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El científico que obligó a Einstein a tragarse sus palabras y pedir perdón
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El científico que obligó a Einstein a tragarse sus palabras y pedir perdón

A principios de los años veinte, la expansión del universo ni se consideraba. Un científico ruso, Aleksander Friedmann, recibió duras críticas por 'corregir' a Einstein, pero tenía razón

Foto: Albert Einstein. (iStock)
Albert Einstein. (iStock)

Cuando el físico más famoso del mundo (y, probablemente, el científico más importante de la historia de la humanidad, un puesto por el que, tal vez, solo compiten otros nombres propios como Werner Karl Heisenberg o Erwin Schrödinger), desarrolló su teoría de la relatividad general, hizo, gracias a ella (y sus ecuaciones del campo de Einstein) una serie de predicciones. En primer lugar, determinó que los resultados de sus ecuaciones deberían ser consistentes e iguales con los resultados predichos por la ley de la gravitación universal de Newton (que lo eran); en segundo lugar, debía describir fenómenos astronómicos que la ley newtoniana no explicaba, como la precesión de la órbita de mercurio (cuyo perihelio -el punto de su órbita más cercano al sol- rota con cada revolución), cosa que fue también confirmada.

Del mismo modo, también predijo que la luz de las estrellas se desviaba al acercarse a un gran pozo gravitatorio, como el que produce el sol (cosa que fue comprobada, como le informó Lotenz), o que la luz de las estrellas masivas sufría un corrimiento al rojo (fenómeno por el que la longitud se amplía, bajando peldaños en el espectro electromagnético), fenómeno confirmado también; o que en el espacio vacío la gravedad se transmitía en forma de ondas (que fue comprobado hace escasos años).

"Friedmann fue el primero en reconocer la posibilidad de una solución dinámica para las ecuaciones del campo de la relatividad general"

Por último, basándose en sus cálculos. Einstein determinó que el universo era de un tamaño determinado, inalterado e inalterable. Y su fórmula cuadraba. Pero como sabemos ahora, el universo se está ampliando, y cada vez a un ritmo mayor. ¿Cómo pudo no ver Einstein este error?

No fueron décadas el tiempo que transcurrió hasta que alguien se dio cuenta. Albert Einstein publicó su teoría de la relatividad general en 1915, pero a principio de la década de los años 20, un científico ruso llamado Aleksander Friedmann decidió hacer lo que el mismo Einstein había hecho antes (pero esta vez bien): aplicar las ecuaciones de campo de Einstein a la totalidad del universo, pero sin asumir que el tamaño de este era constante.

placeholder Aleksander Friedmann. (iStock)
Aleksander Friedmann. (iStock)

Resulta que los resultados de Friedmann eran más puros y elegantes que los del físico alemán. De hecho, Einstein en su primera predicción se vio obligado a utilizar complejos métodos matemáticos para obviar el hecho de que sus cálculos del campo tensorial del universo implicaban que este estaba vacío y, lo que es más importante, que la materia no podía existir en su interior.

Pero Friedmann, abriendo su mente, consiguió predecir la expansión del universo, en diversos estudios (el más famoso, publicado tras la discusión -que relataremos a continuación- en 1924 con el título Über die Möglichkeit einer Welt mit konstanter negativer Krümmung des Raumes -Sobre la posibilidad de un mundo con una curvatura constante negativa del espacio-). Pero Einstein no llevaba bien el criticismo (a pesar de que es difícil considerar un desarrollo de una teoría como criticismo, pero bueno...), por lo que publicó un estudio en 1922 ridiculizando a Friedmann y sus "absurdas" teorías.

placeholder Representación de la expansión del Universo. (iStock)
Representación de la expansión del Universo. (iStock)

En vez de resignarse o, lo que sería peor, entrar en una guerra pública, el científico ruso decidió apelar al más puro sentido científico de Einstein explicándole en una carta privada el porqué de sus cálculos y razonamientos. A pesar de que el ego de Albert Einstein no era escaso, menos de un año después, el 31 de Mayo de 1923, publicó una nota en la revista Zeitschrift für Physik pidiendo disculpas a Friedmann: "En una nota anterior, critiqué el trabajo científico citado. Mi objeción, no obstante, estaba basada en un error de cálculo. Guiado por una carta del señor Friedmann, considero que sus resultados son correctos e iluminadores. Se demuestra así que las ecuaciones de campo permiten, además de la solución estática, otras dinámicas, centralmente simétricas, que solucionan la estructura del espacio".

En 1935, una década después de la muerte de Friedmann (que contrajo listeria por comprar una pera sin lavar en una estación de tren de Crimea), Einstein escribió una carta a su colega, también físico, Erwin Schrödinger (sí, el del gato), que decía que "Friedmann fue el primero en reconocer la posibilidad de una solución dinámica para las ecuaciones del campo de la relatividad general, y demostró que la expansión del universo era una consecuencia natural de estas ecuaciones".

Foto: Representar la curvatura del espacio-tiempo es complicado. (iStock)

Friedmann acabó siendo más que respetado no solo por Einstein, sino por toda la comunidad científica internacional, y se le considera como el primer ser humano que probó (aunque en términos relativistas, el concepto de prueba, debido a la incompatibilidad con la mecánica cuántica, siempre estará en entredicho hasta que llegue alguien que consiga encontrar la solución -lo que se conoce como la 'teoría del todo') que el universo se expande, lo que se conoce como la solución de Firedmann. Einstein estuvo a un solo error de cálculo de apuntarse ese descubrimiento también él.

Cuando el físico más famoso del mundo (y, probablemente, el científico más importante de la historia de la humanidad, un puesto por el que, tal vez, solo compiten otros nombres propios como Werner Karl Heisenberg o Erwin Schrödinger), desarrolló su teoría de la relatividad general, hizo, gracias a ella (y sus ecuaciones del campo de Einstein) una serie de predicciones. En primer lugar, determinó que los resultados de sus ecuaciones deberían ser consistentes e iguales con los resultados predichos por la ley de la gravitación universal de Newton (que lo eran); en segundo lugar, debía describir fenómenos astronómicos que la ley newtoniana no explicaba, como la precesión de la órbita de mercurio (cuyo perihelio -el punto de su órbita más cercano al sol- rota con cada revolución), cosa que fue también confirmada.

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