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Del colegio a la inserción laboral: los retos del día a día a los que se enfrenta una persona ciega
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"Derribar barreras mentales"

Del colegio a la inserción laboral: los retos del día a día a los que se enfrenta una persona ciega

Salva y David nacieron con amaurosis congénita de Leber, solo son capaces de ver algunas sombras en lugares con mucha iluminación. Sus historias, desde sus problemas en el colegio hasta su presente laboral

Foto: Persona ciega utilizando un bastón para guiarse por la calle (iStock)
Persona ciega utilizando un bastón para guiarse por la calle (iStock)

"Nací con amaurosis congénita de Leber, un problema de los conos y los bastones que me impide ver prácticamente nada. Tanto es así, que solamente distingo entre claro y oscuro, luces, sombras y siluetas. Esto hace que me tenga que mover utilizando un perro guía o bastón", Salva Doménech de Alcoy, 24 años.

"La enfermedad que tengo se llama amaurosis congénita de Leber. Es de nacimiento. Tengo muy poco resto de visión con la luz del día o en lugares con muchísima iluminación. Por la noche o en sitios interiores con luz normal o baja no veo absolutamente nada", David Martínez de Mérida, 33 años.

Los datos hablan por sí solos. La tasa de empleo de personas con discapacidad en 2021 fue del 26,9%, más de 39 puntos inferior a la de las personas sin discapacidad. Dicha tasa aumentó 0,2 puntos respecto a 2020, según el Instituto Nacional de Estadística. Además, la tasa de paro superó en casi ocho puntos a la de la población sin discapacidad (22,5% frente a 14,7%). Dentro de estos porcentajes están, entre muchas otras, las personas ciegas, a las que les sigue resultando muy complicado hacerse un hueco en el mundo laboral.

Salva Doménech y David Martínez, sin embargo, forman parte de esta minoría de personas con discapacidad que tiene trabajo. El primero de ellos, trabaja como técnico de comunicación y transformación digital en la Fundación CERMI Mujeres; y el segundo es redactor de Economía en Servimedia. Sin embargo, el reto de encontrar trabajo y pasar a ser "uno más" dentro de sus empresas no ha sido el único al que se han tenido que enfrentar a lo largo de su vida por su discapacidad.

La etapa escolar

Tanto Salva como David han vivido su paso por el colegio e instituto de manera distinta a la gran mayoría de alumnos, teniendo que hacer frente a las trabas del sistema educativo: "Las adaptaciones fueron, al principio, libros en braille y una máquina Perkins para escribir en braille, y, posteriormente, un ordenador con lector de pantallas que la Consellería d’Educació nos cedía al alumnado con discapacidad, en colaboración con la ONCE que fue quien siempre veló porque mis estudios fueran accesibles", asegura Salva.

David estudió en los 90 y él mismo se sorprende de lo adaptada que estuvo su educación, a pesar de lo poco avanzada que estaba entonces la tecnología: "Que yo pudiera estudiar en un colegio ordinario ya en los 90 fue gracias a la profesora que me asignaron de la ONCE, venía dos días a la semana al colegio a atender las necesidades que yo tuviera y las de los profesores a los que enseñaron, por ejemplo, braille". El lector de pantallas fue también un gran aliado de David, sobre todo en su paso por el instituto y la universidad.

"El ciego empieza a ser quien no tiene compañero en Educación Física, quien no tiene compañero en los trabajos en grupo..."

Sin embargo, a pesar del esfuerzo de su colegio, la consejería y ONCE; Salva sufrió discriminación en el instituto: "El ciego empieza a ser quien no tiene compañero en Educación Física, quien no tiene compañero en los trabajos en grupo... Y, más aún, acaba siendo a quien no invitan a fiestas de cumpleaños, quien no sale de fiesta, no forma parte de los primeros botellones, ni tiene planes los viernes o los sábados por las tardes, quien no tiene pareja…".

placeholder Un chico leyendo en braille (iStock)
Un chico leyendo en braille (iStock)

Para Salva, un gran reto durante su adolescencia fue encajar con las personas de su alrededor: "Tenía la necesidad de ser una persona normal, con amigos, con pareja, con planes, con hobbies, con otro entretenimiento que no fuera ir a clase. Al final lo logré, pero teniendo que buscar entre personas ciegas y afiliadas a ONCE".

Retos de la vida adulta

Tanto David como Salva estudiaron en la universidad. El primero de ellos en Sevilla y el segundo en Madrid. Al irse de casa de sus padres, como para cualquier persona, su vida cambió.

Salva consiguió sentirse más integrado al llegar a la universidad a estudia un doble grado en Ciencia Política y Gestión Pública más Periodismo, pero el apoyo educativo empeoró con respecto a su paso por el colegio e instituto: "Tenía que ir contando al profesorado qué necesidades tenía porque ellos prácticamente no se enteraban de que tenían un alumno ciego hasta que no me veían entrar por la puerta, porque la oficina de atención a alumnos con discapacidad de la Universidad Rey Juan Carlos era como un fantasma". "Por si fuera poco, a esto hay que sumarle la incomprensión de muchos profesores, que no entendían por qué ellos debían adaptar nada a nadie y tampoco había nadie en la universidad, más que yo, que les instara a hacerlo".

