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El dinero sí da la felicidad
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¿llorando en la limo?

El dinero sí da la felicidad

Las personas con más dinero tienen a tener más oportunidades y a poder tomar decisiones que aumenten su felicidad

Foto: Fuente: iStock.
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Ser rico no da la felicidad, pero todo el mundo prefiere llorar en la limusina. Durante años parecía que las investigaciones psicológicas daban la razón a esa famosa frase, sin embargo, los últimos estudios parecen mostrar algo un poco más complejo: el dinero sí compra felicidad, pero simplemente porque las personas con más dinero tienen a tener más oportunidades y a poder tomar decisiones que aumenten dicha felicidad, y esto puede ser ayudando a los demás o con experiencias que nos alegren el día.

Pero hay un problema: la falta de tiempo. Cuando caes en la trampa de trabajar sin parar, tendrás poco tiempo, por lo que no podrás gastar el dinero en tus pasatiempos preferidos. Y algo más: ¿un coche y una tele gigantes dan la felicidad? Pues solo hasta cierto punto. Si los das por hecho no, pero si aprendes a agradecer todo lo que tienes es más probable que sí la proporcionen.

Cuando caes en la trampa de trabajar sin parar, tendrás poco tiempo, por lo que no podrás gastar el dinero en tus pasatiempos preferidos

'Psychology Today' tiene algunas ideas para aumentar la felicidad, basadas en consejos de los autores de 'Happy Money', profesores de la Escuela de Negocios de Harvard y expertos en el tema en cuestión. Lee atentamente.

Comprar experiencias

Busca actividades y experiencias que puedas disfrutar, ya sea nadar con delfines o un curso de costura si eso es lo que te gusta. Las experiencias hacen más rico que cualquier otra cosa.

Aprecia las cosas

No salgas a comer todos los días si quieres apreciar la comida del restaurante. En cambio, ve a un restaurante que consideres especial para ocasiones especiales.

Gana tiempo

Tener poco tiempo es una especie de pobreza. Un estudio llegó a la conclusión de que los viajeros que pasaban más tiempo disfrutando de un viaje eran más felices que los que pasaban menos (nada muy sorprendente). Vivir más cerca de tu trabajo, tampoco es sorpresa, aumenta la felicidad, al igual que los horarios híbridos (el teletrabajo es genial, pero no subestimes el valor de una conversación distendida con colegas, que también da la felicidad).

Paga ahora y consume después

La anticipación es a veces la mejor parte de cualquier experiencia. Puede maximizar este efecto pagando las compras por adelantado. Es probable que gastes menos y disfrutes más gastando. Por otro lado, es probable que acumular deudas te estrese.

Da a los demás

Quizá te sorprenda saber que, para casi todos nosotros, la felicidad en muchos casos proviene de dar a los demás (incluso más que a nosotros mismos). Es inteligente dar de manera proporcional a sus ingresos, pero en los estudios, incluso aquellos que estaban luchando para llegar a fin de mes experimentaron un impulso de felicidad después de ayudar a los demás.

Ser amable con los demás (no solo gastar dinero en ellos) es un refuerzo de la felicidad

En última instancia, la ciencia emergente del bienestar sugiere que la felicidad no se trata de las cosas que tienes, sino de cómo te sientes día a día. Ser amable con los demás (no solo gastar dinero en ellos) es un refuerzo de la felicidad.

Cuídate

Parece una tontería, pero muchas investigaciones muestran que dormir lo suficiente y hacer ejercicio están relacionados con un estado de ánimo positivo. Comer bien también está relacionado con el bienestar. Creemos que los dulces nos hacen felices, pero las investigaciones han descubierto que comer pescado, frutas y verduras mejora el estado de ánimo. De nuevo, se necesita tiempo para ello.

Ten en cuenta que los estudios aseguran que tanto en países ricos como pobres la gente se vuelve más feliz después de los 50

Y como curiosidad: si te parece difícil aprovechar estos consejos, al menos por ahora, ten en cuenta que los estudios aseguran que tanto en países ricos como pobres la gente se vuelve más feliz después de los 50.

Ser rico no da la felicidad, pero todo el mundo prefiere llorar en la limusina. Durante años parecía que las investigaciones psicológicas daban la razón a esa famosa frase, sin embargo, los últimos estudios parecen mostrar algo un poco más complejo: el dinero sí compra felicidad, pero simplemente porque las personas con más dinero tienen a tener más oportunidades y a poder tomar decisiones que aumenten dicha felicidad, y esto puede ser ayudando a los demás o con experiencias que nos alegren el día.

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