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Del Holi a Midsommar: las fiestas más raras del mundo
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Del Holi a Midsommar: las fiestas más raras del mundo

Ya sean para celebrar el triunfo del bien, atraer la buena suerte o desinhibirse haciéndose pasar por un monstruo, estos festivales no dejan indiferente a nadie

Foto: El krampus viene a por ti. (Imagen: REUTERS)
El krampus viene a por ti. (Imagen: REUTERS)

Quizá era por agradecer las cosechas o para celebrar un matrimonio, pero lo cierto es que la Edad Media fue un periodo particularmente creativo a la hora de elaborar fiestas, en parte gracias a la Iglesia, que combinó su calendario con los ritmos estacionales. Aunque ha llovido desde entonces, las fiestas siguen teniendo en nosotros el mismo efecto que tenían entonces en aquellos pobres ciudadanos medievales que vivían en un valle de lágrimas continuo: la desinhibición absoluta.

Muchas fiestas de estas, independientemente de su componente pagano o religioso, han llegado hasta nuestros días manteniendo la esencia de sus primeros días. Sean más antiguas o recientes, algunas de ellas son muy sorprendentes, no solo por lo que se celebra, sino por la manera de hacerlo y las curiosas historias que hay detrás de sus orígenes.

Midsommar

Aunque muchas personas conocen este festival por la inquietante película que le da nombre, dirigida por Ari Aster, lo cierto es que se basa en una festividad real del solsticio de verano que se celebra en Suecia. Es una de las fiestas más importantes del país, y las extrañas tradiciones que se ven en el filme no son del todo ficticias: el viernes la gente eleva un palo (o cruz de mayo) decorado con flores y las familias que tienen niños suelen ayudar a colocarlas. Después, se baila alrededor de dicho palo.

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La mayoría de la gente, aunque especialmente las mujeres, llevan una corona hecha de flores y hojas que simboliza la suerte. La tradición proviene de que en el pasado se solía decir que las flores y hojas que se recogían en Midsommar eran mágicas. Además, se beben grandes cantidades de alcohol.

Burning Man

Durante una semana, una ciudad emerge en medio del desierto, en Nevada (Estados Unidos). El primer lunes de septiembre, día del trabajo en el país, los propios participantes del festival Burning Man 'construyen' la 'ciudad' de Black Rock, donde vivirán durante siete días de manera anárquica. En el festival no se aceptan comercios ni marcas sino que se promueve la desmercantilización, así como la conciencia de que no debe tirarse nada y recogerse todo para no dejar rastro. Tampoco hay dinero, hay tiendas gratuitas y lo único que se vende es hielo.

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REUTERS.

Siguiendo el espíritu de los hippies de los 60, los participantes deben llevar su propia agua y comida para poder subsistir durante esa semana. El esfuerzo comunal es una máxima en un festival completamente inclusivo, donde todo el mundo está aceptado. El evento original nació en una playa de San Francisco en los 80, cuando un grupo de amigos celebró el solsticio de verano quemando una figura de madera. Al cobrar tanta fama, en los 90 se trasladó a Nevada. En 2018 falleció su creador, Larry Harvey, y en la actualidad debido al COVID se ha cancelado, pero quién sabe si en el futuro volverá con aún más fuerza.

Holi

El festival indio de los mil colores se ha globalizado y en los últimos años no ha sido raro poder participar en carreras donde terminabas, sin embargo la celebración en India y Nepal viene de lejos. La muchedumbre baila feliz mientras se arrojan polvos de colores que les mancharan todo el cuerpo. Antes, durante la noche del 'Holika Dahan' se enciende una hoguera para simbolizar la victoria del bien sobre el mal. Al día siguiente se lanzarán los polvos de colores o 'gulal'.

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EFE.

El festival Holi, al contrario que los sucedáneos que se celebran en otros países del mundo, tiene orígenes místicos que se funden con varias leyendas hindúes. Una de ellas es la historia de Radha y Krishna: el segundo le preguntó a su madre por qué él tenía la piel tan oscura y Radha tan blanca. Para evitar que sintiera celos, su madre propuso que le pintase el rostro de colores oscuros. Desde entonces, todos los enamorados siguen la tradición. Cada color refleja un concepto.

Noche del Krampus

La noche del 5 de diciembre, en Austria se celebra la Krampushact (noche del Krampus). La gente sale a las calles para conmemorar al popular demonio que secuestra a los niños, y pueden verse personas disfrazadas del mismo que participan en carreras. La tradición es que el Krampus recorre las casas ese día para dejar ramas en las habitaciones de los niños que se han portado mal como advertencia, antes de raptarlos.

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REUTERS

A la hora de la verdad, mucho no suele raptar, pero la tradición dice que cada año los niños buenos reciben regalos por parte de San Nicolás y los malos un trozo de carbón de Krampus (un poco como nosotros). Y por la noche los disfrazados se entretienen asustando a los transeúntes y persiguiéndolos con un palo.

Las linternas flotantes

En algunos países asiáticos se tiene la idea de que lanzar linternas flotantes atrae la buena suerte, y se suelen utilizar en algunas fiestas míticas como el Festival de la Luna en China, Corea o Vietnam. En Tailandia las celebraciones son particularmente impresionantes, y las linternas ya forman parte de muchos festivales. El de Loy Kratong, por ejemplo, se celebra coincidiendo con la luna llena del mes (generalmente) de noviembre. Es como comenzar una nueva etapa, y no faltan las luces y decoraciones en casas y templos.

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Los farolillos se hacen con papel de arroz y sujetos por un marco de bambú. Cuando se enciende la llama el aire caliente los eleva al cielo, creando un espectáculo de luz en contraste con la oscuridad de la noche maravilloso.

Quizá era por agradecer las cosechas o para celebrar un matrimonio, pero lo cierto es que la Edad Media fue un periodo particularmente creativo a la hora de elaborar fiestas, en parte gracias a la Iglesia, que combinó su calendario con los ritmos estacionales. Aunque ha llovido desde entonces, las fiestas siguen teniendo en nosotros el mismo efecto que tenían entonces en aquellos pobres ciudadanos medievales que vivían en un valle de lágrimas continuo: la desinhibición absoluta.

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