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Identifican cómo la memoria de las interacciones personales disminuye con la edad
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Un nuevo estudio

Identifican cómo la memoria de las interacciones personales disminuye con la edad

Con el paso de los años, las personas van perdiendo capacidades físicas, pero también cognitivas. Uno de los aspectos más molestos del deterioro de la memoria

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Con el paso de los años, las personas van perdiendo capacidades físicas, pero también cognitivas. Uno de los aspectos más molestos del deterioro de la memoria relacionado con la edad es no poder recordar la imagen. A menudo, un nombre permanece en el recuerdo, incluso la conversación que la persona ha mantenido con alguien horas antes, pero su cara se le desmorona. ¿Qué está pasando entonces?

Los investigadores aún no entienden a ciencia cierta por qué ocurre esta disfunción. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland ha proporcionado ahora algunas pistas nuevas e importantes.

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A través de esta investigación, cuyos resultados fueron publicados el 8 de septiembre en 'Aging Cell', los investigadores han identificado un nuevo mecanismo en las neuronas que hace que los recuerdos asociados con estas interacciones sociales disminuyan con la edad. No solo eso, ya que tras varias pruebas pudieron revertir esta pérdida de memoria en el laboratorio.

Las dificultades para recordar

Se refieren, eso sí, a problemas de memoria del envejecimiento distintos de los que están específicamente causados por enfermedades como el Alzheimer o la demencia. En cualquier caso, aún no existe ningún medicamento que pueda prevenir o revertir el deterioro cognitivo, tampoco debido al envejecimiento típico.

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En ese escenario, numerosos grupos de investigación siguen analizando y estudiando patrones que permitan el avance hacia la detención de estas enfermedades. En este caso, el grupo de trabajo se ha acercado a la forma más común de la pérdida memorística observando ratones envejecidos.

"Si un adulto mayor asiste a un evento donde se encontrará con diferentes personas nuevas, lo más probable es que luego reconozca los nombres o los rostros de los demás asistentes, pero podría tener dificultades para recordar qué nombre iba con cada rostro", apunta al respecto Michy Kelly, doctora y profesora asociada de Anatomía y Neurobiología de la UMSOM y directora de esta investigación.

Una línea efectiva de trabajo

Los llamados recuerdos asociativos sociales, aquellos que asocian múltiples piezas de información dentro de una interacción personal, de esas que tenemos constantemente, requieren una enzima conocida como PDE11A, presente en una parte del cerebro responsable de la memoria que involucra experiencias de vida.

En 2021, Kelly publicó una investigación sobre dicha enzima en la que demostraba que los ratones con versiones genéticamente similares de la misma tenían más probabilidades de interactuar que los ratones con un tipo diferente. En este nuevo estudio, que ya sostiene una línea efectiva de trabajo, la doctora y su equipo han buscado determinar el papel concreto de la PDE11A en la memoria asociativa social en el cerebro que envejece, así como si la manipulación de esta enzima podría usarse para prevenir la pérdida de memoria.

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Lo que han llevado a cabo es un escenario de socialización entre ratones. Se basaron en estudiar las "interacciones sociales" de estos, comprobando si estaban o no dispuestos a probar un nuevo alimento, en función de sus recuerdos de encontrar ese alimento en el aliento de otro ratón. “A los ratones no les gusta comer alimentos nuevos para evitar enfermarse o incluso morir por ello. Cuando huelen comida en el aliento de otro ratón, los ratones hacen una asociación entre el olor de la comida y el olor de las feromonas del otro ratón, cuyo recuerdo sirve como una señal de seguridad de que cualquier alimento con ese olor es seguro para comer en el futuro”.

La clave, en el hipocampo

De esta forma, lo que encontraron los facultativos es que aunque los ratones viejos podían reconocer los olores de los alimentos y los olores sociales por separado, no podían recordar la asociación entre los dos, de forma similar al deterioro cognitivo en las personas mayores.

Vieron que a medida que los ratones crecían, dentro de su hipocampo se acumulaba esta enzima, en pequeños filamentos presentes en los compartimentos de las neuronas

De la misma manera, descubrieron que los niveles de PDE11A aumentaban con la edad tanto en personas como en ratones, y eso determina el enfoque y los resultados: se trata de una región del cerebro responsable de muchos tipos de aprendizaje y memoria conocida como hipocampo. En él, dentro del cerebro de los roedores, vieron que a medida que los ratones crecían se acumulaba dicha enzima, concretamente dentro de pequeños filamentos presentes en los compartimentos de las neuronas.

Los investigadores se preguntaron así si tener demasiada PDE11A en estos filamentos era la razón por la que los ratones mayores olvidaban sus recuerdos asociativos sociales y ya no comían los alimentos seguros que olían en el aliento de otro ratón. En busca de una respuesta, previnieron estos aumentos relacionados con la edad, eliminando genéticamente el propio gen PDE11A en los animales.

Resultados sorprendentes

Resultó entonces que, sin PDE11A, los ratones más viejos ya no olvidaron la memoria asociativa social. Es decir, comieron la comida que entendían segura por recordar haber olido en el aliento de otro ratón. Cuando los investigadores agregaron la PDE11A nuevamente en el hipocampo de estos ratones, otra vez olvidaron la memoria asociativa social y ya no comían los alimentos seguros.

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"La PDE11 está involucrada en más cosas además de la memoria, incluidas las preferencias sobre con quién prefieres estar cerca. Por lo tanto, si vamos a desarrollar una terapia para ayudar con el deterioro cognitivo, no nos gustaría deshacernos de ella por completo o podría causar otros efectos secundarios negativos", apunta Kelly. "Nuestro objetivo es encontrar una manera de atacar específicamente la mala forma de la PDE11A, para no interferir con la función normal y saludable de la enzima".

El estudio abre, sin duda, una vía potencial para el desarrollo de fármacos para prevenir esta pérdida de memoria en las personas, pero el éxito radica en un hallazgo adicional que, sí, también han podido perfilar estos investigadores: los filamentos concentrados de PDE11A tenían una modificación química adicional en un lugar específico de la enzima que la otra PDE11 difundida por toda la neurona no tenía. Cuando impidieron esta modificación química, redujeron los niveles de PDE11 y también evitaron que se acumulara en forma de filamentos. ¿Qué vendrá después? Esperamos impacientes.

Con el paso de los años, las personas van perdiendo capacidades físicas, pero también cognitivas. Uno de los aspectos más molestos del deterioro de la memoria relacionado con la edad es no poder recordar la imagen. A menudo, un nombre permanece en el recuerdo, incluso la conversación que la persona ha mantenido con alguien horas antes, pero su cara se le desmorona. ¿Qué está pasando entonces?

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