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¿Por qué releemos novelas? Y no, no es porque preferimos apostar sobre seguro
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¿Por qué releemos novelas? Y no, no es porque preferimos apostar sobre seguro

Podríamos estar leyendo historias con las que nunca nos hemos encontrado antes y, sin embargo, las dejamos en detrimento de aquellas con las que estamos muy familiarizados

Foto: Fuente: iStock.
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Es algo que suele sucederle a algunas personas. En el mercado literario aparecen miles de nuevos títulos al año, que quizá algunos compren compulsivamente y dejen en la mesita de noche. Sin embargo, a la hora de la verdad, muchos de nosotros volvemos a lo mismo una y otra vez. Preferimos releer cien veces 'El Gran Gatsby', que es nuestro libro preferido (por ejemplo), antes de ponernos con algo nuevo comprado en la feria del libro.

¿Por qué? Es un fenómeno que, como hemos visto en otras ocasiones, también nos sucede con las películas. Los clásicos navideños son un ejemplo, pues se basan en parte en la nostalgia percibida: cuando volvemos a un filme que vimos en el pasado, estamos volviendo a un momento de nuestra vida que ya no volverá, que hemos magnificado y que queremos recuperar. ¿Sucede lo mismo con los libros?

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Podríamos estar leyendo historias con las que nunca nos hemos encontrado antes y, sin embargo, las dejamos en detrimento de aquellas con las que estamos muy familiarizados. Una respuesta tentadora podría ser que, como con las películas, simplemente nos gusta la comodidad de lo que sabemos y somos reacios a arriesgarnos a encontrar algo que podría no gustarnos. Es normal que queramos repetir una experiencia que fue positiva, continuamente, por lo menos hasta que nos aburramos.

Una respuesta tentadora podría ser que, como con las películas, simplemente nos gusta la comodidad de lo que sabemos y somos reacios a arriesgarnos a encontrar algo que podría no gustarnos

Pero hay algo más, como indica el psiquiatra Bence Nanay en 'Psychology Today: la investigación muestra que cuanto más vívidas son las imágenes mentales del lector, más probable es que la información de la novela se importe a las creencias del lector sobre el mundo real. "Las palabras nos presentan pequeños cuadros de cosas, lúcidos y normales, como los cuadros que se cuelgan en las paredes de las aulas para dar a los niños una ilustración de lo que significa un banco de carpintero, un pájaro, un hormiguero" decía Marcel Proust.

Tanto los nombres como las palabras conducen a imágenes mentales, pero luego, a su vez, las imágenes mentales influyen o colorean el nombre o la palabra cuando los encontremos la próxima vez. Así, a lo largo del desarrollo de la novela, los nombres/palabras y las imágenes mentales que ocasionan evolucionan en paralelo, influyéndose mutuamente.

El libro es el mismo, pero como nuestras imágenes mentales son diferentes, nuestra experiencia de lectura también será diferente

Dado este intrincado funcionamiento de las imágenes mentales mientras leemos, nunca tenemos la misma experiencia al leer el mismo libro. El libro es el mismo, pero como nuestras imágenes mentales son diferentes, nuestra experiencia de lectura también será diferente. Como resultado, releer un libro puede ser una experiencia completamente nueva.

Es algo que suele sucederle a algunas personas. En el mercado literario aparecen miles de nuevos títulos al año, que quizá algunos compren compulsivamente y dejen en la mesita de noche. Sin embargo, a la hora de la verdad, muchos de nosotros volvemos a lo mismo una y otra vez. Preferimos releer cien veces 'El Gran Gatsby', que es nuestro libro preferido (por ejemplo), antes de ponernos con algo nuevo comprado en la feria del libro.

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