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¿Cuántos dinosaurios hay en un litro de gasolina? La historia oculta del origen del petróleo
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EL ORO NEGRO

¿Cuántos dinosaurios hay en un litro de gasolina? La historia oculta del origen del petróleo

Los usos del crudo han avanzado de forma paralela al ser humano y han determinado su progreso hacia lo que somos ahora

Foto: Una ilustración del siglo XIX del pozo petrolífero de Oil Creek. (iStock)
Una ilustración del siglo XIX del pozo petrolífero de Oil Creek. (iStock)

Y Dios dijo a Noé: "Haz un arca de madera resinosa y recúbrela con brea por dentro y por fuera". Desde que el mundo es mundo, desde que inventamos la palabra escrita y desde que el mito se convirtió en el acceso de los primeros seres humanos a la interpretación de los fenómenos naturales, el petróleo ya estaba ahí. Un material relacionado con múltiples catástrofes naturales y que, por su utilidad, posee un marcado carácter geopolítico. Sin embargo, en tiempos antediluvianos (y nunca mejor dicho) había un hombre llamado Noé sobre el que recayó la tarea de resguardar a todas las especies animales y garantizar el futuro de la humanidad ante la cólera divina. Y para ello debía construir una enorme balsa, cuya impermeabilidad pasaba por recubrirla de brea, uno de los derivados de este combustible fósil.

Al fin y al cabo, se trata de una sustancia que ya se empleaba en las primeras comunidades humanas, como Babilonia. Hace milenios, allá por el 1200 a.C., alguno de nuestros antepasados más remotos debió percatarse de que del suelo brotaba un líquido negro y espeso y, en una hazaña perspicaz, debió olerlo, untar un poco en sus dedos, probarlo tal vez con la lengua para ver si tenía sabor o era comestible. Recolectó un poco y se lo enseñó a sus iguales: pronto descubrieron que gracias a este aceite oscuro las lámparas ardían durante mucho más tiempo. Y así confeccionaron una mecha con lino y maderas de junto que, rociándola de brea, permitió que él y su familia ya pudieran cenar tranquilamente sin tener que encender constantemente sus antorchas.

Según Herodoto, existían pozos de petróleo a unos pocos kilómetros de Babilonia, así como una gran fuente de alquitrán en las Islas Jónicas

No fue el único. Tal vez la primera vez que el petróleo tiene una utilidad es en la forma del betún, antes de la llegada del homo sapiens incluso, cuando los neandentarles lo untaban en sus herramientas hace más de 50.000 años. La brea fue determinante, y de ahí la importancia del texto bíblico, pues según los textos analizados, una de las innovaciones más importantes del homo sapiens en términos evolutivos fue la construcción de embarcaciones y edificios, para lo que se necesitaba este otro derivado.

Foto: Sábado por la tarde. (iStock)
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Evidentemente, nos movemos en arenas movedizas; mucho tiempo ha desde entonces y hay que hacer muchos cálculos temporales que varían según el historiador o antropólogo al que recurramos. Lo que está claro es que el petróleo lleva ligado a la humanidad desde tiempos sumamente lejanos, y es uno de los materiales que ha determinado su evolución. Ahora que es más protagonista que nunca, debido a las repercusiones económicas de la invasión rusa en Ucrania, cabe hacer un repaso rápido y ligero sobre la historia de este combustible fósil y su relevancia en las distintas civilizaciones hasta la época moderna.

Cuando 'momia' y 'petróleo' significaron (casi) lo mismo

Antes de entrar a explicar la historia antigua del petróleo, cabría precisar si realmente su composición puede remitirnos a la época de los dinosaurios. El petróleo es un combustible fósil formado en el seno de la Tierra como resultado de la transformación de materia orgánica acumulada en sedimentos durante millones de años. Según los científicos, los dinosaurios habitaron el planeta hace alrededor de 240 millones de años atrás, por lo que no sería difícil pensar de que una parte de ese líquido con el que alimentamos a nuestros automóviles pudiera contener algún resto de estos seres tan especiales.

placeholder Ilustración del pozo petrolífero Oil Well en Pensilvania, 1896. (iStock)
Ilustración del pozo petrolífero Oil Well en Pensilvania, 1896. (iStock)

"La explotación de Las Médulas comenzó en el 26 a.C., cuando el emperador Octavio Augusto necesitó fondos para su campaña contra las tribus del norte de la Península Ibérica"

Los persas, por su parte, llamaban 'mum' al petróleo y sus derivados; algo muy curioso si tenemos en cuenta que este término se asemeja mucho al actual de "momia" de los egipcios, que a su vez deriva de la palabra árabe 'mūmiyyah' que significa betún. ¿A qué nunca habías reparado en esta llamativa asociación etimológica entre las momias y el petróleo?

