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El peor dolor de espalda de la quiropráctica: "No somos como los homeópatas"
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El peor dolor de espalda de la quiropráctica: "No somos como los homeópatas"

Reinvindicarse como profesionales sanitarios se ha convertido en el mayor dolor de espalda para algunos de los que intentan curar este problema: los quiroprácticos

Foto: Los dolores de espalda nos complican mucho nuestra vida diaria. (iStock)
Los dolores de espalda nos complican mucho nuestra vida diaria. (iStock)

El día en que el ser humano se pusó de pie, comenzó a dolerle la espalda. Bueno, quizás no el primer día, pero probablemente nuestros antepasados no tardaran mucho en soltar un gruñido aquejados de algún dolor lumbar. Desde hace años, las molestias en esta zona del cuerpo afectan a gran parte de la población. Y dado que el hombre lleva siglos aquejado por este dolor, también ha habido gente tratando de darle solución. Pero reinvindicarse como profesionales sanitarios se ha convertido en el mayor dolor de espalda para algunos de los que intentan curar estos problemas: los quiroprácticos.

La última vez que se reinvindicaron fue por carta. Iba dirigida a dos ministerios: el de Sanidad y el de Ciencia y Universidades. Las misivas las firmaba Carlos Gevers, presidente de la Asociación Española de Quiropráctica. En el caso de la carta a María Luisa Carcedo, en ella pedía que su profesión no se estuviera incluida en ese futuro borrador del 'Plan Nacional contra las pseudoterapias' que está redactando el ministerio de Sanidad y que todavía no ha visto la luz, aunque ya se especula sobre las terapias que incluirá.

Foto: La ministra de Sanidad María Luisa Carcedo y el de Ciencia, Pedro Duque, antes de la presentación del plan (Zipi / EFE)

Gevers explica que a la hora de elaborar este plan, en Sanidad se manejan listados de asociaciones que son escépticos con la quiropráctica: "Nosotros hemos entregado evidencias científicas a Sanidad -puede leerlas aquí-", con las que tratan de convencer de que la "quiropráctica no es homeopatía para la espalda".

Para sus profesionales, la quiropráctica es una “profesión sanitaria”, y para sus detractores, una “pseudociencia”– lo que resumen bien la controvertida situación de esta clase de terapias en nuestro país, donde no tienen ninguna clase de reconocimiento oficial y la reuglación es nula.

En España casi no hay quiroprácticos 'titulados' y de los que hay, ninguno está reconocido de manera oficial por ninguna universidad. Gevers, sin embargo, quiere matizar que existen dos títulos propios en nuestro país que les homologa a nivel europeo con otros países de fuera y dentro del viejo continente en los que su profesión sí está regulada dentro de la sanidad, como son Francia o Suiza, "países que usamos de referencia siempre cuando nos viene bien", critica.

"Nosotros regulamos la profesión para evitar que haya intrusismo y que una persona pueda ponerse en manos de alguien que se haga llamar quiropráctico y en realidad solo tenga una semana de formación online", explica. En concreto, la formación que se oferta en nuestro país y a la que se refiere Gevers es un curso de cinco años (correspondiente a 300 ECTS según el plan Bolonia) y que puede estudiarse en centros adscritos a la Universidad Complutense de Madrid y la Pompeu Fabra de Barcelona.

El último gran mazazo en la profesión lo han recibido de uno de los ministros del Gobierno. En concreto de Pedro Duque, ministro de Ciencia y Universidades, quien ahora se ha convertido en un enemigo cuando antes era un aliado de la quiropráctica.

placeholder Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. (EFE)
Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. (EFE)

“Leo con cierta sorpresa que ha habido verdaderas guerras corporativistas entre los médicos y los quiroprácticos. Lo que yo pensaba que era una rama imprescindible de la medicina resulta que en realidad es una carrera aparte que solamente en pocos países está ya reconocida por los autoridades sanitarias. Me parece una barbaridad que haya países del mundo en donde no se permita a la gente disfrutar de un tratamiento rápido y efectivo contra dolencias típicas de la persona sedentaria, como son ciertos dolores de espalda”. Estas palabras las escribía en el prólogo del libro 'Quiropráctica' de David Chapman-Smith, editado en España en 2004, tal y como publicó Héctor G. Barnés en este diario hace unos meses.

Sin embargo, en una entrevista publicada recientemente en 'El País', el ministro de Ciencia decía lo siguiente: "He cambiado totalmente de opinión. Mi madre era muy entusiasta de esto. Lo que hice fue contar que en mi experiencia sí que valía. Han pasado 14 años, he hablado con mucha más gente desde entonces y hace muchos años que sé que todos los beneficios que yo veía se obtienen mejor yendo al fisioterapeuta. No había leído lo suficiente sobre ello. Por eso hay que explicar bien estas cosas a la gente.

En su última carta al ministro, Gevers le mostraba su sorpresa ante estas declaraciones depués de haber "estado durante años apoyando la quiropráctica". De hecho, explica que antes de esta misiva enviaron otra con la que consiguieron reunirse con José Manuel Pingarrón, secretario general de Universidades, "pero él como secretario nos habló de las formas de lograr el título, que dijo que se veía difícil pero que no era imposible". Todo queda en manos de Duque y Carcedo.

El día en que el ser humano se pusó de pie, comenzó a dolerle la espalda. Bueno, quizás no el primer día, pero probablemente nuestros antepasados no tardaran mucho en soltar un gruñido aquejados de algún dolor lumbar. Desde hace años, las molestias en esta zona del cuerpo afectan a gran parte de la población. Y dado que el hombre lleva siglos aquejado por este dolor, también ha habido gente tratando de darle solución. Pero reinvindicarse como profesionales sanitarios se ha convertido en el mayor dolor de espalda para algunos de los que intentan curar estos problemas: los quiroprácticos.