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¿Puede el olor ser una ilusión? Esto dice la ciencia al respecto
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"Sucedía dentro de mí"

¿Puede el olor ser una ilusión? Esto dice la ciencia al respecto

Hoy en día, el aroma resulta un gran negocio. Esto es posible debido a un conjunto de parámetros que se exploran y explotan desde una industria construida con nuestras narices como base

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Está claro que hay muchos aspectos de nuestra vida que la condicionan de forma invisible. La vista se ha convertido en uno de los sentidos más poderosos del ser humano, tanto que solemos decir aquellos de "ver para creer", como si lo que no vemos no existiera, o no pudiera hacerlo. Sin embargo, otros sentidos se interponen a menudo entre nuestros ojos y el mundo exterior: un sonido, una textura, un olor…

La sensación que nos generan estos últimos puede ser muy distinta a la que nos provoca ver algo, sensaciones que a veces se vuelven más potentes incluso que la misma imagen. "Llevé a mis labios una cucharada del té en el que había dejado ablandar un poco de magdalena. Pero en el mismo instante en que el bocado de té mezclado con migas de pastel tocó mi paladar, me estremecí, atento a lo extraordinario que sucedía dentro de mí", escribió Marcel Proust en su libro À la recherche du temps perdu.

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Estas líneas se han convertido en un pasaje fundamental de la literatura, tan famoso de hecho que tiene su propio nombre: el momento proustiano, y seguro que te suena de mucho. En él, el autor francés no hace otra cosa que describir el primer instante de una experiencia sensorial entre su nariz y su paladar que desencadena una avalancha de recuerdos a menudo de hechos que ocurrieron hace mucho tiempo, tanto que parecían olvidados olvidados. Pero, ¿y si no fuera más que una ilusión? ¿Y si todos esos olores que nos llevan a nuestra infancia, por ejemplo, no existieran realmente en la manera en que llegan a nosotros?

Un viaje interno casi inmediato

Durante décadas, las personas han explorado formas de aprovechar el poder evocador del olfato desde todos los ángulos. Hoy en día, el aroma resulta un gran negocio. Esto es posible debido a un conjunto de parámetros que se exploran y explotan. Es decir, es posible establecer ilusiones a partir de un olor, condicionarlo en sus gustos, pero engañar a nuestro sistema olfativo ya es más complicado. No solo hablamos de los perfumes para uso corporal, sino del sinfín de posibilidades que estos plantean más allá de nuestros cuerpos, como por ejemplo el característico olor de los hoteles, detrás del que hay muchos estudios.

Cuando entran por nuestra nariz, los olores toman una ruta directa al sistema límbico cerebral, pasando dos regiones relacionadas con las emociones y la memoria respectivamente

La neurociencia explica que el olfato y la memoria parecen estar tan estrechamente relacionados debido a la anatomía del cerebro, según apunta a The Harvard Gazette Venkatesh Murthy, profesor de Ciencias de la Vida Raymond Leo Erikson de la misma universidad y presidente de su Departamento de Biología Molecular y Celular.

Como apunta Murthy, "los olores son manejados por el bulbo olfatorio, la estructura en la parte frontal del cerebro que envía información a otras áreas del comando central del cuerpo para su posterior procesamiento". Así, cuando entran por nuestra nariz toman una ruta directa al sistema límbico cerebral, es decir, pasan por la amígdala y el hipocampo, dos regiones relacionadas con las emociones y la memoria respectivamente. Es un viaje que apenas dura milésimas de segundo, quizás menos aún, pero que marcan nuestra existencia.

El poder de nuestra nariz

Sin embargo, la nariz nunca actúa sola, ni siquiera cuando hablamos solo de oler. Al igual que sucede en el pasaje de Proust, el gusto también juega un papel importante y viceversa. "Cuando masticas, las moléculas de los alimentos, regresan por vía retronasal al epitelio nasal", lo que significa que, esencialmente, "todo lo que consideras sabor es olor. Cuando comes todos los sabores hermosos y complicados... todos son olores", sostiene Murthy, en cuyo laboratorio explora las bases neuronales y algorítmicas de los comportamientos guiados por los olores en animales terrestres. Este experto te invita a probar esa teoría tapándote la nariz fuertemente cuando comas algo. En lugar de reconocer el sabor, apunta, "todo lo que podrás saborear resultará dulce".

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Algunos estudios han encontrado que el olfato es el único sentido completamente desarrollado que tiene el feto aún en el útero. Además, es el que más se desarrolla en un niño hasta los 10 años aproximadamente. En ese momento, adquiere más protagonismo la vista. Es por ello que la infancia tiende a ser el período en el que se crea "la base de los olores que te gustarán y odiarás el resto de tu vida", porque el "el olor y la emoción se almacenan como un solo recuerdo".

Además, a medida que envejecen, las personas tienden a perder este sentido, pero debido a que la nariz no deja de ser un músculo del cuerpo, resulta que se puede fortalecer entrenándola diariamente. Mientras que a nuestros ojos los podemos engañar, así como también al oído, no sucede tanto con la nariz, debido a esta forma en que retenemos los olores, o el viaje que hacen para volverse recuerdos.

Está claro que hay muchos aspectos de nuestra vida que la condicionan de forma invisible. La vista se ha convertido en uno de los sentidos más poderosos del ser humano, tanto que solemos decir aquellos de "ver para creer", como si lo que no vemos no existiera, o no pudiera hacerlo. Sin embargo, otros sentidos se interponen a menudo entre nuestros ojos y el mundo exterior: un sonido, una textura, un olor…

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