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Muere Carlos Matallanas, futbolista, periodista y una de las caras visibles de la ELA
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“NO HAY MINUTOS DE LA BASURA”

Muere Carlos Matallanas, futbolista, periodista y una de las caras visibles de la ELA

El periodista de El Confidencial ha fallecido a los 39 años. Fue diagnosticado con la enfermedad en el verano de 2014 y obtuvo la medalla a la Real Orden del Mérito Deportivo

Foto: Nuestro compañero Carlos Matallanas. (Whitepress)
Nuestro compañero Carlos Matallanas. (Whitepress)

Él decía que ya le había ganado la partida a la enfermedad, porque había superado la esperanza de vida media de los enfermos de ELA, unos cuatro años. Hoy, casi siete después de su diagnóstico, Carlos Matallanas ha fallecido a causa de una enfermedad que afecta a unas 3.000 personas en España y que cada año suma 900 casos más. Carlos fue una de las caras visibles que ayudó, en el verano del ‘ice bucket challenge’, a que la sociedad española conociese mejor una enfermedad que hasta entonces había pasado desapercibida. Carlos fue uno de los embajadores de FUNDELA.

Matallanas fue futbolista y periodista de deportes, y uno de los compañeros más queridos de la redacción de El Confidencial, que sigue conservando una imagen suya vestido de corto en las paredes de la oficina. Acababa de publicar su testamento vital, ‘La vida es un juego. Estrategia para Mario y Blanca’, que, destinado a sus sobrinos Mario y Blanca (real e imaginada), proporciona una serie de enseñanzas vitales a través del fútbol que tanto amaba y al que siguió relacionado hasta su último momento como parte del equipo técnico de clubs como el Fuenlabrada o la Agrupación Deportiva Alcorcón. A lo largo de su carrera deportiva, jugó en equipos como Alcobendas, Puerta Bonita, Rayo Mahadonda, Moscardó o el Racing Portuense y la UD Roteña.

Foto: Carlos Matallanas, en su cama del Puerto de Santa María Opinión
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“No me rendí, arrojar la toalla nunca ha estado en mis planes. ¿Me escucháis bien? No me he rendido. Ni lo voy a hacer. Y gracias a ello os he podido decir aquí tantas cosas acerca del juego más maravilloso jamás inventado”, escribía en las páginas finales de su libro. “Al menos, yo he conseguido superar la esperanza de vida que me dieron en aquel fatal diagnóstico de 2014”.

Los últimos años de la vida de Carlos no fueron fáciles, como nos explicó su propio hermano Javier en las páginas de este periódico. En enero de 2015, se le puso una sonda para alimentarse por el estómago y, en 2016, le practicaron una traqueotomía para respirar. Cinco personas le cuidaban, con la ayuda de su madre, y la asistencia de dos fisioterapeutas y un logopeda. Una carga económica que también reflejaba en sus columnas, en las que reivindicaba una y otra vez que las administraciones no se olvidasen de él ni de los que se encontraban en la misma situación. Desde ‘Mi batalla contra la ELA’, su columna en El Confidencial, dio voz, rostro y sonrisa a una de las enfermedades más devastadoras. Sus columnas fueron recopiladas en un libro editado por este periódico.

"Mientras resisto inmóvil la batalla, algo habrá que ir haciendo"

En 2015, esta labor le hizo merecedor de la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo, que recogió en la redacción de este periódico de manos de Miguel Calderón y acompañado de alguno de sus grandes amigos como el futbolista Fernando Torres. “Yo, como en la Grecia clásica, estoy convencido de que el deporte es educación, y el deporte es cultura”, explicó en aquella ocasión. “Y, como tal, debe ser cuidado y fomentado por aquella sociedad que aspire a mejorar y a ser más justa y feliz”. Junto a Torres publicó en 2017 ‘¿Quién dijo rendirse?’, escrito por José Antonio Martínez Otín.

A pesar de todas las dificultades, siguió trabajando y soñando con el fútbol, aunque desde el otro lado de la línea de cal: “Como, mientras resisto inmóvil la batalla, algo habrá que ir haciendo, sigo lo más cerca del fútbol que me es posible. Y es muy cerca. Sigo compitiendo dentro de un club”, escribía en su último libro. Por eso, siempre dijo que no había minutos de la basura. “Jamás”.

Él decía que ya le había ganado la partida a la enfermedad, porque había superado la esperanza de vida media de los enfermos de ELA, unos cuatro años. Hoy, casi siete después de su diagnóstico, Carlos Matallanas ha fallecido a causa de una enfermedad que afecta a unas 3.000 personas en España y que cada año suma 900 casos más. Carlos fue una de las caras visibles que ayudó, en el verano del ‘ice bucket challenge’, a que la sociedad española conociese mejor una enfermedad que hasta entonces había pasado desapercibida. Carlos fue uno de los embajadores de FUNDELA.

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