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La mantis religiosa que ya no pierde la cabeza ante la hembra durante el sexo
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La mantis religiosa que ya no pierde la cabeza ante la hembra durante el sexo

Al macho de la especie le espera un duro final durante la cópula, con el fin de asegurar la supervivencia de la especie. Sin embargo, la mantis Springbok es diferente

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Las mantis religiosas son una de las criaturas más extrañas y fascinantes que pueblan la Tierra. La historia de cómo copulan es conocida por todos, quizá por el ritual sangriento y aterrador al que se ven sometidos los machos de la especie: les espera un duro final, pues cuando tiene relaciones con la hembra acaba perdiendo la cabeza, y no de manera metafórica. Esta tiene la desagradable costumbre de devorar al macho tras el sexo, una suerte de canibalismo sexual que lleva a que las cosas se salgan un poco de madre.

No es fácil ser una mantis religiosa macho, teniendo en cuenta el destino que las espera. Corteja a su dama y después aguanta el bocado mortal, pues esta no le robará el corazón pero sí le arrancará la cabeza. Al hacerlo, ayuda a alimentar a sus futuras crías, por lo que en parte está ayudando a que la especie sobreviva, pero, ¿y si se rebelaran contra todo esto y decidieran que ya no quieren continuar pasando por el aro de estas 'femme fatale' del reino animal?

Bajo la amenaza del ataque caníbal, los machos intentan someter a las hembras inmovilizándolas en luchas violentas

Así sucede con la mantis religiosa Springbok. "Los machos juegan a la ruleta rusa siempre que se encuentran con hembras", explica Nathan Burke, etomólogo de la Universidad de Ackland y experto en estos rituales de apareamiento. Es difícil culpar a las mantis masculinas que extreman la precaución al acercarse a una posible pareja (haciéndolo sigilosamente por detrás o distrayéndola), sin embargo, la Springbok tiene una estrategia diferente, según informa el etomólogo en un informe publicado en 'Biology Letters'.

"Bajo la amenaza del ataque caníbal, los machos intentan someter a las hembras inmovilizándolas en luchas violentas", explica Burke. Los machos que ganan esa pelea contra sus 'amantes' tienen muchas más posibilidades de consumar la relación, "lo que sugiere que la lucha es tanto una táctica de apareamiento como una táctica de supervivencia", señala. La clave de vencer es, como sucede en cualquier pelea que se precie, dar el primer golpe.

La mantis Springbok, también conocida como 'Miomantis caffra', es nativa del sur de África pero se ha extendido a Nueva Zelanda, el sur de Europa y California

Si el macho es más rápido en el tirón y agarraba a la hembra con sus patas delanteras, tiene un 78% de posibilidades de escapar ileso. En caso de que sea ella la que le agarre primero, probablemente acabe siendo devorado. "Lo que me sorprendió fue descubrir que ellos también hieren a las hembras en el apareamiento, algo muy raro en las mantis religiosas", apunta Burke. La mantis Springbok, también conocida como 'Miomantis caffra', es nativa del sur de África pero se ha extendido a Nueva Zelanda, el sur de Europa y California.

Las mantis religiosas son una de las criaturas más extrañas y fascinantes que pueblan la Tierra. La historia de cómo copulan es conocida por todos, quizá por el ritual sangriento y aterrador al que se ven sometidos los machos de la especie: les espera un duro final, pues cuando tiene relaciones con la hembra acaba perdiendo la cabeza, y no de manera metafórica. Esta tiene la desagradable costumbre de devorar al macho tras el sexo, una suerte de canibalismo sexual que lleva a que las cosas se salgan un poco de madre.

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