Es noticia
El almirante Cervera, un oráculo de todo lo malo que ocurriría en España tras el siglo XIX
  1. Alma, Corazón, Vida
"ESTA VEZ NO ME ESPERES, NO VOLVERÉ"

El almirante Cervera, un oráculo de todo lo malo que ocurriría en España tras el siglo XIX

El pensamiento del almirante estaba más bien puesto en la resignación ante la mediocridad que imperaba en la clase política para encontrar soluciones intermedias

Foto: Retrato en óleo sobre lienzo del vicealmirante de la Armada Pascual Cervera y Topete. Obra del Federico Godoy Castro (1923). Ministerio Naval, Madrid (MNM 1078).
Retrato en óleo sobre lienzo del vicealmirante de la Armada Pascual Cervera y Topete. Obra del Federico Godoy Castro (1923). Ministerio Naval, Madrid (MNM 1078).

Me he convertido en la muerte, en el destructor de mundos.

(Traducción libre de Oppenheimer de un extracto del Bhagavad Gita)

Es reconocida la entereza del almirante Cervera cuando en medio de la euforia y descalificaciones vertidas por una prensa española muy subida ante los acontecimientos de Cuba en 1898, lacónicamente, le dijo a su mujer: “Esta vez no me esperes, no volveré”. Pero la cosa no quedó ahí. Su hijo, oficial, a la sazón en prácticas, tuvo que oír otra lapidaria frase de su padre y mentor en los asuntos del mar. “Vamos al sacrificio, al desastre, o, mejor dicho, vamos al cumplimiento del deber”. ¿Derrotismo? No, hiperrealismo.

Pascual Cervera Topete estaba decididamente en contra de plantear batalla contra la escuadra norteamericana, pues sabia que iba a una inmolación segura; y no solo eso, estaba al tanto de las maniobras preliminares e intentos de compra que venía ofreciendo desde hacía años el poderoso estado trasatlántico. Tal que un 25 de mayo de 1848, el undécimo presidente, James Knox Polk, ofreció la jugosa suma de 100.000.000 de dólares por Cuba y Puerto Rico. Poco más tarde; hacia 1854, los diplomáticos estadounidenses James Buchanan y Pierre Soulé insistieron en la compra de las mencionadas posesiones españolas recomendando una alzada de otros 20.0000.000 hasta totalizar los 120 millones de dólares; pero esta vez, con la velada amenaza de ir más allá en unas filtraciones deliberadamente capciosas. El indiscutible valor económico, estratégico, agrícola y el consiguiente prestigio para la voracidad del imperialismo de aquella joven nación estaban solapados en la ecuación.

Cervera estaba al tanto y en contra de lo que se ha dicho durante años, su pesimismo no radicaba en las escasas opciones que tenía que afrontar como profesional de la milicia frente a un adversario que apuntaba maneras; sino que su preocupación radicaba más bien en el pletórico y bullicioso ejercicio de una prensa mediocre que jaleaba de forma desmedida y acrítica a una enorme población dócil, manipulable y muy proclive a darse golpes de pecho en vez de reflexionar. El pensamiento del almirante estaba más bien puesto en la resignación ante la mediocridad que imperaba en la clase política para encontrar soluciones intermedias que permitieran a nuestro país un honorable cambio de guardia. Sí, había opciones diplomáticas, por mucho que nos rasguemos las vestiduras, y también es muy fácil lanzar baladronadas a la distancia de un océano intermedio. Se podía llegar a la paz y con excelentes compensaciones sin pasar por el trauma, pero parece ser que la imaginación había perdido la batalla ante el adocenamiento histórico del país; y, es más, cuando España pare lumbreras, rápidamente se les da un visado para exportarlos.

placeholder El cañonero Merrimack. (Wikimedia Commons)
El cañonero Merrimack. (Wikimedia Commons)

El caso es que una vez consumada la expiación de su premonitoria sentencia y tras evadir el intento de bloqueo tras el intento de hundimiento previo del cañonero Merrimack, con el que se intentó encerrar a la entera flota española unos días antes de la caída de Santiago de Cuba tras el asedio de las tropas norteamericanas; la bocana del puerto quedó expedita para los sucesos posteriores. Aquellos marinos de España ya sabían que estaban sentenciados.

Hundimiento tras hundimiento

Se dieron casos de heroísmo extremo en situaciones tremendamente limitantes. Varias embarcaciones, ante las vías de agua que embarcaban tras el intenso cañoneo o tiro al blanco de los acorazados norteamericanos se dirigieron a las playas próximas embarrancando en ellas antes que entregarlas o rendirlas, otras, se fueron a los fondos marinos aledaños con cerca de 360 marinos vestidos con el uniforme de gala exclusivo de los grandes lances o acontecimientos.

Cervera fue trasladado a la academia de Annapolis recibiendo un tratamiento exquisito por parte de las autoridades norteamericanas

Uno de los casos más surrealistas se dio cuando, en medio de la batalla, una cañonera se dirigió contra la nave almirante norteamericana en la que Sampson, jefe de la escuadra, observaba diligentemente con sus prismáticos la delirante y osada acción. En realidad, esta iba sin rumbo definido ni intencionalidad alguna más allá de la inercia del motor. Ocurría, que el timón de la nave había recibido un impacto directo y en consecuencia quedó al albur de su suerte. Apercibido el almirante de esta situación, ordenó que cesara el fuego inmediatamente. Había observado el marino norteamericano que, en cubierta, un oficial herido y sin mecánica motriz en las piernas, con un torniquete de fortuna, se estaba liando un buen cigarro de picadura en flagrante desafío a la tormenta de metralla que estaba cayendo. Subido a bordo del USS Brooklyn a la sazón dirigido por el almirante Schley, el osado marino fue recibido con honores por la oficialidad y subordinados, siendo tratado como héroe de guerra. Todavía hoy no se sabe su nombre ni el del hierro errante en el que iba.

Foto: La rendición de Granada, por Francisco Pradilla, uno de los especialistas en la pintura de historia propia de la segunda mitad del siglo xix (Wikimedia)

Tras la debacle, crónica de una derrota anunciada, como prisionero altamente respetado, Cervera fue trasladado a la academia de Annapolis recibiendo un tratamiento exquisito por parte de las autoridades norteamericanas. Mucho se ha criticado a Cervera por su actitud ante los acontecimientos, pero tras estudiar el contexto en el que se desarrolló la batalla de Santiago de Cuba, la armada tomo en conjunto las decisiones más sensatas en medio de aquel despropósito. Esto ocurría en el año 1898, un episodio amargo de difícil digestión, una enseñanza a tener en cuenta.

P.D. Mi agradecimiento al capitán de fragata Don Eduardo Bernal por facilitarme fuentes para el apoyo de este relato. La interpretación de los hechos solo compete al escribano.

Me he convertido en la muerte, en el destructor de mundos.

Historia de España Historia
El redactor recomienda