Muere el inventor del karaoke, el japonés Shigeichi Negishi: esta es la curiosa historia que le llevó a crearlo

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Muchos millones de personas en todo el mundo han pasado momentos muy divertidos cantando en karaokes, pero pocos saben quién fue la persona que inventó originalmente ese sistema para que cualquiera con la suficiente valentía pueda ser una estrella sobre el escenario, al menos durante unos minutos. El creador al que debemos este popular invento se llamaba Shigeichi Negishi, y ha muerto recientemente a los 100 años de edad.

La palabra "karaoke" ya se había empezado a usar en Japón para referirse a grabaciones musicales instrumentales a las que luego se les ponía la voz de un cantante, pero fue Shigeichi Negishi quien concibió en 1967 la primera máquina de karaoke tal como las conocemos, aunque lógicamente han evolucionado mucho desde entonces. El invento de Negishi, que no llegó a ser patentado, fue tremendamente influyente, y muchos otros crearon sus propios sistemas y fueron perfeccionando el concepto a lo largo de los años.

Shigeichi Negishi falleció el 29 de enero tras sufrir una caída, pero la noticia no había trascendido hasta esta semana, cuando The Wall Street Journal le ha dedicado un emotivo artículo recordando la historia que le llevó a dar con este invento.

Inventó el karaoke por su pasión de cantar... ¿mal?

Negishi, nacido en Tokio en 1923, llevaba en los años 60 un negocio de ensamblaje de electrónica de consumo que fabricaba máquinas de casete, y le gustaba empezar el día cantando ante la radio: había un programa en la radio japonesa que ya animaba a los oyentes a poner voz a canciones pop al estilo karaoke, aunque este hombre acabaría llevando este concepto más allá. Un día en el que estaba especialmente de buen humor continuó cantando al llegar a la oficina, pero parece que su compañero (que era el ingeniero jefe de la compañía) no valoraba mucho su voz: le acusó de cantar de manera terrible, y se burló de él por ello.

Fue entonces cuando a Negishi se le ocurrió la idea de idear un sistema como el de la máquina de karaoke, pensando que con una pista de acompañamiento como las de la radio su voz sonaba mucho mejor, o al menos podía defenderse de forma un poco más decente. Gracias a su negocio, tenía a su disposición la tecnología necesaria: solicitó a ese mismo ingeniero que incorporase un micrófono a una de las máquinas de casete que fabricaban, para ver cómo sonaba su voz junto a una grabación instrumental como las que tanta disfrutaba en la radio.

Su compañero se burló de él por cantar mal, y se le ocurrió crear una máquina de karaoke

Solo tres días después, el ingeniero hizo realidad su visión y le presentó el prototipo de la que acabaría siendo la primera máquina de karaoke del mundo, la Sparko Box: utilizaba cintas de casete con pistas instrumentales, y las letras de las canciones venían en un librito de texto. La voz, a través del micrófono, salía de forma natural a través de los altavoces junto a la grabación instrumental, como si estuviese cantando con una banda de músicos. Tras llevar el invento a casa, a su mujer e hijos les encantó divertirse cantando, y Negishi empezó a vender la Sparko Box.

Empezó a tener tanto éxito en Tokio, que hubo quienes lo vieron como una amenaza: los músicos que por aquel entonces cobraban en los bares por acompañar a quienes de manera casual querían acompañarles a la voz. Empezaron a exigir a los propietarios de los locales que retirasen aquellas máquinas, cuyo uso era mucho más barato que sus servicios, pero el auge del karaoke era imparable en Japón (y en todo el mundo), y pronto quedó establecido como el método predilecto para cantar en público de manera festiva y sin complicaciones, con muchas otras máquinas y sistemas que llegaron tras la iniciativa pionera de Shigeichi Negishi.