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Breve historia de un árbol centenario
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Breve historia de un árbol centenario

Al pueblo vasco si se le entra bien es garantía de una fidelidad certificada y duradera. Así lo entendieron todos los monarcas castellanos. Viajamos en el tiempo en dirección a Guernica

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Lo que poseas, acabará poseyéndote y de ello serás siervo, por lo que sólo serás libre cuando tengas lo esencial; conocimiento.

Zenka.

Era el momento del siglo XIV. Las tradicionales visitas de cortesía por parte de los reyes castellanos al árbol que representaba las libertades vascas y probablemente una de las formas de democracia más antiguas de la humanidad, discurrían con naturalidad y aquel antiquísimo pacto de respeto mutuo entre los señores de Vizcaya y los monarcas de la meseta se habían convertido en una rutina mutua de cortesía y en un tranquilo foro de negocios, intercambio de regalos y tremebundas comilonas. Los 'vasquitos' ya apuntaban maneras.

En aquel entonces, la esquina norte de la península albergaba una forma de democracia horizontal muy sencilla y eficaz representada por los junteros que, a su vez eran los portavoces de las gentes que habitaban en las profundidades de los impenetrables valles de lo que es hoy el País Vasco.

Las gentes de este entorno tan cerrado y poco proclive a la sumisión tan habitual en las relaciones amo – vasallo, tan consustanciales a la época del medievo, habían desarrollado un elemental sistema de decisiones, parecido en parte al que los castellanos usaban en sus pagos y que darían en llamarse 'behetrias', fórmula de gobierno en las que labriegos, artesanos o cualquier hijo de vecino podía elegir al Señor que mejor trato les diera; solo que en el antiquísimo Pais Vasco no se daba esta relación vertical, sino que se delegaba en los mencionados junteros la responsabilidad de elevar al rey castellano los requerimientos, incertidumbres, temas resultantes de las inquietudes colectivas, etc. para someterlos a referéndum antes de exponérselos al Señor de Vizcaya y este a su vez, al monarca castellano.

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Para llegar a este “rendez vous”, los monarcas de la meseta habían de superar el famoso Árbol Malato. Los reyes castellanos tenían una precisa información oral sobre lo que había acontecido siglos atrás en lo que hoy podría ser el municipio de Arrigorriaga. Cuenta la leyenda, que el primogénito del rey de León, desobedeciendo a su progenitor, se extravió o hizo de su capa un sayo obviando las precisas instrucciones de su padre al respecto. Como quien no quiere la cosa, cruzó el límite delineado por el famoso árbol y los de la txapela le dieron un correctivo importante. El príncipe Jaun Zuria fue el brazo ejecutor que hizo reflexionar al lanzado mozalbete.

El mítico árbol hoy no existe, pero entonces delimitaba de forma clara a los caminantes una frontera psicológica muy precisa, por lo que nadie que pudiera venir con ideas atravesadas debía de cruzar esa zona mágica, so pena de llevarse unas cuantas collejas, pues la famosa txalaparta (hoy un instrumento musical muy apreciado en el País Vasco) ejercía la función de un arcaico teléfono –muy veloz para la época -que avisaba desde las cumbres de las montañas de cualquier agresión a aquella plácida comunidad de arrantzales y morroskos que ante cualquier amenaza se convertían en una piña.

Hay que destacar que la incorporación del País Vasco al Reino de Castilla, estuvo presidida en todo momento por una inteligencia y respeto envidiables por ambas partes. Los reyes castellanos sabían de las habilidades marineras de este pueblo encerrado en sí mismo, y en su periodo expansivo hacia los mercados Hanseáticos y Flamencos, necesitaban de las naves de alto bordo que los vascos manejaban con indudable habilidad.

placeholder Árbol de Guernica (Foto: iStock)
Árbol de Guernica (Foto: iStock)

Cuando el Señorío de Vizcaya se integró en el Reino de Castilla, los reyes de la meseta asumieron que desde la perspectiva de unas buenas relaciones diplomáticas, era saludable jurar los fueros vascos delante del roble centenario que estaba instalado con toda su enorme presencia y simbolismo en un discreto lar, que más tarde se convertiría en la Casa de Juntas de Guernica.

Al pueblo vasco si se le entra bien es garantía de una fidelidad certificada y duradera, así lo entendieron todos los monarcas castellanos que en un ejercicio de política pragmática mantuvieron esta relación saludable, complementaria y enriquecedora durante siglos. Todo cambió en el aciago año de 1936.

