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Roxcy Bolton, la mujer que decidió luchar contra el sexismo meteorológico
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Roxcy Bolton, la mujer que decidió luchar contra el sexismo meteorológico

A principios de los años 70, alzó la voz para que dejaran de asociar fenómenos atmosféricos adversos como los huracanes con el carácter femenino

Foto: La ex primera dama Lady Bird Johnson junto a Roxcy Bolton y otras autoridades en 1964 (Wikimedia)
La ex primera dama Lady Bird Johnson junto a Roxcy Bolton y otras autoridades en 1964 (Wikimedia)

"Hacen un montón de ruido, provocan daños y siempre están cambiando de dirección". Muchos meteorólogos, antes de los años 70, se jactaban de hacer tales comparaciones entre los huracanes y las mujeres como esta. Precisamente, esta perversa y sexista analogía viene formulada de forma irónica en The Mercury, un antiguo periódico estadounidense, en el año 1961 por una mujer llamada Debbie. "Cualquiera que sea responsable de esta denominación, tiene tanta consideración y respeto hacia las mujeres como los diseñadores de París". Vale, no es que tuviera especial manía al mundo de la moda europeo, sino que simplemente estaba harta de que se impusiera esa asociación de ideas que ponía en la misma balanza una catástrofe originada por una tormenta natural con el carácter femenino.

Fueron muchas, en realidad, las mujeres que acudían a los periódicos para expresar este descontento de usar solo nombres femeninos a la hora de bautizar los huracanes. El asunto no es baladí, ya que a día de hoy, la nomenclatura de estos fenómenos atmosféricos está fuertemente marcada de acuerdo a unas normas: un comité internacional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) es el encargado de crear una lista con los nombres con los que se bautizará a estas tormentas de aquí a seis años, por lo que la forma de llamar a las tempestades no resulta azarosa o contingente, sino que es el resultado (como tantas otras áreas de nuestra cultura) de una serie de luchas y debates.

"Mientras la gente siga nombrando a los huracanes como a nosotras, será una forma de menospreciar a las mujeres"

De hecho, como veníamos adelantando, hubo un tiempo en el que solo se les llamaba por nombre de mujeres. La tendencia cambió, afortunadamente, gracias a una activista feminista nacida en el estado de Misisipi llamada Roxcy Bolton, quien fundó la Organización Nacional de la Mujer de Florida (NOW, por sus siglas en inglés) en 1966 y lideró marchas contra la violación de los 70 para adelante. Además de todo eso, ofreció una conferencia en la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica en la que pidió que, por primera vez desde los años 50, se empezara a bautizar a los huracanes con nombres masculinos.

placeholder Roxcy Bolton, en una foto de archivo. (Wikipedia)
Roxcy Bolton, en una foto de archivo. (Wikipedia)

"Estoy harta de oír que Cheryl no era una verdadera dama, ya que devastó tal o cual ciudad, o que Betsy aniquiló esto o aquello", expresó delante de un público de meteorólogos masculinos. "Mientras la gente siga nombrando a los huracanes como a nosotras, será una forma de menospreciar a las mujeres". Obviamente y como era de esperar, los hombres se echaron a reír o tomaron como disparatada su idea. La alternativa que ofreció Bolton fue denominar a estos fenómenos naturales como antiguos senadores de Estados Unidos. Pero, a pesar de ese primer rechazo, el cambio cultural que pedía la activista no había hecho más que comenzar.

Paternalismo masculino

La primera referencia que se tiene sobre nombres de huracanes data del siglo XVI y tiene que ver con los españoles. Según explica un interesante artículo publicado en Mental Floss, fueron los colonos españoles quienes introdujeron una nomenclatura de nombres para las tormentas que asolaban Norteamérica y Centroamérica. Ellos se dejaron guiar por el santoral cristiano: según el día en que se diera el fenómeno atmosférico destructivo, sería llamado de acuerdo a estos santos.

La ayuda de Simpson no sirvió de nada, ya que sus colegas tomaron la proposición de Bolton como absurda

Fue un meteorólogo británico del siglo XIX llamado Clement Wragge quien empezó a popularizar y a instaurar esta manera de referirse a los huracanes con nombres propios. Este lo hacía siguiendo un proceso intuitivo, es decir, según le viniera en gana. Pero al final de su vida comenzó a llamar a las tormentas tropicales con "los suaves y dulces nombres de las oscuras bellezas de las Islas del Mar del Sur", refiriéndose a la Polinesia. Así es como se empezó a llamar a los ciclones como Eline o Mahina, con nombres de estas habitantes tropicales.

