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Por qué los orgasmos siguen siendo un completo misterio de la evolución humana
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MÁS QUE CONTRACCIONES Y HORMONAS

Por qué los orgasmos siguen siendo un completo misterio de la evolución humana

El intenso y brevísimo placer que produce este momento, más allá de las funciones fisiológicas que desencadena, permanece como un enigma. Aquí repasamos algunas de las teorías al respecto

Foto: Foto: iStock.
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A todo el mundo le encanta sentirlo, y es que, a decir verdad, es la sensación de placer más intensa que puede acontecer en nuestro organismo. Unos breves segundos de clímax erótico y sexual que suceden como una sacudida y luego toda la excitación, especialmente en los hombres, desaparece. ¿Puede haber un misterio tan curioso como es el hecho de sentir orgasmos en una tarea que desde el punto de vista biológico y evolutivo apunta a un fin tan práctico como es reproducirse?

Lo que sabemos, valga la redundancia, es que no sabemos nada sobre el orgasmo; básicamente, es una experiencia tan subjetiva e íntima que nunca estaremos plenamente seguros de cómo la sienten otras personas. Además, hay que contar con la particularidad de que, cuando se trata del sexo, todo es posible. El alimento del orgasmo, la excitación sexual, es algo muy personal y variable, tanto de persona a persona como de momento a momento. No siempre tenemos la misma cantidad de ganas y tampoco nos excitan los mismos elementos siempre.

"Podemos activarlo con cierta fiabilidad si estimulamos ciertas zonas de la médula espinal con implantes, pero no de una manera externa"

De ahí que todavía siga existiendo mucho desconocimiento científico en torno al orgasmo, sobre todo teniendo en cuenta que no existe consenso sobre si el resto de los animales pueden sentirlo o cómo desarrollamos esta capacidad de sentir tanto placer en cuestión de segundos, especialmente las mujeres. Por ello, se suele decir que el clítoris es el único órgano del cuerpo humano que no tiene una función concreta más allá del de proporcionar placer sexual. Desde un punto de vista lógico, se supone que la última finalidad de la especie es reproducirse, por lo que podría decirse que el cuerpo está naturalmente programado para experimentar tal grado de placer que nos apetezca hacerlo de forma repetida y así nunca extinguirnos. Pero el argumento evolutivo no llega a explicar de forma clara y precisa la naturaleza del fenómeno del orgasmo, que ya no solo es una característica de nuestros cuerpos y su función reproductiva, sino que su significado está imbricado de una manera muy especial en nuestra cultura y nuestra salud.

No es solo fisiología

Si lo pensamos bien, realmente funciona como un acto reflejo del cuerpo. Sucede... y ya está. Como si fuera un estornudo, solo que en este caso el factor que lo desencadena es una excitación sexual continuada. Desde el punto de vista fisiológico, los músculos de la pelvis se contraen de forma involuntaria, y en general el cuerpo sufre como microespasmos que hace que perdamos por un momento la consciencia del tiempo o del espacio. No hace falta que digamos lo que el orgasmo genera, además de un chorro de hormonas y neurotransmisores: la eyaculación, un evento cien por cien necesario en la reproducción.

Otra de las teorías descartadas es que el clítoris resultara ser un subproducto de la evolución, al igual que lo son las muelas del juicio

Pero más allá de esta función tan específica, sobresale de nuevo una duda: ¿por qué eyacular no está reñido con tener un orgasmo? De hecho, mucha gente presume de conocer técnicas 'milenarias' para sentir el orgasmo sin por ello tener que expulsar su fluido. La conclusión por parte de la sexología es que son dos procesos fisiológicos muy relacionados pero al fin y al cabo bien distintos. Así lo comprobó un estudio publicado en el International Journal of Impotence Research que descubrió que al proporcionar un fármaco llamado silosidina a un conjunto de machos varones, estos podían alcanzar un orgasmo sin tener por qué eyacular.

"Todavía no sabemos cómo se desencadenan los orgasmos", admite Nicole Prause, neurocientífica y terapeuta psicosexual, en un artículo reciente de Salon que repasa algunas de las incógnitas en torno a este fenómeno fisiológico. De hecho, como admite, si alguien realmente supiera cómo funciona no dudaría en inventar un dispositivo que lo produjera para gusto de la mayoría de consumidores. "Podemos hacer posible su activación con cierta fiabilidad si estimulamos ciertas zonas de la médula espinal a través de implantes". Pero no es algo que se pueda forzar desde el exterior de nuestro organismo.

Foto: Los acumuladores de orgón que inventó para extraer las energías negativas. (FDA)

Como bien apunta la revista anteriormente mencionada, el sexismo presente en nuestra sociedad ha hecho que no se haya investigado casi nada el orgasmo desde el punto de vista femenino, de ahí que se sepa poco o nada sobre las razones por las que se desencadena tanto placer, y sí mucho sobre hormonas y eyaculación. Y, sobre todo, que no se sepa casi nada sobre por qué evolucionó de esta forma en las mujeres, ya que a fin de cuentas, el orgasmo femenino no es igual al masculino. Inicialmente, se llegó a pensar que las contracciones vaginales permitían una mejor succión del semen hacia el útero (teoría de la succión uterina), pero más tarde se comprobó que no había tal esfuerzo por parte de los músculos vaginales.

Otra de las teorías descartadas es que el clítoris resultara ser un subproducto de la evolución, al igual que lo son las muelas del juicio. Pero el simple hecho de pensar en un órgano tan destinado al placer como un fallo evolutivo en realidad denota cierto sexismo. Al final, cabe reparar en el hecho de que todos venimos de un orgasmo sentido por dos personas de sexos distintos (esto tiene muchos matices, ya que no todas las personas sienten orgasmos en sus relaciones sexuales), y que en el placer se encuentra la llave de la reproducción y la evolución. Incluso, si entráramos en debates filosóficos y socioculturales, a más de uno le estallaría la cabeza al leer libros como el Manifiesto Contrasexual de Paul B. Preciado, el cual desvincula a los genitales del fenómeno orgásmico e, incluso, eyaculador. En definitiva, es un poco tarde para seguir pensando que el placer sexual solo se puede alcanzar a través de las zonas erógenas masculinas y femeninas. Y por esto mismo, esa fuente de sensación sigue siendo tan misteriosa y difícil de explicar.

A todo el mundo le encanta sentirlo, y es que, a decir verdad, es la sensación de placer más intensa que puede acontecer en nuestro organismo. Unos breves segundos de clímax erótico y sexual que suceden como una sacudida y luego toda la excitación, especialmente en los hombres, desaparece. ¿Puede haber un misterio tan curioso como es el hecho de sentir orgasmos en una tarea que desde el punto de vista biológico y evolutivo apunta a un fin tan práctico como es reproducirse?

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