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Talasofobia o terror irracional al mar: un trastorno muy invisible que se acentúa en verano
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Talasofobia o terror irracional al mar: un trastorno muy invisible que se acentúa en verano

Cuando parece que todo el mundo espera las vacaciones de verano para disfrutar del agua y las puestas de sol frente al océano, hay un grupo no tan reducido de personas que desearía que ese día no llegara nunca

Foto: Foto: iStock.
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Ahora que llega el buen tiempo, muchas personas ya estarán pensando en solo una cosa: pasar las vacaciones de verano frente al mar. A fin de cuentas, vivimos en un país rodeado por el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, con casi 8.000 kilómetros de litoral, por lo que no sería difícil recalar en algún pueblo marítimo si cogiésemos una guía turística y seleccionáramos un municipio al azar. Especialmente si eres de interior y llevas todo el año en la meseta, lo más seguro es que tus seres queridos ya te hayan propuesto hacer una escapada estival a alguna zona de costa.

¿Quién podría decir que no a un fin de semana paseando entre acantilados, tomando el sol a media mañana con la brisa marina y luego por la noche cenar en un chiringuito? ¿A quién no le va a gustar? Pues a ese no tan reducido grupo de personas que tienen talasofobia, es decir, un miedo persistente e intenso al mar o a las aguas profundas. No debe confundirse, aunque ambos términos estén relacionados, con la hidrofobia, ya que esta suele ser consecuencia de haber sido mordidos por la rabia. Los que padecen este miedo irracional a grandes masas de agua sufren ansiedad y angustia ante la sola idea de estar frente al mar, nadar en él o viajar en barco. En casos más extremos, podrían tener pánico hasta las propias imágenes o vídeos en los que este elemento natural aparezca.

Como cualquier otra fobia, puede tener origen en alguna experiencia traumática del pasado con una gran masa de agua

Esta fobia está tan poco reconocida y visibilizada que no hay datos oficiales sobre la cantidad de gente que puede sufrirla. Se calcula que en nuestro país hasta un 10% de la población se siente bastante mal cuando no hace pie o se encuentra frente al mar. Como da tanta vergüenza reconocerlo, la mayoría de la gente la vive en silencio, con una preocupación constante ante la posibilidad de encontrarse en situaciones en las que esté presente el mar, o pensamientos recurrentes y obsesivos sobre la idea de ahogarse o ser arrastrado por las olas.

Origen y síntomas

En concreto, los síntomas físicos que puede llegar a producir son sudoración, palpitaciones, falta de aire o mareos. Pero, ¿a qué se debe este miedo intenso al mar? Como cualquier otra fobia, puede tener origen en alguna experiencia traumática del pasado con una gran masa de agua, como haber experimentado sensación de ahogamiento en algún momento de la vida. También puede contagiarse por un condicionamiento vicario, por ejemplo si presencias que otra persona está sufriendo mientras está dentro del océano, ya sea en películas o en la vida real.

Resulta esencial el apoyo de familiares, amigos o grupos de apoyo para brindar un espacio seguro y compartir experiencias

Como también ocurre en otras fobias, para superarlo se suele necesitar terapia psicológica por parte de algún profesional de la salud mental o especializado en este tipo de trastornos. La terapia cognitivo-conductual (TCC) suele ser el enfoque más efectivo para tratar la talasofobia, en la que el psicólogo ayuda a identificar los pensamientos irracionales sobre el mar para luego poder desafiarlos y reemplazarlos por pensamientos más realistas y positivos. Una vez avance la terapia, el paciente podrá empezar a exponerse a ese tipo de situaciones que antes le causaban un enorme rechazo.

Por otro lado, también se recomienda realizar terapias de relajación, como la respiración profunda o la meditación, que suelen venir muy bien para controlar la ansiedad o el estrés asociados a la talasofobia, como explican desde Buencoco, la plataforma de atención psicológica online, en una nota de prensa. Por supuesto, también resulta esencial el apoyo de familiares, amigos o grupos de apoyo para brindar un espacio seguro y compartir experiencias.

Foto: (iStock)

Si todo sale bien, el paciente podrá ir disfrutando de manera progresiva de los bienes para la salud mental que ofrece el mar, que en realidad son muchísimos. Es otra de las peculiaridades de esta fobia frente a otras: disfrutar con el océano (sea con una actitud contemplativa o activa, bañándote en él) es uno de los mayores goces que hay, ya que te conecta con la naturaleza, estimula los sentidos y mejora el estado de ánimo.

Por algo pasar unas vacaciones junto al mar se antoja tan placentero a nivel personal y colectivo. O al menos para el común de los mortales que no tienen la suerte de vivir junto a él. Por esta razón, si te has sentido identificado con alguna de las sensaciones descritas en este artículo, no dudes en pedir asistencia psicológica, ya que tu vida puede cambiar por completo si consigues superar o sobreponerte a este miedo irracional.

Ahora que llega el buen tiempo, muchas personas ya estarán pensando en solo una cosa: pasar las vacaciones de verano frente al mar. A fin de cuentas, vivimos en un país rodeado por el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, con casi 8.000 kilómetros de litoral, por lo que no sería difícil recalar en algún pueblo marítimo si cogiésemos una guía turística y seleccionáramos un municipio al azar. Especialmente si eres de interior y llevas todo el año en la meseta, lo más seguro es que tus seres queridos ya te hayan propuesto hacer una escapada estival a alguna zona de costa.

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