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¿Son más felices los egipcios que los finlandeses? La culpa es del color del sol
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el amarillo y la felicidad

¿Son más felices los egipcios que los finlandeses? La culpa es del color del sol

El estudio de las asociaciones de color-emoción las relaciona con factores culturales y lingüisticos. El clima y la geografía también juegan un papel fundamental en todo esto

Foto: Fuente: iStock.
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Quizá es porque los españoles venimos de un pueblo mayoritariamente soleado (excepto en el norte o cuando pasa Filomena), pero las personas que suelen irse a vivir una temporada a zonas más frías e inhóspitas de Europa suelen coincidir siempre en que lo que más echan de menos es el sol. No se les puede culpar, al fin y al cabo los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina, hormona que ayuda a definir los ciclos de sueño, y nos hace sentir mejor.

Es un hecho que los colores cambian nuestro estado de ánimo: se dice que las habitaciones con paredes rosas inhiben la agresividad y que el color verde alivia el estrés en entornos hospitalarios. Si pensamos en el color del amor quizá nos vengan a la cabeza el rojo y para la tristeza, el azul (al fin y al cabo, cuando en inglés quieres expresar que te sientes un poco deprimido puedes decir 'I feel blue', o, 'me siento azul'). ¿Son los colores tan importantes para nuestro estado de ánimo?

La conclusión tras el estudio fue que los participantes calificaban el amarillo como más alegre si vivían en un país lluvioso o más alejado del ecuador

En una publicación realizada en la Universidad de Lausana en Suiza se examinaron las combinaciones de colores y emociones en 30 países. Se descubrió así que en todos los países el negro se asociaba con la tristeza, mientras que el rojo con el amor o la ira y el amarillo con la alegría, informa 'Psychology Today'. Intrigados por esta relación entre el amarillo y la alegría, llevaron a cabo un estudio separado que quería investigar el impacto del clima y la geografía en la felicidad de aquellas personas que asocian ese color con el sentimiento de dicha.

Para ello usaron una muestra con 6.625 participantes de 55 países de todos los continentes, con edades comprendidas entre 16 y 87 años. Utilizaron un dispositivo de emoción llamado 'Geneva Emotion Wheel' para indicar el grado con el que asociaban una sensación de alegría y el color amarillo en una escala del 0 (sin asociación en absoluto) a 5 (fuerte vínculo entre amarillo y felicidad). Sorprendentemente, la investigación descubrió que aproximadamente la mitad de los participantes asociaban el amarillo con la alegría, pero esto cambiaba mucho en función de la nación: en Egipto solo el 6% de los participantes hicieron la asociación, mientras que en Finlandia el número fue muy superior: un 88%.

En Egipto solo el 6% de los participantes hicieron la asociación, mientras que en Finlandia el número fue muy superior: un 88%

La conclusión tras el estudio fue que los participantes calificaban el amarillo como más alegre si vivían en un país lluvioso o más alejado del ecuador. Era poco probable que las personas del norte de África (Argelia y Egipto) o Medio Oriente (Arabia Saudita e Irán) asociaran ese color con el sentimiento de felicidad. Sin embargo, los que provenían de la Europa nórdica (Estonia, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) eran más propensos a establecer la asociación, puesto que viven en lugares con climas húmedos y con muchos días nublados y para ellos el sol es un bien preciado.

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Hubo algunas excepciones al patrón general: Australia, por ejemplo, país seco y bañado por el sol, ubicado cerca del Ecuador, también contó con dos tercios de participantes que asociaban el amarillo con la alegría (los científicos lo atribuyeron a que la mayoría vive cerca de la costa y asociaban el sol con la natación o el surf). Pero, en general, la mayoría de los investigadores que estudian las asociaciones de color-emoción las relacionan con factores culturales, lingüisticos y creen que el clima y la geografía también pueden jugar un papel importante, quizás porque el color amarillo del sol porque su luz calienta la piel, hace que los colores sean más brillantes o porque las personas suelen hacer cosas más divertidas al aire libre en un día soleado. Eso explicaría porque en el norte de Europa el sol es más 'divertido', porque cuando sale la gente se esfuerza por hacer cosas divertidas, ya que no es muy frecuente.

Sin embargo, más días de sol no tiene por qué significar forzosamente mayor felicidad. Tampoco hay que olvidar que las listas de países más felices del mundo las suelen encabezar justamente esos países del norte de Europa que están acostumbrados a los días nublados: Dinamarca, Noruega, Bélgica o Islandia. Quizá porque, como dicen los daneses el secreto de la felicidad se relaciona con la buena compañía y saber apreciar el momento, y eso pesa más que los días soleados.

Quizá es porque los españoles venimos de un pueblo mayoritariamente soleado (excepto en el norte o cuando pasa Filomena), pero las personas que suelen irse a vivir una temporada a zonas más frías e inhóspitas de Europa suelen coincidir siempre en que lo que más echan de menos es el sol. No se les puede culpar, al fin y al cabo los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina, hormona que ayuda a definir los ciclos de sueño, y nos hace sentir mejor.