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La mejor forma de decirle a tu jefe que estás hasta arriba y no puedes más con tanto trabajo
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La mejor forma de decirle a tu jefe que estás hasta arriba y no puedes más con tanto trabajo

Cuando sientes que lo das todo y no puedes más, a veces merece la pena echar el freno y hablar claramente con tu superior del agobio que estás sintiendo. ¿Cómo hacerlo bien?

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En muchas ocasiones, tal vez más de las que a todos nos gustaría, muchos empleados sienten que están al límite de sus fuerzas y no pueden más. Esto se traduce en sentirse quemados o minusvalorados por el trabajo que realizan. Además, con la llegada del teletrabajo o la fórmula mixta, al no estar frente al jefe, no hay una prueba empírica de que uno está siendo productivo, o como mínimo, ejecutando otras gestiones que ayudan al desempeño de las tareas.

Es por ello que lo más importante, en caso de sentirse agobiado, es ser claro y directo. Pero tampoco quejarse sin razón o a destiempo. Si además estás teletrabajando y tienes otras responsabilidades como el cuidado de los hijos, debes hacer que tu superior entienda que no puedes estar a todo. Antes de que tengas que pedir una baja por cansancio o ansiedad, lo mejor es que eches mano al freno con el consentimiento de tu jefe.

La clave está en demostrar que cumples con tu cometido y justificar por qué parar te vendría bien, tanto a ti como a la empresa

Por ello, a continuación van una serie de consejos propuestos desde la revista 'Fast & Company' para abordar esa temida declaración de que no puedes más y necesitas un descanso. Tampoco tiene que ser por ese motivo, pues puedes tener una charla informal en la que pongas en valor los esfuerzos que estás haciendo para seguir en la compañía y que estos se tengan en cuenta.

Toma nota en un papel

No puedes llamar al despacho y declararle que estás hasta arriba. Tienes que ser mucho más específico y pensar bien qué es lo que quieres decir. Para ello, deberás ser consciente de todo lo que tienes pendiente y lo que ya has resuelto, así como del tiempo estimado que te llevará hacerlo. A modo de lista, anota en un papel todos esos encargos que te quedan por realizar junto con los que ya has terminado. La clave está en demostrar que cumples con tu cometido. Y en caso de que estés muy cansado y necesites un poco de pausa, justificar por qué parar te vendría bien, tanto a ti como a la empresa.

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Por otro lado, parece que existe la percepción de que cuanto más tiempo le dedicas a una tarea mejor es el resultado que obtienes, y en ocasiones no es así. No todos los encargos se resuelven en poco o mucho tiempo, y también depende de lo motivado que estés o las múltiples revisiones que tengas que hacer antes de darlo por finalizado. Esto el jefe debe entenderlo, y si no, deberías explicárselo de la mejor forma posible. A lo mejor te desempeñarías mejor en otra área o realizando algún otro tipo de tareas.

Fechas de entrega, ritmos de trabajo...

Al darle información a tu jefe sobre cuánto tiempo tardarás más o menos en llevar a cabo una tarea le estás dando una estimación del esfuerzo empleado en ella. Lo que puede ocurrir es que él lo minusvalore, alegando que puedes hacer eso y más en menor tiempo. En ese caso, detállale cómo trabajas y la forma en la que te desempeñas. Por otro lado, muchas veces al trabajar en cadena dependes de otras personas para finalizar tu tarea. Esta puede ser una buena razón por la que quizás no te dé tiempo a cumplir con todo. Lo que no puedes hacer, evidentemente, es echar las culpas a otros.

Otra de las cosas que debes hacer antes de reunirte con tu jefe es establecer una lista de prioridades. Tal vez te encuentres atascado en una fase de la tarea que tampoco es muy esencial, teniendo luego que cumplir con otras que sí que tienen una fecha de entrega más próxima y te parecen más fáciles. En ese caso, deberás reorganizarte el tiempo para ser más productivo y repartir mejor tu lista de cosas pendientes. Aunque la última palabra la tenga tu superior, siempre puedes hacerle recomendaciones sobre cómo te gustaría distribuirte el trabajo a lo largo del día para estar más tranquilo y no entrar de nuevo en el agobio cotidiano.

En muchas ocasiones, tal vez más de las que a todos nos gustaría, muchos empleados sienten que están al límite de sus fuerzas y no pueden más. Esto se traduce en sentirse quemados o minusvalorados por el trabajo que realizan. Además, con la llegada del teletrabajo o la fórmula mixta, al no estar frente al jefe, no hay una prueba empírica de que uno está siendo productivo, o como mínimo, ejecutando otras gestiones que ayudan al desempeño de las tareas.

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