Un juez condena a la Complutense porque amañó la plaza de una profesora de... ética
Un juzgado ordena a la universidad madrileña repetir el proceso de selección y volver a valorar los méritos de los aspirantes. El puesto es para enseñar ética y deontología en Periodismo
El juzgado de lo contencioso administrativo número 26 de Madrid acaba de condenar a la Universidad Complutense de Madrid a repetir un proceso selectivo porque lo amañó para que saliera elegida la candidata que quería el Departamento de Periodismo III, en detrimento de los otros cuatro candidatos que se presentaron. Lo más llamativo es que la plaza era para enseñar ética y deontología profesional. En una sentencia dictada el pasado 5 de septiembre, el tribunal ordena a la universidad que "vuelva a valorar los méritos de los aspirantes de una forma ajustada a derecho". Un portavoz de la Complutense asegura que no recurrirán la decisión judicial.
El concurso se tendrá por tanto que repetir gracias a la denuncia de uno de los candidatos que se presentaron al mismo, el periodista Julio César Pérez. La Facultad de Ciencias de la Información decidió ofertar en julio de 2016 una plaza de profesor "contratado doctor interino del Departamento de Periodismo III, Teoría General de la Información". Un puesto retribuido con 30.179 euros anuales. Pero, según Pérez: "Todo era una farsa. Al saberse que yo optaba, recibí alguna llamada de algunas de las personas que gestionaban la facultad y habían sido profesores míos pidiéndome que no me presentara, porque si lo hacía, debido a mi currículo, no iban a poder dar la plaza a quien querían".
"Es decir, que a esa persona le iba a resultar imposible competir con mi currículo". Julio César Pérez es licenciado en Periodismo y doctor en Ciencias de la Información y ha sido profesor en las universidades Camilo José Cela, Alcalá de Henares, San Pablo CEU y en la propia Complutense. También es analista político en varios programas de televisión y radio. "Yo quería presentarme para ver si podía volver a la Complutense, pero me dijeron que la plaza era en realidad una plaza con bicho, una plaza que sale a concurso pero ya está dada. Todo esto me pilló con el paso cambiado. Me dijeron que si me presentaba, generaría mal rollo".
Pérez asegura que si tenía alguna duda, las presiones recibidas le animaron definitivamente a presentarse. Pero tras el proceso selectivo ganó el 'bicho', es decir, la persona preferida por el departamento, que ya llevaba varios años trabajando en él con la categoría de ayudante doctora. Se trata de María del Mar López Talavera, que obtuvo la máxima puntuación de los cinco candidatos: 80 puntos. Según su currículo, es "especialista en Ética y Deontología de la Información". Julio César Pérez reclamó ante la universidad, que desestimó sus alegaciones en diciembre de 2016. En marzo de 2017, decidió entonces acudir a los tribunales.
"Funcionó la maquinaria de la endogamia. Nos presentamos cinco candidatos, pero el único objetivo del tribunal evaluador era que saliera la persona que ellos querían, independientemente de la trayectoria de los otros aspirantes", explica Pérez. La sentencia revela que lo primero que hizo el tribunal fue examinar el currículo de los candidatos antes de publicar el baremo de los méritos que se iban a tener en cuenta, lo que "contamina" el proceso. "Primero se decide el baremo y luego se mira el currículo, no al revés, si no estás contaminando el proceso para determinar qué es lo que quieres que valga", afirma Pérez. El tribunal evaluador estaba compuesto por Eva Aladro (doctora en Periodismo), María del Pilar Agudiez (doctora en Ciencias de la Información), Héctor Fouce (doctor en Periodismo), Elena Real (doctora en Ciencias de la Información) y Luisa Sánchez Calero (doctora en Ciencias de la Información). Todos enseñan ética en la universidad.
La sentencia también revela que a la candidata elegida por el departamento le validaron ciertos méritos presentados después de que finalizara el plazo. "Tenía 16 años de docencia y le contaron 20. A mí, los 20 en tiempo completo me los contaron en tiempo parcial. Mis seis años de decanato contaron como dos. He presentado programas de radio y televisión. He sido analista político. Todo ello contó lo mismo que las prácticas en la carrera de ella. Y para el tribunal, la docencia en universidad privada contaba la mitad, porque según ellos tiene menos calidad que la docencia en la pública", argumenta Julio César Pérez.
El denunciante asegura que nunca había vivido nada parecido. "Una de las componentes del tribunal me dijo que se había hecho todo lo posible para dejarme a tanta distancia [solo obtuvo 20 puntos] que la idea era que no pudiera reclamar porque no me merece la pena. Aun así lo hice, pero no sirvió. Y fui a los tribunales. Primero me dijeron que no me presentara, y luego que no reclamara y lo dejara tal y como estaba porque eso enrarecía el ambiente y a lo mejor más adelante podía haber una plaza para mí. Me dijeron que esa manera de proceder de los tribunales era lo habitual. Lo que es de coña es que se amañó una plaza de ética y los cinco miembros de ese tribunal son profesores de ética".
El fallo de la sentencia es claro: "Se ordena la retroacción del expediente administrativo hasta el momento inmediatamente anterior a aquel en el que la Comisión de Selección aprobó el baremo concreto, para que proceda a aprobar un baremo concreto ajustado a derecho y vuelva a valorar los méritos de los aspirantes, de forma ajustada a derecho, debiendo ser la fijación del baremo concreto siempre anterior a la valoración individual o conjunta de la documentación de los aspirantes". El denunciante asegura que el suyo no es un caso excepcional. "Lo mío ejemplifica cómo se están sacando las plazas en la universidad, con un sistema de endogamia que no premia siempre a los mejores candidatos. No se busca la excelencia. Y además se amenaza o intimida a la gente para que no se presente o reclame".
El juzgado de lo contencioso administrativo número 26 de Madrid acaba de condenar a la Universidad Complutense de Madrid a repetir un proceso selectivo porque lo amañó para que saliera elegida la candidata que quería el Departamento de Periodismo III, en detrimento de los otros cuatro candidatos que se presentaron. Lo más llamativo es que la plaza era para enseñar ética y deontología profesional. En una sentencia dictada el pasado 5 de septiembre, el tribunal ordena a la universidad que "vuelva a valorar los méritos de los aspirantes de una forma ajustada a derecho". Un portavoz de la Complutense asegura que no recurrirán la decisión judicial.
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