Pero en 1941, el historiador estadounidense George R. Stewart titula a una tempestad presente en su novela Tormenta como María, y es a partir de ese momento cuando el ejército de Estados Unidos, encargado suponemos de ayudar en las tareas de salvamento por catástrofes, toma de referencia el método de Stewart y empieza a llamar a los huracanes del Pacífico con nombres de sus esposas o novias. Las voces empezaron a alzarse contra esta manera de llamar a los fenómenos meteorológicos adversos. Los hombres que se posicionaban en contra lo hacían desde el paternalismo, asumiendo que 'lo femenino' era siempre algo dulce y bonito.

Foto: El batallón Six Triple Eight. (Foto promocional del documental 'The Six Triple Eight')

Entonces, llegó Bolton, quien fue la mayor impulsora de este cambio. Además de fundar la NOW, se reunió personalmente en 1970 con el director del Centro Nacional de Huracanes de la Oficina Meteorológica de Estados Unidos, Robert Simpson, quien valoró su propuesta, mostrándose "comprensivo con su petición". Ese mismo año, la organización meteorológica cambia su nombre por Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), como se la conoce ahora. La ayuda de Simpson no sirvió de nada, ya que sus colegas tomaron la proposición de Bolton como absurda.

El momento del cambio

No fue hasta 1975 cuando se impulsó un cambio, pero no en suelo estadounidense, sino neozelandés. El Consejo Nacional de Mujeres de Fiyi presionó al gobierno para que se empezaran a nombrar a las tormentas tropicales como hombres. Dos años más tarde, en Estados Unidos los huracanes empezaron a bautizarse con nombres masculinos gracias a Jimmy Carter, quien casualmente nombró a una mujer como primer alto cargo de su gobierno por primera vez, la secretaria de Comercio Juanita M. Kreps. Fue una casualidad, decíamos, porque dentro de sus competencias estaba la administración de la NOAA, y no dudó en tomar las reivindicaciones de Bolton para que rápidamente se cambiara el procedimiento y empezaran a llamarse a las tempestades con nombres de hombres.

Según un estudio, la mayoría de la gente percibe como menos graves huracanes que vienen nombrados como hombres que como mujeres

Cuatro años después, en 1979, el cambio de procedimiento llega al resto del mundo, impulsado por la influencia mundial de Estados Unidos. Así es como la Asociación Meteorológica Mundial (OMM) comienza a nombrar a los huracanes como hombre y mujer indistintamente. Con el paso del tiempo, también se adoptó la medida de que hubiera nombres que representaran a la cultura y nacionalidad de las personas que vivían en la zona de incidencia de los huracanes. Por ello, en las cuencas del Atlántico y del Pacífico se empezaron a bautizar estos fenómenos meteorológicos con nombres hispanos, teniendo en cuenta que es el área donde más tormentas tropicales se dan.

Gracias a Bolton y a Kreps, además de todo el movimiento feminista de los años 70, la asociación entre clima turbulento y carácter femenino ya no existe tanto. Es más, según un estudio de 2014 publicado en la revista Psychological and Cognitive Sciences, la mayoría de la gente percibe como menos graves huracanes que vienen nombrados como hombres que como mujeres. Sin embargo, queda como anécdota, que cuando Bolton murió en 2017 a la edad de 90 años, un periodista del New York Times llamado Sam Roberts, la describió como una mujer "tempestuosa".

"Hacen un montón de ruido, provocan daños y siempre están cambiando de dirección". Muchos meteorólogos, antes de los años 70, se jactaban de hacer tales comparaciones entre los huracanes y las mujeres como esta. Precisamente, esta perversa y sexista analogía viene formulada de forma irónica en The Mercury, un antiguo periódico estadounidense, en el año 1961 por una mujer llamada Debbie. "Cualquiera que sea responsable de esta denominación, tiene tanta consideración y respeto hacia las mujeres como los diseñadores de París". Vale, no es que tuviera especial manía al mundo de la moda europeo, sino que simplemente estaba harta de que se impusiera esa asociación de ideas que ponía en la misma balanza una catástrofe originada por una tormenta natural con el carácter femenino.

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