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Manifiesto contra el plagio británico: la lista de héroes españoles que han querido suplantar
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Manifiesto contra el plagio británico: la lista de héroes españoles que han querido suplantar

Hubo un imperio cuyos hechos y logros han desfigurado convenientemente para ensalzar los suyos y que hizo mucho más que desnudar a sus adversarios

Foto: Félix de Azara (Wikimedia)
Félix de Azara (Wikimedia)

El poder es una de las formas esenciales del mal.

Jean Paul Sartre.

Los que hoy tiran la piedra y no esconden la mano por la impunidad que les ampara, los que avasallan con un matonismo sin escrúpulos, los que despojan a los que no tienen nada, los que se apropian de lo ajeno a sabiendas de que tienen campo abonado por el miedo temeroso, los que esgrimen una ambición patológica, los que han convertido la humanidad en un incendio forestal inextinguible, los que someten a otros humanos a un infierno implacable de necesidad... Esos mismos que con sus tenebrosas prácticas han aniquilado cualquier vestigio de moral en este orfanato ambulante, criticaron, sin pudor alguno, en el tiempo en el que habitamos en la parte de arriba de la historia, feroces diatribas contra una nación que lo dio todo y más.

Recordarles por ello que hubo un imperio cuyos hechos y logros han desfigurado convenientemente para ensalzar los suyos y que hizo algo más que desnudar a sus adversarios (o lo que es lo mismo, construir y dejar un legado que no fuera tierra quemada). Y de paso, a esos críticos de platea, les vamos a dar un bono moral para redimirse de su poca vergüenza al erigirse en paladines de la democracia con el apoyo de adláteres de medio pelo.

Foto: Restos de edificaciones de la edad de hierro en Castro de Barona (Fuente: iStock)

Decía Einstein, entre sus muchas y celebradas frases, que "todo aquello que el hombre ignora, no existe para él. Por eso el universo de cada uno, se resume al tamaño de su saber". Y añadía Spinoza “creer es más fácil que pensar, he ahí la razón de que existan más creyentes que pensadores. Hay que señalar, también, que creer no requiere mucha combustión de glucosa, es lo que se dice, una forma de economía sostenible con un mínimo esfuerzo y máximo rendimiento.

Por todo ello, los que cabalgan la historia entre regüeldos y rebuznos, deformándola a conveniencia, suelen ser por lo general personajes poco edificantes, en román paladino, una lluvia de caca que no se arregla ni con el botón de reiniciar. Caminar hacia la verdad (si es que esta existe), es un desafío heroico, un acto que oscila entre la vacilación e incertidumbre, entre el desgarro y el consuelo y que puede dejar huella de muchas maneras. Los hay que arrasan un país hasta esclavizar su futuro y el de sus habitantes, y otros que lo construyen.

"Adversarios se empacharon de criticar nuestros métodos en los más de trescientos años de nuestra presencia en América, Europa, Asia y Oceanía"

Por eso, hoy vamos a abordar un tema que llora él solo por la injusticia a la que se le ha sometido, y no es otro que la suplantación de personalidad. Tanto en el mundo literario como en el panteón de los héroes, adversarios se empacharon de criticar nuestros métodos durante los más de trescientos años de nuestra presencia en América, Europa, Asia, Oceanía y añadir que esto no va de ser “mucho” español, sino sencillamente de defender nuestra historia.

Mi abuela vasca, maestra e historiadora represaliada por el régimen, cristiana integral, que manejaba prolíficamente la compasión búdica o la que predicó Cristo, qué más da que da lo mismo, fue desposeída de la titularidad de su magisterio por su dudosa afinidad con la ideología vencedora en el terrible conflicto civil que asoló nuestra patria. Menos mal, que la delegación consular francesa, con el señor Picavea al frente, meses antes, le dijo que pusiera sus propiedades a buen recaudo en el otro lado de la frontera donde vivía su hermano, que tampoco era afín a las zarandajas y deriva represiva de los golpistas.

Pues bien, esta noble mujer, tenía una biblioteca que a mi pequeña estatura le causaba en aquel tiempo más que asombro. Cada vez que entraba en ella me quedaba pasmado. Era el templo de la verdad.

placeholder Pedro Páez Jaramillo
Pedro Páez Jaramillo

Por las noches, aquella enorme criatura celeste, madre de otra colosal mujer que fue mi madre, que ora cocinaba u ora enseñaba los secretos del piano para generar PIB, venía a la cabecera de nuestra cama a hablarnos de las enormes verdades ocultas entre las grandes mentiras diseñadas para el consumo del gran público. Una de las veces nos convocó a la tribu de pequeños infantes que éramos para darnos la charla sabatina. Esta plática podía girar en torno a la historia universal o la de España. En este caso se dio una conjunción astral absoluta.

Mis conclusiones saqué de aquellas edificantes enseñanzas, que me revelaron que el revisionismo es fundamental tras la victoria de los vencedores, ya que estos, en el paréntesis de su estancia en la palestra, jibarizan la historia y a los disconformes. Como dice ese oráculo llamado Arguiñano (mi filósofo preferido), hay que hablar con fundamento.

