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¿Miedo a la oscuridad? Culpa a tu cerebro, no a los monstruos de debajo de la cama
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¿Miedo a la oscuridad? Culpa a tu cerebro, no a los monstruos de debajo de la cama

Un nuevo estudio destaca cómo la actividad cerebral cambia cuando estamos expuestos a la luz o a la oscuridad

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Es un miedo común en muchos niños, y algunos llegan a la edad adulta sintiendo el mismo cosquilleo desagradable en el estómago: el temor a la oscuridad es relativamente frecuente. De hecho, muchos pequeños tienen que dormir con algún tipo de luz, pues sumidos en el color negro de la noche parece que los miedos son más grandes y que los monstruos que viven debajo de la cama podrán atraparlos con mayor facilidad.

Sin embargo, los monstruos debajo de la cama no entienden de luces y no hay que culparlos a ellos de los miedos. En realidad, la ciencia tiene mucho más que decir en este temor a la oscuridad: la amígdala del cerebro es la región responsable de procesar las emociones y regular nuestra respuesta al miedo, y un nuevo estudio destaca cómo la actividad cerebral en esta región cambia cuando estamos expuestos a la luz y la oscuridad, informa 'Science Alert'.

La amígdala del cerebro es la región responsable de procesar las emociones y regular nuestra respuesta al miedo

Parece ser que la exposición a luz moderada produce una mayor supresión de la actividad de la amígdala que la luz tenue. Además, la presencia de luz parece fortalecer el vínculo entre la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial, otra parte del cerebro que está asociada con el control de nuestra sensación de miedo. En la investigación se analizaron escáneres cerebrales de resonancia magnética funcional de un total de 23 personas que habían estado expuestas a períodos de 30 segundos de iluminación tenue, moderada y a oscuridad. Estas exploraciones duraron alrededor de 30 minutos.

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Se demostró así que la iluminación moderada causa una 'reducción significativa' en la actividad de la amígdala, mientras que la iluminación tenue provoca una reducción menor. También hubo una mayor conectividad funcional entre la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial durante los momentos en que las luces estaban encendidas. En otras palabras, la luz mantiene o podría mantener en funcionamiento los centros de control del miedo de nuestro cerebro, aunque todavía (según fuentes del estudio) ase necesitan más datos para averiguar qué sucede, pero las desconexiones en estas áreas del cerebro se relacionaron anteriormente con la ansiedad.

Controlar la exposición a la luz podría ser una forma de abordar esta fobia en particular

La conexión entre la luz, la oscuridad y la actividad cerebral está bien establecida: los cambios en la luz nos ayudan a saber cuándo dormir, tienen un impacto en nuestros niveles de alerta y pueden afectar a nuestro estado de ánimo. Es posible entonces, que poder controlar la exposición a la luz (algo de lo que hemos sido capaces solo muy recientemente en nuestra historia evolutiva) podría ser una forma de abordar esta fobia en particular. Los tratamientos de fototerapia ya se utilizan ampliamente para algunas afecciones como la depresión, aunque los científicos no comprenden completamente cómo o por qué funcionan.

Pero la clave podría estar en las células ganglionares retinianas intrínsecamente fotosensibles, que captan la luz de los ojos y la transmiten a diferentes partes del cerebro. El siguiente paso es aprender más sobre cómo interactúan con la amígdala. "Se necesitará más trabajo para comprender la contribución única de diferentes subconjuntos de estas células y otros fororreceptores, tanto en los aspectos visuales como no visuales de las respuestas a la luz", escriben los investigadores.

Es un miedo común en muchos niños, y algunos llegan a la edad adulta sintiendo el mismo cosquilleo desagradable en el estómago: el temor a la oscuridad es relativamente frecuente. De hecho, muchos pequeños tienen que dormir con algún tipo de luz, pues sumidos en el color negro de la noche parece que los miedos son más grandes y que los monstruos que viven debajo de la cama podrán atraparlos con mayor facilidad.

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