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¿Por qué las uñas siguen creciendo hasta el día de nuestra muerte?
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¿Por qué las uñas siguen creciendo hasta el día de nuestra muerte?

¿Y después siguen haciéndolo? Míratelas un momento, probablemente no te lo has cuestionado nunca, pero tienen una historia fascinante detrás que no imaginabas

Foto: Foto: iStock.
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Tanto si las tienes largas y pintadas como las de Rosalía o si te las comes hasta el punto de que solo te quedan muñones, las uñas tienen un propósito evolutivo mayor del que podrías pensar. Es bastante curioso, a las 20 semanas de gestación, cuando nos encontramos en el útero materno, comienzan a brotar estas pequeñas y duras formaciones de células que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. En el pasado se usaban frecuentemente como herramienta de diagnóstico de diversas enfermedades.

Si lo pensamos, todos los animales tienen uñas. Desde garras a pezuñas. Pero lo cierto es que no solemos preguntarnos por qué las tenemos o por qué crecen, aunque seguro que alguna vez has escuchado la leyenda urbana de que, cuando morimos, siguen creciéndonos. No es cierto, pero llama la atención pensar en esa parte de nuestro cuerpo que, en principio, parece no servir para nada más que para rascarnos cuando nos pica.

Cosa de células

"Las uñas están hechas de una sustancia dura y muerta llamada queratina, el mismo material que conforma el cabello. Pero las uñas en realidad comienzan como células vivas", explica el experto John Borths en 'Live Science'. "Detrás de las cutículas en los dedos de las manos y los pies, justo debajo de la piel, una estructura llamada 'raíz' produce esas células vivas que se forman para formar la uña. También conocida como la matriz, este pequeño bolsillo de carne se conecta a los vasos sanguíneos, que suministran a la uña los nutrientes que necesita para crear nuevas células"

Las uñas de las manos crecen a una velocidad aproximada de 3 milímetros al mes, y necesitan glucosa para hacerlo

¿Por qué es una leyenda que las uñas crezcan después de nuestra muerte? Lo cierto es que puede parecerlo, pero no es verdad. Después de la muerte el cuerpo se deshidrata y la piel se contrae, por lo que parece que crecen, pero en realidad necesitan glucosa para hacerlo. Sin ella, una vez fallecemos, no es posible que continúen haciéndolo. La frase del cómico Johnny Carson: "Durante los tres días posteriores a la muerte el cabello y las uñas siguen creciendo pero las llamas telefónicas disminuyen", aunque divertida es poco científica.

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Pero cuando estamos vivos la historia es diferente. A medida que las células de queratina se forman en la raíz son empujadas lentamente hacia delante por otras células recien formadas que luchan por el espacio detrás de ellas. Crecen aproximadamente a una velocidad de 3 milímetros al mes (si son las de las manos). Pero aunque entendamos por qué crecen, es decir, por esas células en continuo nacimiento que nos demuestran que estamos vivos, es normal que nos aceche otra pregunta: ¿Por qué evolucionamos y las tenemos? ¿De verdas son tan importantes?

Para adaptarse a trepar por los árboles y coger los alimentos de las ramas, nuestros antepasados tuvieron que desarrollar las uñas

Nuestros antepasados, los primates, son los culpables de ello. Tenemos los dedos así porque se adaptaron a la vida en los árboles, por lo que sus manos y dedos evolucionaron para que pudieran agarrarse a los árboles. Las uñas entran en esta ecuación, mejoraron el agarre de nuestros ancestros y les permitieron moverse con más confianza a través de las ramas. Y no solo eso, los investigadores sostienen que a la hora de buscar comida también fueron útiles para poder agarrar y alcanzar los alimentos que se encuentran en las copas de los árboles.

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Además también tienen una función protectora: son escudos en miniatura que cubren las zonas expuestas de nuestros dedos de los pies y las manos. Cuando bajamos de los árboles (si no nosotros, sí nuestros antepasados) y comenzamos a caminar, requerimos usarlas para adquirir la destreza y la sensibilidad necesarias que nos permitieron elaborar, manipular y usar herramientas.

"¿Cuál es el verdadero beneficio de tener uñas que crecen y que, sin embargo, no están hechas de un esmalte tan resistente como el de los dientes?" señala Borth. "Su crecmiento es un proceso que consume muchos recursos porque absorbe nutrientes que de otra manera podrían desviarse hacia otras partes del cuerpo, sin embargo, que crezcan con tanta rapidez es necesario, porque si se produce un trauma o daño se arregla muy rápidamente". La próxima vez que tengas que cortarte las uñas piensa por tanto en todo ese proceso evolutivo que hay detrás y cómo nos vincula con nuestros antepasados.

Tanto si las tienes largas y pintadas como las de Rosalía o si te las comes hasta el punto de que solo te quedan muñones, las uñas tienen un propósito evolutivo mayor del que podrías pensar. Es bastante curioso, a las 20 semanas de gestación, cuando nos encontramos en el útero materno, comienzan a brotar estas pequeñas y duras formaciones de células que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. En el pasado se usaban frecuentemente como herramienta de diagnóstico de diversas enfermedades.

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