Los primeros 'frackers' del oro

A activistas medioambientales y demás críticos del 'fracking', que es el actual método hidráulico industrial por el que se extrae el oro negro de las más hondas profundidades terrestres, les gustará saber que no es un método relativamente nuevo o ideado por los actuales amos globales del dinero para agotar las reservas de combustible. Hay que remontarse a la época de los romanos, de emperadores avaros que, no contentos con amasar grandes fortunas y poderes sobre el resto de la plebe, idearon el 'ruina monium', destinado a obtener oro, plata y hierro del interior de la tierra.

"El actual paisaje de Las Médulas es la consecuencia de la extracción de unas 1.500 toneladas de oro"

No hace falta irse a la soleada Roma, capital del Imperio, para encontrar un ejemplo de este 'fracking' antiguo, pues el más inmediato y el más representativo lo tenemos en nuestro país, concretamente en la comarca del Bierzo, en el espectacular paisaje de Las Médulas. Así describía la hazaña de los mineros el propio Plinio el Viejo, quien fue procurador de la región en el año 74 d.C: "Lo que sucede va mucho más allá del trabajo de unos gigantes. Las montañas abarrotadas de pasillos y galerías a la luz de las lámparas que miden los turnos cada vez que se apagan. Durante meses, los mineros no pueden ver la luz del sol y muchos de ellos mueren dentro de los túneles. A este tipo de mina se le ha dado el nombre de 'ruina montium'. Las grietas que se hacen en las entradas de la piedra son tan peligrosas que sería más fácil encontrar perlas en el fondo del mar que hacer cicatrices a la roca. ¡Cuán peligrosa hemos hecho la Tierra!". Ni los enanos de la Tierra Media de Tolkien.

placeholder Una oquedad del interior de Las Médulas. (Wikipedia)
Una oquedad del interior de Las Médulas. (Wikipedia)

"La explotación de esta zona minera se llevó a cabo desde el 26 a.C., cuando el emperador Octavio Augusto necesitó fondos para su campaña contra las tribus del norte de la Península Ibérica", explica el historiador Javier Sanz en 'Historias de la Historia'. "Esta peligrosa técnica consistía en socavar varios túneles, no como en el 'fracking' que son dos, para luego hacer correr por ellos fuertes caudales de agua, provocando el desplome inmediato de la tierra, acción en la que a menudo perdían la vida muchos mineros. Como dato, el actual paisaje de Las Médulas es la consecuencia de la extracción de unas 1.500 toneladas de oro".

Aunque la técnica no estaba destinada a extraer petróleo como en la actualidad, sino materiales preciosos, cabe destacar esta ambición e inteligencia por parte de los romanos (también suicida, pues seguramente se perdieron montones de vidas) para cavar las profundidades de la tierra y alterar su geología. Ello no quiere decir que tampoco aprovecharan el petróleo, pues según el historiador R. J. Forbes en su libro 'Petroleum and Bitumen in Antiquity', este se explotaba sobre todo en la provincia de Dacia, actual Rumanía. Aun así, la principal fuente de suministro del Imperio se encontraba en la localidad de Agrigento, a pocos kilómetros de la capital romana, donde el historiador asegura que se filtraba en manantiales.

Puro chapapote

Al igual que "chocolate" o "tomate", la derivación de la palabra 'chapapote' tiene raíces precolombinos. "Chapapotli" es su origen etimológico, con la que fray Bernardino de Sahagún define por primera vez esta palabra en 'Historia general de las cosas de Nueva España': "Es un betún que sale del mar, y es como pez de Castilla, que fácilmente se deshace y el mar lo echa de sí, con las ondas, y esto ciertos y señalados días, conforme al creciente de la luna (...) Este 'chapapotli' es oloroso y preciado entre las mujeres, y cuando se echa en el fuego su olor se derrama lejos".

"En México, especie de asfalto; betún de Judea, abundante en diversas partes del territorio"

Luis Íñigo-Madrigal, historiador y experto en historia latinoamericana, define así el cambio lingüístico del término: "Del 'chapapotli' al 'chapapote' hay no solo cinco siglos de distancia, sino otras diferencias. Aquel, el de los indios de la Nueva España, estaba más cerca del vocablo chicle que del petróleo poco refinado y maloliente". Es precisamente la unión de dos palabras de la lengua náhuatl, hablada en los pueblos nativos del Anáhuac como los mexicas, de donde surge 'chapapote': "tzauctli' (pegamento) y 'popochili' (perfume), tal vez de ahí la apreciación antigua que hace Sahagún a su buen olor.

