¿Están realmente limpias las habitaciones de los hoteles? Esto es lo que no deberías ver en ellas

Cuando vemos la habitación de un hotel, lo primero que pensamos es en descanso, tranquilidad, limpieza, orden y comodidad. A simple vista, todo parece correcto, aséptico, hecho para el placer de los ojos y del descanso. Pero, como cuenta Primrose Freestone, profesora de Microbiología Clínica de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, nada es lo que parece a simple vista en las habitaciones de los alojamientos.

En su artículo escrito para el medio digital ‘The Conversation’, afirma que hay muchas posibilidades de que una habitación de un hotel no esté tan limpia como parece, incluso las más caras o de hoteles de renombre. Lo primero que explica esta profesora es que un huésped, cuando se aloja en un hotel, “deposita bacterias, hongos y virus por todos los muebles, alfombras, cortinas y superficies”.

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Este no es un buen dato para nadie, ya que los restos de estos gérmenes no desaparecerán si la persona que limpia la habitación no es eficiente. Para un hotel, la habitación debe verse limpia, no hace falta que esté limpia. También es importante que no tenga malos olores, pero aun así hay cientos de gérmenes, virus e insectos escondidos al acecho. Incluso los botones del ascensor y las manijas de las puertas contienen más gérmenes de los que nos gustaría.

Las infecciones más comunes en los hoteles

Sabiendo estos datos, se entiende que las “infecciones más comunes que la gente contrae en habitaciones de hotel son virus estomacales (diarrea y vómitos) junto con virus respiratorios, como resfriados, neumonía o covid-19”, explica la profesora. Por ello es de vital importancia lavarse bien las manos antes de comer y no tocarse la cara con las manos sucias.

Hay señales que podemos revisar para saber si una habitación está realmente limpia

A su vez, Primrose explica cómo saber si una habitación de un hotel está realmente sucia o limpia. El lugar menos conflictivo de una habitación de hotel es el baño, ya que se limpia con mayor profundidad que el resto de la estancia. La microbióloga recomienda limpiar tanto la manija del baño como el vaso de cortesía que ofrecen en los hoteles. Con jabón de manos es suficiente.

En cuanto a la cama, esta es la parte más conflictiva. Debes confiar en que el hotel cambie las sábanas entre huésped y huésped. Sin embargo, seguramente las colchas, las fundas de edredón o los almohadones no se cambien tan a menudo. Todas estas superficies pueden albergar restos de virus potencialmente peligrosos para la salud. Una medida extrema sería llevar tus propias sábanas al hotel, o pedir que te cambien las sábanas nada más llegar.

El colchón es otro nido de problemas en cuanto a limpieza se refiere. Primrose explica que la presencia de chinches en hoteles es más común de lo que creemos. Estos insectos se dedican a picarte y, aunque no suelen transmitir enfermedades, se pueden convertir en toda una plaga, ya que se adhieren a tu equipaje. Para detectar su presencia, la profesora recomienda que revises el colchón y sus juntas, así como la cabecera de la cama, los cajones y armarios. Estos insectos dejan sus marcas en forma de manchas rojizas y marronáceas, por lo que son fácilmente detectables.

Al igual que ocurre con los botones del ascensor, el mando de la televisión, el escritorio, los pulsadores de luz y el teléfono son otros elementos que acumulan gérmenes y no se limpian con frecuencia. Los tapizados como los sofás o las alfombras son difíciles de limpiar, y pueden contener ácaros y bacterias. Y esto ocurre incluso en los hoteles más caros, que escatiman en limpieza para obtener mayor beneficio.

¿Qué podemos hacer?

Las recomendaciones finales de Primrose en un hotel para evitar infecciones son lavarse con frecuencia las manos, especialmente antes de comer o beber. No tocarse la cara o las mucosas con las manos sucias. Limpiar las superficies duras antes de usarlas con jabón o toallitas antisépticas y no caminar descalzos por la habitación.