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¿Realmente podemos cambiar de personalidad para ser mejores cada día?
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¿Realmente podemos cambiar de personalidad para ser mejores cada día?

Si siempre has estado dándote contra una pared para cambiar de hábitos o maneras de pensar, aquí van una serie de estudios que ilustran el camino

Foto: Foto: iStock.
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Cuántas veces nos habremos dado con una pared al intentar cambiar, sea por el motivo que sea. Pero la realidad es que pocos estaríamos dispuestos a hacerlo. De hecho, un estudio del 'Journal of Personality and Social Psychology' realizado sobre casi 14.000 alumnos universitarios de 55 países confirmó que solamente un 40% de ellos estarían dispuestos a cambiar su personalidad. En diferentes ocasiones a lo largo de nuestra vida nos acabamos comprometiendo con nosotros mismos o con otras personas para hacerlo, ya que al fin y al cabo ninguno somos perfectos, todos tenemos nuestras taras, traumas y defectos. Y, en el momento de la verdad, nada. ¿Demasiado costoso o en realidad nos gusta ser así, incluso con lo malo, en una especie de placer autocompasivo y rebelde basando en el "si no te gusto como soy, adiós"?

Pero primero habría que delimitar bien lo que define una personalidad determinada. Así, cuando pensamos en ella, nos viene a la cabeza el término "forma de ser", es decir, el modo en el que nos comportamos con nosotros mismos y nuestro entorno. También entrarían nuestros gustos y aficiones, y por supuesto, nuestras manías y complejos. Son estos últimos los que nos llevan a preguntarnos una y otra vez a lo largo de nuestra vida si podríamos cambiar, y en caso contrario, a sentir la frustración por no poder hacerlo.

Si nunca preguntas a las personas que te conocen y pasan su vida a tu lado sobre los rasgos que te caracterizan, nunca podrás cambiarlos

En realidad, siempre estamos cambiando. Basta con intentar ponerse en la piel de la persona que eras hace unos años para sentir una sensación de extrañamiento ante ti mismo. "¿Cómo pude hacer esto de esta manera?" "¿Cómo pude sentirme así ante este hecho?" "Ahora ya no actuaría así". Por ello, no deberíamos caer en la frustración de que nunca vamos a cambiar, ya que el individuo nunca es el mismo que era hace unos minutos. Incluso, puede haber momentos muy trascendentales en nuestra cotidianidad que marquen un antes y un después, no solo en nuestra vida, sino en nuestra personalidad, que se traducen en la forma en la que vemos o entendemos el mundo.

La concienciación es importante

Ahora bien, ¿cómo abordar un cambio de manera racional e intencionada, y no de forma azarosa o dado por nuestro devenir vital? Uno de los estudios más interesantes es el realizado por el doctor en psicología Nathan Hudson y publicado en el 'Journal of Research in Personality', quien comprobó que muchas de nuestras malas actitudes se pueden corregir paulatinamente en el tiempo y sin mucho esfuerzo. Lo primero es concienciarse de que hay que cambiar, algo que como antes decíamos, la mayoría de las personas no está del todo segura.

"Verte a ti mismo desde otra perspectiva no solo enriquecerá el concepto que tienes de ti, sino que desencadenará tu voluntad para cambiar"

"Descubrimos que el simple hecho de pedir a las personas que realizaran comportamientos de manera consciente, como ser más ordenados, empezar antes las tareas pendientes o ser rigurosos con un horario, les ayudaba a ganar en constancia con el tiempo", explica Hudson, en declaraciones recogidas por un artículo de 'Psychology Today'. Al fin y al cabo, cuando adquieres la consciencia de algo también te haces responsable de ello. "La personalidad puede cambiar, y de hecho, lo hace con el tiempo. Aunque hay un campo de estudio todavía muy pequeño, nuestros resultados son bastante prometedores en lo que se refiere a la capacidad que tienen las personas de modificar sus rasgos, aunque sea en cortos períodos de tiempo".

Cómo verse desde fuera

Sin embargo, tampoco podremos cambiar diametralmente opuestos a lo que somos ahora, ya que en gran medida nuestra personalidad viene influida por nuestros genes y las experiencias que tuvimos en nuestra primera infancia, la cual apenas (por no decir nada) recordamos. Uno de los consejos más útiles para hacer frente a este propósito es, como es obvio, mostrarse abierto a las críticas de los demás. Si nunca preguntas a las personas que te conocen y pasan su vida a tu lado sobre los rasgos que te caracterizan, nunca podrás cambiarlos. La opinión de los demás es muy importante para conocerse a uno mismo, aunque no nos guste, y en muchos casos no estemos dispuestos a aceptarla e interiorizarla.

"El mero hecho de decirle a la gente que estás esforzándote en corregir ciertos hábitos les hará comprometerse en ayudarte"

"Verte a ti mismo desde otra perspectiva no solo enriquecerá el concepto que tienes de ti mismo, sino que también desencadenará tu voluntad para cambiar", asevera Tomas Chamorro-Premuzic, profesor de psicología empresarial en el University College de Londres, en un reciente artículo publicado en la revista 'Fast & Company'. "Esto es muy útil si notas que hay una brecha incómoda entre la persona que muestras a los demás y la que quieres ser. Si eres ajeno a ese 'feedback', perpetuarás un sentido de negación autocomplaciente que favorece la visión positiva de uno mismo a expensas del autoconocimiento".

Para cambiar nuestra personalidad, una de las virtudes de las que deberemos hacer gala es de disciplina. ¿Y esta dónde la podemos encontrar? En el propio trabajo. Esta es la teoría del psicólogo Chia-Hueis Wu, quien escribió un libro titulado 'Psychology Change' en el que daba mucha importancia a los cambios que puede producir en nuestra vida el simple hecho de ser más responsables y organizados en la forma en la que trabajamos. Según él, ganar en libertad y autonomía en el entorno y horario laboral hará que el cambio de personalidad sea mucho más fácil, por la razón de que tu locus de control, el término en psicología referido al nivel de control que tienes sobre lo que pasa en tu vida, aumenta.

Foto: Fotograma de 'Perfectos desconocidos'.

Por último, como en otros problemas psicológicos, es vital estar rodeado de personas en las que confiemos. Ningún cambio positivo puede realizarse solo porque sí, necesita un refuerzo positivo continuo. Por ello, toma consejo de tus aliados y sigue hacia delante para mejorar. "El mero hecho de decirle a la gente que estás esforzándote en corregir ciertos hábitos o cambiar tus tendencias de comportamiento les hará comprometerse en ayudarte a buscar cómo puedes mejorar", reconoce Chamorro-Premuzic. Y es cierto, ya que si tú cambias a mejor, su vida contigo inevitablemente también lo hará.

Cuántas veces nos habremos dado con una pared al intentar cambiar, sea por el motivo que sea. Pero la realidad es que pocos estaríamos dispuestos a hacerlo. De hecho, un estudio del 'Journal of Personality and Social Psychology' realizado sobre casi 14.000 alumnos universitarios de 55 países confirmó que solamente un 40% de ellos estarían dispuestos a cambiar su personalidad. En diferentes ocasiones a lo largo de nuestra vida nos acabamos comprometiendo con nosotros mismos o con otras personas para hacerlo, ya que al fin y al cabo ninguno somos perfectos, todos tenemos nuestras taras, traumas y defectos. Y, en el momento de la verdad, nada. ¿Demasiado costoso o en realidad nos gusta ser así, incluso con lo malo, en una especie de placer autocompasivo y rebelde basando en el "si no te gusto como soy, adiós"?

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