En su 'Diccionario general de Americanismos', el historiador Francisco J. Santamaría lo define así: "En México, especie de asfalto; betún de Judea, abundante en diversas partes del territorio. Llámase también chapapote, como en las Antillas, más cerca de su etimología. Los indios le usaban antiguamente como masticatorio. Sirve como combustible y, disuelto en aguarrás, para preparar una pintura propia del hierro", añadiendo una definición más simple y llana: "genéricamente, a veces, cualquier clase de alquitrán".

Foto: Retrato del rey Felipe III de España (Fuente: Wikimedia)

Uno de los mayores responsables de que se popularizara la palabra 'chapapote' en España para designar al petróleo es Benito Pérez Galdós, ya que la incluye en algunas de sus novelas más leídas como 'Trafalgar' (1873) o 'Fortunata y Jacinta' (1885-1887). Otra de las grandezas del escritor realista, que también es uno de los causantes de que un taco tan despectivo y malsonante como 'gilipollas' perdurara hasta nuestros días, como vimos en otro artículo.

Las ballenas y el petróleo: una tierna amistad

Uno de los autores actuales que más ha rastreado los orígenes del petróleo y su desarrollo en la era moderna, así como por qué tiene esa importancia geopolítica hoy en día, es el científico y analista político checo-canadiense Vaclav Smil. "El petróleo se conoce desde la antigüedad, aunque solo está documentado su uso para calentar los baños romanos de Asia Menor", asegura en su libro 'Energía y civilización. Una historia'. Como comentamos al inicio del artículo, empezó a usarse como combustible para iluminar. Al igual que ocurrió en la era moderna, ya que antes se usaba la grasa del esperma de las ballenas en las lámparas, la cual era muy difícil de conseguir.

El keroseno, un líquido muy inflamable derivado del petróleo, contribuyó a evitar la extinción de las ballenas a finales del siglo XIX

A medida que las ciudades fueron creciendo y, con ello las necesidades de iluminar los hogares, la demanda de este material orgánico fue creciendo, junto con las dificultades para conseguir la materia prima de las ballenas al tener que cazarlas. Además, había un problema, y es que cada vez quedaban menos. Alrededor de finales del siglo XIX, estos mamíferos marinos estaban extinguiéndose en los mares de Groenlandia. Otras especies, como la ballena gris, ya había sido extinguida del Atlántico, justo cuando ahora está regresando curiosamente por efecto del cambio climático.

"La extracción moderna del oro negro se vio favorecida por la búsqueda de un sistema de iluminación más barato que reemplazara a la cara y, cada vez más escasa, grasa procedente del esperma de las ballenas", narra Smil. "El keroseno, un líquido incoloro muy inflamable que se separa del crudo entre 150 y 275 grados centígrados, cumplía ese cometido y quizá haya contribuido a evitar la extinción de uno de los mamíferos más grandes del mundo". El primer pozo petrolero se pone en marcha en Estados Unidos en Pensilvania, año 1859.

Foto: Detalle de 'Nederlandse Spreekwoorden' ('Los proverbios flamencos' en español), por el pintor flamenco Peter Brueghel en 1559

A partir de entonces, la fiebre por la extracción de petróleo a escalas industriales se disparó. Aparecieron campos petrolíferos en California, México, Venezuela, Rusia, Indonesia, Oriente Medio... allí donde se descubría un yacimiento, por pequeño que fuera, se construía un pozo. Además, la industria se vio favorecida por el auge del automóvil a comienzos del siglo XX y la producción en cadena ideada por Henry Ford. Desde ese momento hasta ahora, toda nuestra economía es regulada por los precios de este combustible fósil y sus tensiones geopolíticas. Cómo se iba a imaginar aquel hombre babilonio que su hallazgo tendía una importancia tan capital incluso cientos de siglos después, en la era tecnológica.

Y Dios dijo a Noé: "Haz un arca de madera resinosa y recúbrela con brea por dentro y por fuera". Desde que el mundo es mundo, desde que inventamos la palabra escrita y desde que el mito se convirtió en el acceso de los primeros seres humanos a la interpretación de los fenómenos naturales, el petróleo ya estaba ahí. Un material relacionado con múltiples catástrofes naturales y que, por su utilidad, posee un marcado carácter geopolítico. Sin embargo, en tiempos antediluvianos (y nunca mejor dicho) había un hombre llamado Noé sobre el que recayó la tarea de resguardar a todas las especies animales y garantizar el futuro de la humanidad ante la cólera divina. Y para ello debía construir una enorme balsa, cuya impermeabilidad pasaba por recubrirla de brea, uno de los derivados de este combustible fósil.

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