¿Podríamos cultivar plantas en la Luna? Esto es lo que dice la ciencia al respecto

Cuando imaginamos la conquista espacial, todo son naves espaciales de última generación y maquinaria pesada de lo más avanzada. Pero llegar a otros planetas para establecer colonias depende de otra cosa más insignificante que aquí en la Tierra ya damos por hecho al nacer con ella: la vegetación. En caso contrario... ¿Cómo podríamos respirar o cultivar cierto tipo de alimentos?

En enero de 2019 sucedió un hito en la colonización espacial que pasó desapercibido al no tener la espectacularidad de tantos otros. La nave Chang'e 4 aterrizó en la superficie de la Luna cargada con semillas de cuatro especies distintas de plantas. Aunque todavía es pronto para evaluar el experimento, se ha publicado un estudio con los resultados preliminares, que sugieren buenas noticias: sí, ciertas plantas podrían germinar sobre la superficie selenita, lo malo, obviamente, es el entorno que necesitarían para abrirse paso, el cual debería estar perfectamente acondicionado para quedar libre de la radiación o de la baja gravedad.

Precisamente, el experimento giraba en torno a cómo superar estos dos factores decisivos para llevar a cabo con éxito una plantación extraterrestre (con todo el sentido de la palabra). La misión Chang'e 4 no pretendía cultivar y ya está, sino analizar cómo habría que sortear la baja gravedad y la alta radiación sobre la superficie lunar. En especial la gravedad, ya que mantener a las plantas fuera de la radiación solar es sencillo en comparación a esquivar la fuerza gravitatoria, un factor que influye de sobremanera en el crecimiento de los tallos.

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Los científicos de la Universidad de Chongqing se llevaron una auténtica sorpresa al descubrir que, lejos de ser un impedimento para la germinación y el crecimiento de la planta, una menor gravedad en realidad favorecía otros procesos, como el de germinación. "Descubrimos que la gravedad lunar acelera la germinación de las semillas", explican los autores, en declaraciones recogidas por un artículo de IFL Science. Mientras la nave Chang'e 4 cultivaba en la Luna, los autores del experimento plantaron las mismas semillas en la Tierra, bajo una superficie idéntica y a la misma temperatura, humedad y presión atmosférica. Así, solo una de las semillas de algodón consiguió brotar en la Luna, mientras que en la Tierra brotaron casi todas junto con unas de algodón.

Temperaturas gélidas y mucha oscuridad

La mayor amenaza a la que se enfrentó la planta de la Luna fue no obtener apenas rayos de Sol en lo que se conoce como "la larga noche", que dura aproximadamente unos 18 días terrestres. Además, las temperaturas ambientales dentro del compartimento en el que fue plantada comenzaron a caer hasta los 52 grados bajo cero. Hubo que igualar estas condiciones para las plantas de la Tierra, que no aguantaron y sus tallos se tornaron de un color negro y amarillo. En cambio, la que había en la Luna todavía estaba erguida y verde cuando regresó la luz, un hecho insólito que dejó petrificados a los científicos.

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¿Cómo pudo suceder esto? Los investigadores sospechan que la baja gravedad desencadenó una resistencia al congelamiento típica en ciertas plantas ubicadas en los Polos. Sin embargo, ninguna de las plantas de algodón sobrevivió a otra larga noche, muriendo durante la segunda noche lunar. En otros experimentos realizados en la Estación Espacial Internacional ya se ha demostrado que las plantas no necesitan gravedad para crecer e incluso dar sus frutos, aunque solo se ha experimentado con ellas en condiciones óptimas. Un dato curioso y valioso es que el algodón de baja densidad es capaz de resistir al frío. Pero, sea como sea, cultivar determinadas especies de alimentos en la Luna será imprescindible si algún día pretendemos establecer colonias en el espacio, como sueñan los grandes magnates tecnológicos de nuestro tiempo.