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¿Los perros pueden oler los colores? Esto es lo que dicen los expertos
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¿Los perros pueden oler los colores? Esto es lo que dicen los expertos

Son distintos a nosotros, pero también han evolucionado a nuestro lado. Un nuevo estudio en perros muestra vínculos neuronales directos entre el olfato y la visión

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Sabemos que existen algunas personas conocidas como sinestésicas, que son capaces de algunas cosas que podrían parecer de superhéroes. Oler sabores, notar colores con la palma de la mano y otras increíbles capacidades que provienen de una mezcla curiosa de los sentidos. Está poco estudiada y le sucede a una parte ínfima de la población, pero no deja de ser curioso.

Yéndonos al reino animal, las cosas parecen un poco diferentes. Los sentidos de algunos animales están más desarrollados que los nuestros, puesto que necesitan sobrevivir en lugares inhóspitos y desconocidos. En el caso de los perros, nuestros mejores amigos, son famosos por sus olfatos. No solo inspeccionan casi todo con la nariz, sino que sus cabezas están orientadas para oler lo que les rodea. De hecho, una nueva investigación sugiere que sus cerebros están especialmente adaptados para el olfato al aprovechar el poder de su sistema visual, informa 'Psychology Today'.

A los perros les importa poco el sabor de la comida una vez que la tienen en la boca, sino que detectar los olores de las cosas comestibles antes de abrir la boca les basta para dar un mordisco

Los perros están tan adaptados a oler el mundo exterior que tienen poca capacidad para oler la comida que tienen en la boca. Cuando los seres humanos masticamos nuestros alimentos, forzamos los gases que escapan de los alimentos hacia nuestra cavidad nasal a través de conductos en la parte posterior de la garganta. Este proceso, llamado olfato retronasal, invierte parcialmente el flujo de aire en la nariz, que normalmente entra por las fosas nasales. Gran parte de nuestra experiencia del sabor de la comida se deriva de estos olores "inversos", que se combinan en el cerebro con sabores verdaderos percibidos con la lengua. El placer que obtenemos de la comida se debe en gran medida a esta sensación combinada.

Pero la anatomía de un perro es diferente. Su cabeza permite poco de este flujo de aire, y en su mayoría ellos carecen de la sensación combinada de olfato y gusto que constituye el sabor. Como resultado, les importa poco el sabor de la comida una vez que la tienen en la boca, sino que detectar los olores de las cosas comestibles antes de abrir la boca les basta para dar un mordisco. (Son poco sibaritas, en pocas palabras).

Los humanos bien podríamos oler muchas de las mismas sustancias químicas que los perros, pero, al estar de pie, estamos mucho más lejos del suelo, que es donde se encuentran la mayoría de los olores interesantes

Por tanto, con la función del sabor degradada, las narices de los perros están hechas para mapear e identificar los olores a su alrededor. Y hay un montón de olores por ahí. Los humanos bien podríamos oler muchas de las mismas sustancias químicas que los perros, pero, al estar de pie, estamos mucho más lejos del suelo, que es donde se encuentran la mayoría de los olores interesantes. De hecho, un famoso estudio descubrió que los humanos tienen habilidades similares a las de los perros para seguir un rastro de olor a través del pasto. Parte del poderoso sentido del olfato de un perro puede deberse a la práctica, pero sus cavidades nasales ayudan, eso seguro.

Se han analizado la genética y la neurofisiología para encontrar fuentes del sentido del olfato mejorado de los perros. Si bien los perros tienen una gran cantidad de neuronas receptoras olfativas en la nariz (dos mil millones), sus genes los dotan esencialmente del mismo conjunto de detectores que nosotros y otros mamíferos. Esto sugiere que la variedad de olores diferentes que los perros pueden detectar es comparable a la cantidad que podemos detectar nosotros, aunque los perros pueden detectar concentraciones mucho más pequeñas.

Lo que hace el cerebro del perro con esta información parece bastante diferente de lo que hacen los nuestros. Un nuevo trabajo que usaba imágenes de resonancia magnética en perros vivos, junto con estudios de disección confirmatorios en perros fallecidos, investigadores encontraron amplias conexiones entre el bulbo olfativo, que recibe señales de las neuronas sensoriales olfativas de la nariz, y el lóbulo occipital, que alberga el sistema visual. Las conexiones están formadas por axones que se extienden desde la parte frontal del cerebro hasta la parte posterior.

Los perros integran la información del olfato muy temprano en el procesamiento del mundo visual

No se han observado de forma fiable conexiones directas entre estas dos regiones cerebrales en ninguna otra especie. En los perros, estos tractos de materia blanca entre el bulbo olfativo y el cerebro visual no solo estaban presentes, sino que eran gruesos. Los axones ocupaban un volumen equivalente a aproximadamente un tercio de una cucharadita. Esto es más del 1% de todo el cerebro del perro, que incluye no solo los axones sino también los cuerpos celulares y las dendritas de más de dos mil millones de neuronas, que realizan una gran cantidad de trabajos.

Foto: El perro que triunfa en Twitter practicando natación sincronizada: "Le pongo un 10" (iStock)

El equipo también descubrió nuevos tractos que vinculan el bulbo olfativo y otras partes del cerebro, incluido el sistema límbico y los sistemas relacionados con la memoria y la navegación. Pero se destacan las conexiones extraordinariamente fuertes con el sistema visual. Sugieren que los perros integran la información del olfato muy temprano en el procesamiento del mundo visual.

Aún se desconoce si esta especialización cerebral se comparte con sus parientes más salvajes o si surgió como resultado de la reproducción por parte de los humanos

Desde que los perros están domesticados, su evolución ha estado fuertemente influenciada por nosotros. Aún se desconoce si esta especialización cerebral se comparte con sus parientes más salvajes o si surgió como resultado de la reproducción por parte de los humanos. En cuanto a lo que significa este estudio sobre cómo los perros perciben el mundo, especularía que los olores podrían ser una especie de superposición directamente sobre su conciencia visual. Tal vez sea algo así como la forma en que los objetos que nos rodean tienen forma visual e identidad, así como una sensación distintiva o vitalidad de color. No podemos mirar dentro de sus cabezas para ver cómo se siente ser un perro, pero debe ser un mundo lleno de olores vívidos.

Sabemos que existen algunas personas conocidas como sinestésicas, que son capaces de algunas cosas que podrían parecer de superhéroes. Oler sabores, notar colores con la palma de la mano y otras increíbles capacidades que provienen de una mezcla curiosa de los sentidos. Está poco estudiada y le sucede a una parte ínfima de la población, pero no deja de ser curioso.

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