"La ayuda de la ONCE en cuanto a formación y a la hora de poder acceder a este tipo de electores de pantalla es importantísima"

La etapa universitaria de David, que estudió Periodismo en la Universidad de Sevilla, fue muy continuista con respecto a su paso por el instituto, sí que notó que "la tecnología estaba ya más desarrollada, ya no había solamente lector de pantalla para el ordenador, sino también para los móviles. Y la verdad es que la ayuda de la ONCE en cuanto a formación y a la hora de poder acceder a este tipo de electores de pantalla es importantísima".

Más allá de la universidad, para Doménech irse a Madrid a vivir "supuso un todo, un antes y un después. Una mejora absoluta en cuanto a mis círculos sociales, en cuanto a mis capacidades, mi imagen... Fue un absoluto salto a la libertad, que era necesario e imprescindible. Hasta entonces, prácticamente se contaban con los dedos de una mano, no solo las posibilidades que yo había tenido de ir a tomar algo con un grupo, que, por supuesto, también; sino las de conocer a una chica con una mínima intención que fuera más allá de la amistad".

Inserción laboral

David terminó la carrera en Sevilla y se mudó a Madrid para empezar a hacer prácticas en Servimedia, la agencia de noticias que forma parte del Grupo Social ONCE y cuya platilla de periodistas está formada en más de un 50% por personas con discapacidad, donde tuvo su primer contrato laboral de sustitución. También ha trabajado en el Gabinete de Prensa del Congreso de los Diputados, y, de 2015 a 2020 fue el responsable de comunicación del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI).

Tras ello, desde el 2020 hasta el 2021 trabajó en el Gabinete de Comunicación de la CEOE: "Yo creo que es un ejemplo de inclusión que la patronal, que al final representa a las empresas españolas, que también contrate a personas con discapacidad y que lo hagan por mérito, con una entrevista, como contratan a cualquier otra persona". En el año 2021, David volvió a Servimedia como redactor de la sección de Economía.

Martínez asegura que en sus distintos puestos de trabajo no se ha sentido discriminado y ha dispuesto de las herramientas necesarias para el desarrollo de su labor profesional. Salva, sin embargo, sí que ha tenido problemas para encontrar trabajo, la gran mayoría de ellos derivados de su ceguera: "Sobre todo, esos problemas vinieron en la búsqueda de trabajos no cualificados".

"Parto de una situación de desventaja como es la ceguera y siento que debo suplirla"

Aun así, ha conseguido hacerse un hueco en el mundo laboral, para lo cual ha tenido que ser muy activo en asociaciones estudiantiles, asociaciones de periodistas, impartiendo charlas, en asociaciones dentro de la ONCE…: "En los últimos años, he tenido la suerte de no parar de trabajar. He pasado por ILUNION Comunicación social, Servimedia, Airbus y CERMI Mujeres y máximo he estado 8 meses parado, todo esto mientras estudiaba. Pero sí, parto de una situación de desventaja como es la ceguera y siento que debo suplirla para que se me empiece a conocer al mismo nivel que cualquier otra persona no ciega".

Mucho por mejorar

Tanto Salva como David coinciden en que todavía queda mucho por mejorar, también en que uno de los principales aspectos en los que tenemos que trabajar como sociedad es en la falta de credibilidad: "Quedan personas que creen que las que tenemos discapacidad somos infantiles. Todavía se infantiliza la discapacidad en muchos casos y se nos ve como menos capaces", asegura David.

Salva insiste en este tema: "Hay casos de personas ciegas a las que las infantilizan, niegan sus capacidades, les impiden (por tener discapacidad) contratar seguros o hipotecas… ¿Qué mayor reto hay que este?"

Son cuatro ejes, según Salva, los que habría que mejorar: movilidad, vivienda, falta de credibilidad y de concienciación: "Cada vez hay más productos de movilidad y menos legislación, lo que sin duda convierte en caos las calles, que cada día están más llenas de obstáculos. En lo que respecta a la vivienda, aunque cada vez tendemos a viviendas más digitales, también, cada vez más, la vitrocerámica, la lavadora, el lavavajillas, el horno o el frigorífico se manejan mediante botones táctiles y no están adaptados, teniéndolos que adaptar nosotros o con ayuda de la ONCE".

placeholder Un chico ciego con su perro guía (iStock)
Un chico ciego con su perro guía (iStock)

Salva, que tiene un perro guía, tiene muchos problemas en el transporte público porque "aunque existe una legislación que nos ampara y tipifica sanciones si se impide nuestro derecho de acceso, casi nadie la conoce. E igual para alquilar pisos. En mis épocas de búsqueda de piso, he perdido la cuenta de aquellos donde no han querido ni entrar a valorar mi solvencia económica porque soy usuario de perro guía".

"Lo que falta es derribar las barreras mentales. Falta concienciación para que se derriben barreras de accesibilidad en el acceso a la información y concienciación para dar oportunidades en el mercado laboral sin prejuicios. Cada vez se avanza más, pero aún falta camino por recorrer", concluye David.

"Nací con amaurosis congénita de Leber, un problema de los conos y los bastones que me impide ver prácticamente nada. Tanto es así, que solamente distingo entre claro y oscuro, luces, sombras y siluetas. Esto hace que me tenga que mover utilizando un perro guía o bastón", Salva Doménech de Alcoy, 24 años.

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