos por la vía penal"

Después de postularse tres veces sin éxito a un puesto de profesor que tenía bicho, Miguel Álvarez no ceja en su empeño. No descansará hasta ver a sus evaluadores inhabilitados

Foto: La Facultad de Ciencias de la Información es el escenario de una insólita batalla legal por una plaza de profesor. (Europa Press/Eduardo Parra)
La Facultad de Ciencias de la Información es el escenario de una insólita batalla legal por una plaza de profesor. (Europa Press/Eduardo Parra)

Miguel Álvarez Peralta lleva más de cuatro años enfrascado en una batalla contra la Universidad Complutense por una plaza de profesor en la Facultad de Ciencias de la Información. Como ya contamos en El Confidencial, en septiembre de 2021, el aspirante denunció irregularidades en su convocatoria para favorecer a otra candidata que, pese a no contar con tantos méritos curriculares como Álvarez, acabó siendo la elegida para impartir la asignatura de Teoría de la Información.

El Rectorado, y luego la Justicia ordinaria, le dieron la razón y despojaron de la plaza de PAD —profesor ayudante doctor, el nivel más bajo dentro de la escala docente universitaria— a la otra aspirante, Juana Escabias. Para sorpresa del tribunal, Álvarez lo había grabado todo para utilizarlo como respaldo a su denuncia. No solo eso, también incluyó unos mensajes de WhatsApp que el director del departamento le había enviado reprochándole que se hubiera postulado. "No creo que seas segundo, vas a ganar la plaza y la asociada que tenemos dentro del departamento se quedará de asociada nada más", le escribió en septiembre de 2020, poco después de conocerse que estaba entre los finalistas. "Entrarás en Periodismo y Nuevos Medios, pero no esperes que yo te dé la bienvenida".

La realidad es que nunca entró. Álvarez, pese a obtener 1,2 puntos sobre 2 en la entrevista, no logró superar a Escabias en la baremación y tuvo que seguir dando clase en la Universidad de Castilla-La Mancha, primero, y más tarde en la Universidad Rey Juan Carlos. Pero nunca abandonó su guerra contra la Complutense.

La Comisión de Reclamaciones pasó por alto su protesta de que los méritos habían sido computados arbitrariamente o los mensajes de WhatsApp, pero fue implacable con un defecto de forma: uno de los miembros del tribunal, Joaquín Sotelo, llegó a la evaluación con 37 minutos de retraso y, pese a que se abstuvo a la hora de puntuar al candidato, más tarde estampó su firma en unos informes de seguimiento. Aquel error dio oxígeno al aspirante, ya que el Rectorado ordenó repetir la entrevista. Entre medias, la desafortunada muerte por coronavirus del catedrático Jorge Lozano dejó al tribunal con tres únicos evaluadores: Héctor Fouce, Elvira Calvo y Raquel Caerols.

Foto: La Facultad de Ciencias de la Información, en la Universidad Complutense. (EFE)

Así llegó a su segunda entrevista, más bien la repetición de la primera. En esta ocasión, la Comisión introdujo nuevos criterios para puntuarle, siendo uno de los cuales la "actitud respecto a la convivencia en el Departamento". Escabias, su principal rival, se había retirado de la carrera, pero Álvarez, pese a ser el único candidato, no llegó a la meta: tras un intercambio bastante tenso de preguntas y respuestas, le puntuaron con un 0,7 —las reglas de la universidad obligan a sacar como mínimo un 1 en la entrevista oral— y la plaza quedó desierta.

Aunque la Comisión de Reclamaciones de la UCM le dio otra vez la razón a Álvarez, reconoció que se estaba "agotando el último recurso de su potestad". Este doctor en Periodismo intuyó que su caso podía acabar en una vía muerta burocrática y rápidamente lo puso en manos de sus abogados, que lo llevaron al juzgado de lo contencioso-administrativo de Madrid. El juez, tras evaluar las pruebas, ordenó, una vez más, la repetición de la entrevista y su valoración.

Era la tercera vez que Álvarez se encontraba cara a cara con Héctor Fouce en apenas tres años: hace mucho tiempo fue el codirector de su tesis doctoral, ahora era el presidente del tribunal que habría de juzgarle de nuevo. El encuentro se produjo el pasado 18 de diciembre y, por supuesto, todas las partes aparecieron grabadora en mano. La sesión duró 48 minutos que fueron registrados —la asesoría jurídica de la Complutense recomendó hacerlo para que Álvarez no pudiera entresacar fragmentos descontextualizados de la entrevista— y, en cuestión de horas, subidos a YouTube por el aspirante a profesor complutense.

placeholder Álvarez Peralta es entrevistado por Risto Mejide tras el artículo publicado en El Confidencial. (Cuatro)
Álvarez Peralta es entrevistado por Risto Mejide tras el artículo publicado en El Confidencial. (Cuatro)

Como cabía esperar, el intercambio entre Álvarez Peralta y sus evaluadores (en los ejemplos a continuación habla con Elvira Calvo) no fue nada amable.

