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Por qué la coherencia es fundamental para crear confianza en los equipos y empresas
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Por qué la coherencia es fundamental para crear confianza en los equipos y empresas

La generación de confianza en el contexto de la empresa debería ostentar actualmente un puesto destacado entre los objetivos del liderazgo

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Resulta curioso pensar que la capacidad de relacionarse de las personas que conforman la empresa sea elemento generador de resultados para esta. Además, la medida en la que esta aptitud se exterioriza y se concreta en acciones depende, hasta cierto punto, del nivel y calidad de la confianza que impregna la organización. La manera en que las personas que forman parte de un equipo se expresan y se comportan en distintas situaciones estará condicionada por la confianza que perciban en el entorno. De esa percepción, que afectará su actuar, dependerán también el progreso y los logros de la organización que integren.

Parece claro, por lo tanto, que la generación de confianza en este contexto debería ostentar actualmente un puesto destacado entre los objetivos del liderazgo en la empresa. La consecución de esta meta, que implica a aquellos en los que se enfoca, otorgará fortaleza a la organización, a los equipos y a las personas que forman parte de ella.

La confianza, además, cuando se da, cala muy rápido y sus consecuencias se multiplican. ¿Cómo puede la persona que lidera generar esa confianza capaz de modificar las conversaciones y los comportamientos de su equipo? ¿Qué actos, comportamientos, acontecimientos pueden facilitar que se capte, interiorice y extienda esa sensación de seguridad generadora de compromiso?

La manera en que las personas que forman parte de un equipo se expresan y se comportan en distintas situaciones estará condicionada por la confianza que perciban en el entorno

Existen, lógicamente, múltiples acciones que ayudan a que se origine. Me centraré a continuación, sin embargo, en aquellas relacionadas con la coherencia como palanca impulsora de la generación de confianza. La confianza está relacionada con las expectativas. Es una proyección hacia el futuro que conlleva una esperanza de que algo ocurra o sea de una forma determinada o bien de que alguien diga o haga como se espera. Para generar confianza, por lo tanto, la persona que lidera habrá de procurar que aquellos a los que inspira sepan qué esperar.

Las siguientes tres claves pueden ayudar conseguir esta confianza.

Parar, pensar

Meditaba Marco Aurelio refiriéndose a Máximo “(…) la confianza de todos en él, porque sus palabras respondían a sus pensamientos y en sus actuaciones procedía sin mala fe; (…)” Parar, detenerse a pensar y ser capaz de generar un pensamiento propio, meditado y fundado que garantice la consistencia en el decir y en el obrar. Abordar la labor de indagar el pensamiento particular cuando sea necesario. Examinar los razonamientos. Comprobar si son nuestros o adoptados sin haber sido cuestionados.

¿Quién es cada persona para liderar, cuáles son sus motivaciones, qué valores lo sostienen y cómo se concretan estos en acciones?

El pensamiento o el actuar “prestado” pueden comprometer la coherencia. Obtener respuesta a importantes preguntas respecto al conocimiento del propio liderazgo: quién es cada persona para liderar, cuáles son sus motivaciones, qué valores lo sostienen y cómo se concretan estos en acciones. Contar con esta habilidad de indagación e incorporarla como hábito respalda la consistencia y procura confianza.

Atento a mostrar coherencia

Liderar implica también atender a la propia coherencia en lo que se muestra: palabra y acción. La persona que lidera es observada: lo que dice, lo que calla; lo que hace y lo que no (hace). El análisis llega en ocasiones al cómo, al cuándo y al por qué (obra o habla).

Foto: Una oficina abierta de 'coworking'. (Pexels)

A continuación, esas consideraciones pueden desencadenar proyecciones, pensamientos y actuaciones que crearán historias que conformarán también la empresa. Mantener esa consistencia al liderar es de trascendental importancia. Propicia que los miembros del equipo proyecten con mayor índice de acierto sus expectativas sobre qué esperar. Este acierto generará confianza en doble sentido.

Puede ocurrir que, aún procurando ser coherente, se capte una incoherencia por parte de quienes observan e interpretan

En el líder, por la certeza que da el que sea previsible y en uno mismo por la propia capacidad de deducir con acierto. Conviene destacar que ante las repetidas incoherencias de un jefe, esta última puede llegar a tambalearse, generando pésimas consecuencias. Puede ocurrir que, aún procurando ser coherente, se capte una incoherencia por parte de quienes observan e interpretan. Por ejemplo, un cambio de forma de actuar del líder por modificación del contexto o su asimilación de éste, puede generar incomprensión si falta comunicación. Estar atento a estas circunstancias y aclararlas es valioso para reforzar de nuevo la consistencia.

Manejo de las emociones

Esa previsibilidad del líder que genera confianza y compromiso también implica que este conozca y sea capaz de manejar sus propias emociones. Las personas que se sienten inspiradas para formar parte de algo, para dar lo mejor de sí mismas en el proyecto propuesto demandan, como hemos indicado, una determinada previsibilidad que conforme coherencia.

La experiencia me muestra cómo la confianza busca la coherencia para consolidarse, afianza el compromiso y aviva la voluntad de pertenecer

Es determinante por lo tanto, para la persona que lidera, conocer qué puede dispararle una emoción determinada y saber controlar esas situaciones evitando hablar o actuar bajo ese efecto. Estas circunstancias pueden acarrear incoherencia y que se disipe la confianza. La experiencia me muestra cómo la confianza busca la coherencia para consolidarse, afianza el compromiso y aviva la voluntad de pertenecer.

Lordes Cascón Ansotegui
Consultora. Autora. Conferenciante.

Resulta curioso pensar que la capacidad de relacionarse de las personas que conforman la empresa sea elemento generador de resultados para esta. Además, la medida en la que esta aptitud se exterioriza y se concreta en acciones depende, hasta cierto punto, del nivel y calidad de la confianza que impregna la organización. La manera en que las personas que forman parte de un equipo se expresan y se comportan en distintas situaciones estará condicionada por la confianza que perciban en el entorno. De esa percepción, que afectará su actuar, dependerán también el progreso y los logros de la organización que integren.

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