Esta es la frecuencia con la que debes quitar el polvo de tu dormitorio

Más de dieciocho kilos de polvo se acumula cada año en una casa promedio de cinco o seis habitaciones. Eso quiere decir que en un único dormitorio hay grandes cantidades por todos los rincones. No obstante, hay uno en especial que mantiene en alerta a muchas personas: el colchón. Ahí donde pasamos horas y horas durmiendo o, simplemente, recostados, descansando, puede haber pululando entre 100.000 y 10 millones de ácaros del polvo. ¿Qué hace contra esto?

Lo primero es lo primero: debes saber que el polvo no es la suciedad al uso tal y como la solemos entender, o no del todo. En concreto, se compone de todo tipo de cosas desagradables, como células muertas de la piel, polen, moho, bacterias, restos de plomo u otros metales que portamos a diario o de los que nos rodeamos, fibras y hasta sustancias como el arsénico y los pesticidas en descomposición.

TE PUEDE INTERESAR

El truco definitivo para que tus ventanas queden totalmente libres de polvo

ACyV

De todo ello, alrededor del 80% de eso que vemos flotando por el aire cuando de pronto entra un rayo de sol e ilumina el espacio son células muertas de la piel. Así que para ir contra el polvo habría que ir contra nuestras propias células, lo cual complica bastante la tarea de limpiar.

Puedes eliminar hasta el 80%

Eso no quiere decir que esté todo perdido. Si quitas el polvo adecuadamente puedes llegar a eliminar hasta el 80% del mismo, pero debes saber cómo es la mejor manera de conseguirlo. Esto nos lleva directamente a la frecuencia con la que deberíamos hacerlo.

Como suele decirse, polvo somos y en polvo nos convertiremos, pero mientras tanto lo mejor es enfrentarnos a él una vez a la semana. Por supuesto, esta idea como un consenso al que han llegado numerosos expertos está sujeta al tamaño mismo del espacio que haya que limpiar pero, sobre todo, también a sus condiciones: la ubicación, los sistemas de ventilación que incluya, si has pasado más o menos tiempo en él...

En cualquier caso, si vas a hacer el esfuerzo, ya sea en un horario semanal o cuando notes que las pelusas debajo de la cama ya corretean y la fina capa de polvo que cubre tu escritorio, asegúrate de estar usando las herramientas adecuadas para eliminarlas (y no esparcirlas más).

Conviene pasar a la acción con paños de microfibra (es más probable que las partículas de polvo se adhieran a este tipo de paños que a otros) o en su defecto paños suaves de algodón, en ambos casos ligeramente humedecidos (no, no se trata de empaparlo todo) para que las partículas se peguen mejor a la tela. Y en cuanto al suelo: la aspiradora es tu gran aliada, acompañada después de la fregona.

En ese proceso hay algo que no debes olvidar: retirarlo siempre de arriba hacia abajo. No te olvides tampoco de que la ropa de cama también contribuye en gran medida al polvo en una habitación, y todas las sábanas, mantas y fundas de almohada deben lavarse con agua caliente (cambiándose) cada semana.