—En esta casa he impartido en grupos distintos la asignatura Semiótica de la Comunicación de Masas, como habrán podido comprobar en los certificados emitidos por su departamento…
¿Como profesor asociado?
—No, como becario FPU que incluye la impartición docente porque es Formación del Profesorado Universitario.
O sea, impartió Semiótica durante seis meses como becario.

[…]

¿Ha sido profesor alguna vez de semiótica?
—Sí, he sido profesor...
¡No becario! ¡No FPU! ¿Ha sido profesor de Teoría de la Información o de Semiótica? Esta pregunta se la hice también la otra vez.
—He sido profesor en fase de formación de la asignatura de Semiótica, sí.
Me parece que eso no cuenta como docencia para la ANECA, pero…, en fin…, usted nunca ha dado clase de Semiótica como profesor.

La calificación de la entrevista fue 0,8 por lo que, de nuevo, la plaza de profesor quedaba desierta.

Nadie cree que vaya a rendirse

Consultado por este medio, el presidente del tribunal ha declinado hacer declaración alguna al considerar que el proceso sigue abierto y que cualquier tipo de valoración podría afectar a su desenlace. El departamento, incluso la universidad, están bunkerizados aguardando el siguiente paso de Álvarez. Después de cuatro años, nadie piensa realmente que vaya a bajar los brazos.

"¿Cómo no va a contar la docencia FPU, entonces para qué damos clase?", se pregunta Álvarez estos días en conversación con El Confidencial. "Que te estén tratando así, en ese clima tan hostil, es increíble. El Rectorado debería inhabilitarles y que se repita con otro tribunal".

Fuentes próximas al departamento, que solicitan el anonimato para no enturbiar más este proceso, indican a este periódico que los miembros de la comisión han tratado de renunciar en distintas ocasiones, dada la presión ejercida sobre ellos al haberse mediatizado tanto este caso. Sin embargo, estos intentos han sido rechazados desde el Rectorado.

En cuanto a cómo afrontó el candidato una tercera entrevista, después de haber salido el caso hasta en televisión, de que sus evaluadores se hayan visto expuestos al escrutinio público y le hubiesen castigado con anterioridad, Álvarez Peralta dice que, "por mi parte, había mucho dolor, porque, además el presidente del Tribunal, fue mi codirector de tesis y director de un I+D en el que fui un explotado, yo he trabajado gratis lo que no te imaginas; es más, pagando, porque pagué los gastos de edición de un libro con mi dinero siendo yo un precario investigador y luego le tuve que perseguir durante tres años para que me reembolsara 500 euros de la editorial Fragua", recuerda. "Las otras dos tienen menos currículum que yo, que estoy acreditado a titular y tengo un sexenio, ellas no tienen ninguna de estas cosas… y todo para dejar una plaza desierta, que ya no tiene ni bicho".

"Todo esto para dejar una plaza desierta, que ya no tiene ni bicho"

La decisión ha sido reclamada, pero, si esto no prospera, el académico está ya vislumbrando el próximo paso: "Estamos preparándonos para ir por la vía penal".

"No sería contra la Complutense como institución, sino contra personas, concretamente contra los tres miembros del tribunal", explica, "por prevaricación, por tomar una decisión injusta a sabiendas de que lo es". Actuar por lo penal contra sus evaluadores no supondría en ningún caso exigir una pena de cárcel, pero sí es plausible solicitar una indemnización y un tiempo de inhabilitación. Existe un precedente en la Universidad Rey Juan Carlos: en 2018, el catedrático Octavio Uña fue condenado a nueve años de inhabilitación por torpedear la solicitud de catedrático emérito de Alfonso de Esteban, con quien al parecer se llevaba fatal.

"Hay mucha gente animándome a que haga un crowdfunding para apoyarme económicamente", confirma Álvarez, "y la fundación Hay Derecho me ha dicho que estaría interesada en personarse como acusación popular". Es la misma organización sin ánimo de lucro que hace unos meses logró anular en el Supremo el nombramiento de Magdalena Valerio como presidenta del Consejo de Estado.

Juana Escabias, por cierto, logró su plaza de profesora en la Facultad de Ciencias de la Información el pasado mes de septiembre. Fue la candidata mejor evaluada de los 10 candidatos que se presentaron. La secretaria de su Comisión de Selección, María de Mar López Talavera, había protagonizado en 2019 otro caso de 'plaza con bicho' que acabó en los tribunales.

Miguel Álvarez Peralta lleva más de cuatro años enfrascado en una batalla contra la Universidad Complutense por una plaza de profesor en la Facultad de Ciencias de la Información. Como ya contamos en El Confidencial, en septiembre de 2021, el aspirante denunció irregularidades en su convocatoria para favorecer a otra candidata que, pese a no contar con tantos méritos curriculares como Álvarez, acabó siendo la elegida para impartir la asignatura de Teoría de la Información.

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