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Por qué compartir demasiados detalles de tu vida privada en el trabajo te puede costar el empleo
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Por qué compartir demasiados detalles de tu vida privada en el trabajo te puede costar el empleo

Ya sea porque te consideren un pesado o te puedas meter en un lío, es mejor reservarte para ti ciertas informaciones relativas a tu vida personal

Foto: Foto: iStock.
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Aunque pare que todo marche bien en una empresa es imprescindible que sus empleados tengan una cierta sintonía emocional o social entre ellos, lo cierto es que deben establecerse una serie de límites entre la vida personal y profesional de cada uno. Al fin y al cabo, nunca sabes lo que puede pasar si lo personal entra demasiado en el ámbito de lo profesional.

Compartir demasiados detalles de la vida privada puede llevar a malas impresiones sobre uno mismo, desencuentros o malentendidos. Y, por supuesto, la sensación en tus compañeros de, quizá, ser un poco pesado, ya que a fin de cuentas a todos nos encanta tener un hueco en la vida de los demás, pero si no os conocéis lo suficiente o pone mucho empeño en que te metas en su ámbito privado, mal asunto.

"Lo más seguro es que los empleados que comparten demasiadas confidencias no dediquen suficiente tiempo y energía mental a sus trabajos"

Así lo conoce Cheryl Hanson, presidenta de una prestigiosa firma de recursos humanos estadounidense, que en el medio Fox Business aportó argumentos suficientes como para que se te quiten las ganas de ir pregonando a los cuatro vientos tu vida privada a tus compañeros de trabajo. ¿Quién sabe? Tal vez te podría costar un despido.

Razones por las que es mejor callarse

En primer lugar, y según Hanson, "denota una falta de profesionalidad". Esto es evidente, ya que cuando estás en tu horario laboral, tienes que cumplir con tu desempeño. Y eso no incluye hablar sin reparo ni descanso sobre todo lo que has hecho el fin de semana o lo que te ha pasado en los últimos días, sobre todo si no es importante. Esto, obviamente, conduce a una disminución de la productividad. "Lo más seguro es que los empleados que comparten demasiadas confidencias no dediquen suficiente tiempo y energía mental a sus trabajos", avisa la experta.

"Cuando tus compañeros de oficina saben demasiado sobre lo que haces fuera, pueden utilizar tus problemas en tu contra"

Por otro lado, cuanto más te abras emocionalmente, más riesgo manifiesto hay de que tengas un conflicto con algún compañero. Esto también puede surgir cuando decides compartir aspectos de tu vida concretos como tus creencias religiosas o ideología política. Hay que saber cuándo sacar determinados temas de conversación, y si en la Nochebuena te reprimes, también deberías saber que tu centro de trabajo no es el lugar más indicado para airear lo que piensas de tal o cual hecho de actualidad, a no ser que te pidan la opinión o realmente venga a cuento.

"Los empleados que regularmente comparten demasiados detalles personales sobre sus vidas y ellos mismos pueden ser considerados menos productivos", advierte Hanson. "Además, pueden ser vistos como poco profesionales e inmaduros, en comparación con aquellos que mantienen unos límites apropiados". También hay que tener en cuenta que muchos de tus compañeros pueden sentirse celosos de algún aspecto de tu vida positivo del que alardeas y que ellos no tienen. O, al contrario, si estás pasando un mal momento puedes abrumarles con tanta negatividad hasta el punto de que piensen que eres un pesado que demanda constantemente atención.

Siempre cuando te pregunten

La clave, de nuevo, es saber leer entre líneas y encontrar breves momentos en los que compartir aspectos de tu vida privada. Por ejemplo, si te preguntan directamente sobre ella, pero tampoco hacer un simposio de una hora sobre lo que has hecho el fin de semana. Por otro lado, también tienes que tener cuidado con cómo pueden utilizar la información que les brindas.

Foto: Fotograma de 'Los Simpson'. (Disney )

"Cuando tus compañeros de oficina saben demasiado sobre lo que haces fuera, pueden utilizar tus problemas en tu contra", admite Hanson. Obviamente, si tenéis buena relación, esto no tiene por qué pasar, hay que confiar en la gente, pero... ¿Qué sucede si sabe que te van a subir el sueldo y a él no y sabes, por ejemplo, que se está divorciando y ese es el motivo de su bajada de productividad? O que el jefe decide que ahora se encargará de menos tareas porque está pasando por momentos difíciles, encargándotelas a ti.

Desde el punto de vista del jefe, merece la pena crear un ambiente de trabajo en el que los compañeros compartan aspectos de su vida privada y conecten en un plano emocional, sin tampoco pasarse, es decir, estableciendo una serie de límites muy claros. Si surge algún conflicto sobre este tema, "explícales por qué no estuvieron acertados y bríndales una hoja de ruta para el futuro", aduce la experta. Por supuesto, "si es necesario, informa a recursos humanos, sobre todo si crees que se están dando problemas graves, como de acoso laboral".

Aunque pare que todo marche bien en una empresa es imprescindible que sus empleados tengan una cierta sintonía emocional o social entre ellos, lo cierto es que deben establecerse una serie de límites entre la vida personal y profesional de cada uno. Al fin y al cabo, nunca sabes lo que puede pasar si lo personal entra demasiado en el ámbito de lo profesional.

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