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El insomnio y la falta de sueño alteran peligrosamente el comportamiento humano
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El insomnio y la falta de sueño alteran peligrosamente el comportamiento humano

Con la tendencia de una modernización de las civilizaciones que anima a la sociedad a estar en estado perpetuo de alerta, científicos estadounidenses han estudiado a fondo cómo afectan los efectos de los trastornos del sueño al comportamiento humano

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En las últimas semanas, dormir ha sido una de las tareas más difíciles, no solo para quienes ya tenían problemas con ello. Es posible que la travesía de noches tórridas que ha transcurrido entre julio y agosto en uno de los veranos más calurosos entre los que se tienen registros haya trastocado el sueño a más de uno (y de dos) cuando eso de no dormir determinadas horas, ya es bien sabido, no es nada bueno.

Si tu último mes ha sido de trabajo y no de vacaciones, sabrás aún mejor de lo que hablamos cuando decimos que una mañana con falta de sueño se hace difícil, pero varias seguidas se convierten (nunca mejor dicho) en una pesadilla sin frenos. En la actualidad, la investigación continúa explorando las consecuencias de esa falta de sueño profundo durante lo que denominan la noche circadiana. Sin embargo, investigadores estadounidenses han determinado las áreas en las que este despertar nocturno puede afectar a nuestra vida cotidiana.

Foto: El mapa del sueño mundial: ¿Cuánto dormimos de media los españoles? (Unsplash)

Con la tendencia de una modernización de las civilizaciones que anima a la sociedad a estar en estado perpetuo de alerta, un equipo de científicos estadounidenses ha estudiado ahora a fondo cómo afectan los efectos de los trastornos del sueño al comportamiento humano general, y especialmente cuando se producen despertares después de la medianoche. Los resultados han sido publicados en la revista 'Frontiers'.

Ansiedades nocturnas

Según el informe, la mente humana sufre trastornos neurofisiológicos cuando el cerebro no sigue patrones biológicos de sueño. Es decir, cuando no duerme lo que naturalmente debería dormir. Además, asegura, el insomnio avanzado provoca ansiedades nocturnas, lo que resulta en acciones irreflexivas e inestabilidad mental en el día a día.

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La hipótesis de la que partieron para averiguar más sobre esas consecuencias conocidas en la práctica sobre el transcurrir actual de la población mundial comprendía la posibilidad de un vínculo entre la alteración del sueño circadiano y cuatro comportamientos distintos: violencia, consumo de sustancias psicotrópicas, consumo de alimentos y conducta suicida y/o de autolesiones.

Los resultados evidenciaron que despertar después de la medianoche podría llamarse el efecto "Gremlins". Suena gracioso, pero más bien es peligroso: quedarse dormido tarde, especialmente si se repite durante noches, deteriora el marco de nuestra forma de ser. Pero, ¿por qué exactamente?

La importancia del ritmo circadiano

Resulta que nuestro reloj interno (como podemos llamar a la naturaleza misma de nuestro cuerpo en este sentido) está ajustado al movimiento astronómico diario de día/noche. Por lo tanto, desviarse del ritmo circadiano (alternancia entre esos períodos de tiempo) puede desencadenar graves problemas de salud. Estudios anteriores ya habían demostrado, por ejemplo, que la tasa de suicidios se multiplica por tres entre el tramo que sucede de la medianoche a las seis de la mañana.

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Sin ir más lejos, dormir adecuadamente ayuda a equilibrar nuestros niveles de dopamina, una hormona vinculada entre otras cosas al placer sexual (que determina nuestra conducta en todos los sentidos). Así, si esta secreción corporal interna está mal regulada, el estado de excitación resultante puede dar lugar a estallidos de violencia.

¿Qué hay que hacer para intentar paliarlo? En primer lugar, es recomendable evitar sustancias estimulantes como la cafeína y la teína después de las cinco de la tarde. También está contraindicado el deporte por la noche, así como cualquier otra actividad física intensa o de gran estimulación neurológica. Además, en nuestro mundo hiperconectado, las pantallas deben evitarse un buen rato antes de irse a la cama, precisamente porque también elevan y descontrolan los niveles de dopamina. De hecho, siempre es preferible dormir a oscuras. La investigación ha confirmado que una luz tenue instalada en el dormitorio, por muy tenue que sea, puede perjudicar nuestro período de sueño.

En las últimas semanas, dormir ha sido una de las tareas más difíciles, no solo para quienes ya tenían problemas con ello. Es posible que la travesía de noches tórridas que ha transcurrido entre julio y agosto en uno de los veranos más calurosos entre los que se tienen registros haya trastocado el sueño a más de uno (y de dos) cuando eso de no dormir determinadas horas, ya es bien sabido, no es nada bueno.

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