El problema sin solución de un lavabo que se ha vuelto viral en redes sociales

Todos nos hemos visto en algún momento de nuestras vidas con un lavabo o fregadero atascado que no traga. A veces, la acumulación de jabón, pelos y demás desperdicios crean un tapón difícil de resolver. Esto es lo que le ha ocurrido a Juan Fran Belmar, un instagramer murciano con mucho arte para contar sus vivencias.

Juan Fran comparte piso de alquiler con otros estudiantes y un buen día se encontró el lavabo atascado. Lo primero que hizo fue avisar a su casera, que le recomendó que vertiese coca cola con agua caliente en el agujero del desagüe. Lo hizo, pero el lavabo seguía atascado. ¡Tardó 7 horas en desalojar toda la coca cola que había echado!

Probó haciendo presión con un desatascador de los de toda la vida, pero tampoco funcionó. La siguiente opción fue usar otro remedio de la abuela, verter bicarbonato de sodio, vinagre y agua caliente en grandes cantidades. Lo único que consiguió fue que la tubería quedase reluciente por dentro, pero el lavabo seguía sin tragar.

Remedios que no siempre funcionan

El siguiente paso en este periplo fue acceder al bote sifónico, ese agujerito redondo con tapa de metal que tienen algunos cuartos de baño en el suelo. Cuando se abre uno de estos, nunca sale nada bueno de ahí dentro. Juan Fran se armó de valor, se colocó unos guantes y encontró dentro del bote sifónico una cantidad de pelos suficiente para hacer una peluca. Aun así, el lavabo seguía sin tragar.

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El vídeo publicado en la cuenta de Instagram de Cabronazi (@cabronazi), que acumula ya más de 120.000 me gusta y 3.300 comentarios, ha causado sensación y muchas personas se animaron a darle consejos: “Bro, más barato salía haber comprado un producto químico especial para eso”; “Eso con sosa cáustica y el calentador de agua caliente” o “¡Pero si venden unos líquidos en el súper que desatascan a la primera!”

Esta divertida historia al final sí tuvo un final feliz y se puede ver en el Instagram de Juan Fran Belmar (@juanfranbelmar). Su casera decidió ahorrarse la llamada al fontanero vertiendo más de dos litros de coca cola por el desagüe del lavabo y ¡voilá!, problema resuelto. Nunca sabremos si la coca cola fue la que arregló el problema o todos los potingues que los inquilinos echaron por el lavabo, pero lo que sí es cierto es que les ha quedado una buena anécdota para contar.