Continuando con lo del plagio y suplantación, cuando nos hablan del salvaje oeste americano, no nos dicen que la Corona española abrió cientos de sendas comerciales con postas (los presidios), misiones con escuelas para los indígenas (si bien es cierto que les decían que eso de ser panteísta o animista estaba fatal y no se llevaba). Tampoco nos cuentan como adaptaron la odisea de aquel fenómeno que fue Pedro Serrano, un ingenioso náufrago que arribó a una perdida isla caribeña hacia 1526 y que por arte de magia se reencarnó un siglo después en una autobiografía - de ficción para más inri - en el personaje de Robinson Crusoe. Y ya puestos, ¿qué pasó con Juan Ortiz? Sí, el cautivo preso de unos antropófagos a tiempo parcial que maridó con una Pocahontas que le arregló el cuerpo… Pues que como no registró la obra en la Propiedad Intelectual, le salió un avispado competidor con mejor 'marketing'.

Foto: 'Expedición de Almagro a Chile'. Pintura de Fray Pedro Subercaseaux

'Marketing', la palabra clave, asignatura en la que siempre hemos cojeado. ¿Y qué podemos decir del carterista de Livingstone? Un caballero inglés que se apoderó un siglo después del descubrimiento del ilustre jesuita Pedro Páez Jaramillo, el primer descubridor europeo de las fuentes del Nilo Azul en 1618…

¿Más? Pues vamos a por ello

El general de brigada Félix de Azara, paleoantropólogo aficionado de gran reputación, naturalista y delegado por el monarca Carlos IV tras la firma del Tratado de San Ildefonso (1777) para definir fronteras entre Portugal y España en la zona de las misiones guaraníes en Paraguay, apuntó alto antes de que viera la luz la teoría Darwiniana del Origen de las Especies. Consta que Darwin leyó sus escritos y que en la primera edición inglesa apareció la mención que hacía alusión a los trabajos del español, pero en la segunda tirada el prestidigitador inglés hizo de su capa un sayo y punto. Y eso que era un Caballero Británico …

Ruy López de Villalobos, parido malagueño y engendrado por una madre que apuntaba maneras, dio a luz a este increíble navegante que sin propósito predeterminado (posiblemente siguiendo los pasos de Urdaneta en el Tornaviaje) se dio de bruces en la zona de Molokai o Maui con los lugareños. En la embarcación llevaban unas enormes gallinas traídas de Filipinas con la que agasajaron en banquete a los autóctonos y les dejaron una buena provisión de cacerolas y sal. Bueno, pues un siglo más tarde, un tal James Cook dedicado, como no, a la afananza a gran escala (huelga decir que era inglés) descubrió para su Graciosa Majestad Hawái y ahí, in situ, un nativo cabreado por los desmanes de los anglos en la isla, le arreó una sobredosis de 'viajes' para dejarlo bien instruido para la posteridad.

"Por muchas añagazas que se inventen los británicos, Juan Fernández, capitán de fragata español, estuvo allí en 1576. Cook en 1770, dos siglos después"

Pero antes de eso, este “pieza” había robado una extensa cartografía mediante soborno en Manila hacia el año 1768 y siguiendo el rumbo de los mapas descubriría Australia y Nueva Zelanda, donde de nuevo se percató de que los españoles se le habían adelantado, algo que no reflejó en su informe al almirantazgo obviamente. Pero, por muchas añagazas que se inventen los británicos, Juan Fernández, capitán de fragata español, estuvo allí en 1576 y Cook en el año 1770, dos siglos después. Dan pena porque siempre llegan con retraso a las grandes citas. El ministerio de educación de Nueva Zelanda está considerando seriamente reescribir en los libros escolares de esta gran nación este hito ocultado convenientemente.

Y ya puestos, en Nome (Alaska) teníamos una base militar de postín y factoría de pescado permanente, en Taiwán acceso franco y visado preferencial, y en Tasmania nos hicimos colegas de los aborígenes, que pensaban que éramos magos, pues prendíamos fuego con espejos, el no va más. ¡Ah! Que se me quedaba en el tintero, nuestro bienamado Blas de Lezo diezmó las dos terceras parte de una flota británica de 178 embarcaciones en 1741 y la Enciclopedia Británica le dedica al hecho un párrafo desfigurado de una página que por su sarcasmo invita a dudar de su autor o autores.

Sin ir más lejos, Don Luis de Córdova se hizo en medio del Atlántico con 55 fragatas y transportes para la Guerra de la Independencia Norteamericana, acción en la que literalmente quebró la Bolsa de Londres; el Glorioso les dio un correctivo antológico que por su épica podría generar por sí mismo una película de rompe y rasga. Para más inri, hay que poner el acento en la hazaña de Hoces. Francisco de Hoces (en 1526) y Drake (en 1578), descubrieron lo mismo, solo que el español lo hizo medio siglo antes. Fatal, siempre llegan tarde y golpeándose el pecho. Qué karma…

A esa España siempre enfrentada por los que viven de ello, con la incomprensible ayuda de un público fiel al frentismo, una España hoy carne de sombra y futuro incierto, le vendría bien recitar aquella frase de Gabriel García Márquez que dice (sic) “No es verdad que las personas dejen de perseguir sueños porque se hacen viejas, sino que se hacen viejas porque dejan de perseguir sus sueños”.

O eso, o hacer rotondas.

El poder es una de las formas esenciales del mal.

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