Desde que los reyes castellanos se entronizaron en la práctica del juramento ante el Árbol de Guernica allá por el siglo XIV, el primer árbol documentado para tales menesteres, el llamado Árbol Padre, a su vez matriz del resto de los árboles – aunque ocasionalmente fuera de manera putativa - las plagas y agresiones climatológicas han roto esa linealidad cronológica.

"Tras la muerte del Árbol Padre, vino otra centenaria presencia, la del Árbol Viejo, hoy presente en la memoria de los vascos en su templete adyacente a la Casa de Juntas"

Desde el año 1334, se han venido jurando los fueros de manera regular hasta la trágica noche oscura de 1936. La práctica totalidad de los coronados de Castilla Incluida Isabel la Católica y su egregio marido pasaron por el rito del juramento. Más recientemente, S.M el rey emérito hizo una visita de cortesía para jurar ante el Árbol de Guernica y presentar sus credenciales a la par que rendir homenaje a aquel juramento ancestral. El recibimiento fue un bochorno lamentable por la falta de cortesía de alguna de las partes en un momento tan solemne. Años más tarde, nuestro rey actual, S. M Felipe VI replicó esta ancestral visita con más éxito que su padre aunque tampoco exento de incidentes menores alejados en intensidad de los que afectaron a su padre.

Tras la muerte del Árbol Padre, vino otra centenaria presencia, la del Árbol Viejo, hoy presente en la memoria de los vascos en su templete adyacente a la Casa de Juntas.

Afortunadamente, los sucesivos junteros y actuales diputados del gobierno vasco han echado mano permanentemente del famoso robledal llamado "La Antigua" del que se han extraído algunos de los árboles centenarios, el último, el Árbol Joven o el Árbol Hijo. Este robledal es un lugar mágico que emite un halo de misterio y cuyos enigmáticos senderos transportan a las antiquísimas leyendas vascas; es algo que es percibido sin buscarlo.

"Un día de febrero de 1979, una milagrosa bellota de roble con una necesidad imperiosa de vivir y mimada con esmero en los bosques de Arratia dio por fin sus frutos"

El Árbol Hijo fue el testigo mudo de la enorme masacre padecida por la Villa de Guernica en 1937 en la que quiso la fortuna que aquel infierno desatado no alcanzara las esencias que representaba. Los carlistas que a la sazón combatían en el lado de los sublevados protegieron con sus vidas la tala que proponían los falangistas por entender estos, que aquel pequeño árbol encerraba el mal de nacionalismo cuando lo más cierto, era la representación que simbolizaba; una época mágica de respeto entre Castilla y el señorío de Vizcaya, el respeto entre dos interpretaciones de un mismo texto, y en definitiva, la esperanza y la concordia de una relación saludable entre seres que se reconocen como iguales.

Tras el fracaso que supuso la muerte del tercer árbol a manos de un hongo pelín cabroncete, dos apuestas adicionales siguieron el mismo camino. Finalmente y tras arduos intentos en la lucha contra la desazón, contratiempos varios e intervención de los caprichos de la naturaleza, al final de un invierno por recomendación del vivero que protege este legado, un día de febrero de 1979, una milagrosa bellota de roble con una necesidad imperiosa de vivir y mimada con esmero en los bosques de Arratia en una ubicación casi desconocida por el inmenso secretismo que la rodeaba, dio por fin sus frutos. Muy cerca, el tronco seco, el histórico y añejo tronco muerto, yace solemne bajo un espléndido templete lleno de memoria.

Dice el Tao algo así como “junto al árbol carcomido mil flores reverdecen “.El Árbol de Guernica es la perfecta representación de un modelo de quehacer atávico pero vigente, de cómo configurar una sociedad más justa a través del debate sano, una referencia que viste de luz la realidad ante otras formas políticas más mediocres pero no por ello menos ensalzadas, un símbolo en absoluto frentista, un mensaje de esperanza ante el deterioro de la convivencia.

También dice el Tao en el segundo verso del aforismo anterior…”junto al barco hundido mil veleros se pasean “…

El Árbol de Guernica es la manifestación de la voluntad de un pueblo con costumbres ancestrales y probablemente y antes que la Grecia Clásica, un modelo democrático de referencia.

España es una caja de sorpresas. El Árbol de Guernica, una llave.

Lo que poseas, acabará poseyéndote y de ello serás siervo, por lo que sólo serás libre cuando tengas lo esencial; conocimiento.

Rey Felipe VI León Vizcaya
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