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Por qué cada vez hay más personas alérgicas a todo tipo de alimentos
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ANAFILAXIS EN EL SIGLO XXI

Por qué cada vez hay más personas alérgicas a todo tipo de alimentos

En las últimas décadas el número de asistencias sanitarias por shock anafilático se ha disparado. ¿A qué se debe? Los científicos apuntan a distintas razones

Foto: Foto: iStock.
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Sufrir alergia a ciertos tipos de comida comporta una serie de consecuencias para la vida de quien lo sufre nada desdeñables. Incluso aunque solo sea una pequeña cantidad, el alérgico se expone a síntomas que van desde el picor, la hinchazón de ciertas partes de su cuerpo o dolores de estómago. Pero hay efectos mucho más graves en el organismo: la anafilaxis, el shock que se produce en ciertos órganos tras estar en contacto con aquello a lo que se es alérgico, puede llevar a la muerte al paciente si no se trata con premura.

Mareos, vómitos, disminución del pulso cardíaco y cierre de las vías respiratorias son algunos de los efectos que pueden conducir a este shock anafiláctico. Lo más sorprendente es que a pesar de todos los avances médicos y científicos que ha habido en las últimas décadas, cada vez son más las personas que sufren algún tipo de intolerancia a ciertos alimentos o medicamentos. Y además, hay un número mayor de ellas que sufren una anafilaxis. Una gran revisión de estudios reflejó que hubo un crecimiento exponencial de casos en Estados Unidos, Australia y Europa en esta última década.

"Antes, la gente solo tenía alergia a alimentos clásicos, como los mariscos, la leche o las nueces. Ahora, se ha expandido el abanico de productos"

¿A qué se debe esta gran afluencia de casos? Una de las teorías que se barajan es que nunca antes en la historia hemos sido tan conscientes y conocedores de todo tipo de alergias alimentarias. Sin embargo, a la hora de la verdad son muchas las personas que creen tener algún tipo de alergia a un alimento cuando no es así, como informa un interesante artículo de la 'BBC' sobre el tema. Además, el proceso de diagnóstico es largo y difícil, ya que necesita administrar al sujeto una pequeña cantidad de comida en un entorno clínicamente seguro y requiere mucho tiempo.

"Las tasas de alergia alimentaria han aumentado alrededor de un 3% entre toda la población mundial desde 1960, y en 2018 llegaron al 7%", afirma Kari Nadeau, experto en la materia de la Universidad de Stanford, al medio británico. Pero no solo el número de pacientes ha crecido, sino que también el abanico de alimentos a los que son intolerantes. "Antiguamente, hace décadas, la gente solo tenía alergia a alimentos clásicos, como los mariscos, la leche o las nueces", asevera por su parte Ben Embarek, quien trabaja para la Red Internacional de Autoridades de Seguridad Alimentaria de la OMS. "Ahora, se ha expandido a muchos más productos".

¿La higiene?

Una de las hipótesis que se barajan es la de "la higiene", la cual viene a decir que cuanto más 'limpios' estemos, más probabilidad tendremos de contraer algún tipo de alergia. Esta idea le surgió al epidemiólogo David Strachan tras estudiar que los niños con hermanos mayores tenían menos probabilidades de sufrir la fiebre del heno o eccemas en la piel. "Durante el siglo pasado", escribió en su libro 'The Hygiene Hypothesis' 1989, "la disminución del tamaño de la familia, las mejores condiciones del hogar y la subida de los estándares de higiene personal han reducido la oportunidad de sufrir una infección cruzada entre familias jóvenes".

"Tanto la escasez como el exceso de vitamina D en el cuerpo humano es problemático"

Pero son muchos los científicos que no están de acuerdo con la teoría de Strachan, aduciendo que una de las cosas más importantes para protegerse contra las enfermedades es precisamente la higiene. De ahí que haya recientes investigaciones que respalden teorías que aluden a la microbiota o las bacterias que pueblan nuestro intestino, ya que de algún modo estos son los encargados de "educar" al sistema inmune para que cuando quede infectado por un agente patógeno, lo reconozca y proceda a eliminarlo.

"La microbiota humana está cambiando de forma lenta", asegura Graham Rook, un profesor emérito de microbiología en el University College de Londres. "Nuestras casas modernas, con su madera tratada y sus placas de yeso, por ejemplo, nos protegen de los microorganismos de antaño, que ayudaron a responder a nuestro sistema inmune. Esta es la razón, por ejemplo, de que cuantos más antibióticos se le administren a un niño, más probabilidad hay de que de mayor contraiga una alergia alimentaria, ya que al fin y al cabo estos fármacos destruyen las bacterias saludables que pueblan nuestro intestino.

Foto: La alergia nos ataca principalmente en primavera. (Corbis)

Otro factor que la 'BBC' menciona es que carecemos de vitamina D por el hecho de pasar más tiempo en espacios interiores que hace años. Esta vitamina juega un papel muy importante en el desarrollo de mecanismos inmunorreguladores. Hay muchísimos estudios que corroboran y desmienten esta teoría. Incluso que las cantidades altas de vitamina D en el cuerpo hacen que este sea más preponderante a desarrollar algún tipo de alergia. "Tanto la escasez como el exceso de esta sustancia es problemático", concluye Nadeau en su libro.

Sea como sea, el aumento de las alergias alimentarias sigue siendo un misterio que preocupa a los científicos. En una época en la que también existe una pandemia como la de coronavirus, cabe preguntarse si nuestro cuerpo y la manera de relacionarse con el entorno ha cambiado tanto que de algún modo sea más vulnerable o esté más predispuesto a enfermar. Si desafortunadamente eres una persona que sufre de alergias, los tratamientos con inmunoterapia dan resultados bastantes prometedores. Es más, para muchas personas esto marca la diferencia entre la vida y la muerte.

Sufrir alergia a ciertos tipos de comida comporta una serie de consecuencias para la vida de quien lo sufre nada desdeñables. Incluso aunque solo sea una pequeña cantidad, el alérgico se expone a síntomas que van desde el picor, la hinchazón de ciertas partes de su cuerpo o dolores de estómago. Pero hay efectos mucho más graves en el organismo: la anafilaxis, el shock que se produce en ciertos órganos tras estar en contacto con aquello a lo que se es alérgico, puede llevar a la muerte al paciente si no se trata con premura.

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